Epifanía del Señor – Ciclo B (Mateo 2, 1-12) – 8 de enero de 2012

“Cuando los sabios vieron la estrella, se alegraron mucho”

Es popular el relato de los magos/sabios o astrónomos que seguían a una estrella que les guía hasta encontrar al Salvador.

Celebramos la fiesta de la epifanía, manifestación del Señor, el símbolo es la luz.

Aunque en este cielo “pansa de burro” esporádicamente contemplamos las estrellas, en las zonas altas de nuestro país se tiene una mirada maravillosa del cielo lleno de estrellas.

De niño solía jugar a encontrar las diferentes figuras tejidas por las estrellas. En el Qoricancha, templo del Sol en el Cuzco hay un mural con las supuestas figuras que los incas identificaban.

El identificar la estrella ya es un reto emocionante. El reto más comprometedor es el dejarse guiar. Dicen, que cada uno nace con una estrella, a Abraham el mismo Dios le prometió una descendencia como las estrellas del cielo.

Las estrellas han guiado a la agricultura, el camino, la fertilidad, incluso algunos estados de ánimos. Esto que inició religioso se está convirtiendo en algo mágico. Pues estamos frente a dos misterios aptos para astronautas, para Dios y para quienes quieren seguir el ejemplo de los magos y dejarse guiar al encuentro con el Salvador.

La gran alegría que conlleva encontrar la luz. La verdad, el camino, la vida se nos manifiesta hoy. Cuidado que sepamos por donde está la señal y no la sigamos. Aquí la “luz que se revela a todas las naciones” es Jesucristo. “Y cayendo de rodillas le adoraron”.

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