Domingo V de Cuaresma – Ciclo B (Juan 12, 20-33) – 25 de marzo de 2012



“Si alguien quiere servirme, que me siga”



Una de las últimas frases de la Primera Dama del Perú fue: ¨tomar el toro por las astas¨ al referirse a la autoridad firme del gobierno contra los mineros ilegales. Son ilegales porque no les dejan ser legales. Parece ¨innovadora¨ la acción del gobierno, ojalá les ¨llegue la hora¨ a las mineras formales (tremendo globo de campaña y primera decepción del pueblo), a la corrupción en el poder judicial, a la inseguridad ciudadana (el miso gobierno prometió liderar en su discurso del 28 de julio), a solucionar los 152 conflictos sociales activos y 77 latentes,… ¡Tomen el toro por las astas!

Las comunidades campesinas, de la selva y otros de la costa también han tomado ¨al toro por las astas¨. No quieren que contaminen sus tierras, defienden el agua, el desierto, las plantas y los animales de la selva. Tanta injusticia, tanto egoísmo, parece que la ¨plata viene sola¨ y además forra no sólo los bolsillos, también las ¨caras duras¨.

Pero cómo tomar ¨al toro por las astas¨ si es bravo, usa su fuerza para perseguir líderes, cerrar cuentas,… Claro que lo pueden hacer con los mansos. Se han denunciado varias muertes. ¿Es necesario que existan muertes, injusticias? ¿Tiene que morir alguien para que el fruto sea el respeto a los Derechos Humanos?

¨Llegó la hora¨ se dice cuando ya estamos listos para enfrentar algo nuevo, quizá temeroso. Es una frase determinante como: ¨llegó la hora de la verdad¨. La suerte ya está echada, las autoridades ya han decidido su muerte. Pero, no le quitan la vida porque él mismo la da. No le roban la vida, él miso la quiere entregar.

Llegó la hora del tiempo crucial, la cruz, la gloria se manifiesta. Y es que la vida verdadera se consigue solamente muriendo, como el grano de trigo para dar fruto. Pero no significa que le guste la muerte, sino que el justo va a la muerte como consecuencia de la injusticia humana. Además, la obediencia radical de Jesús, la coherencia con la predicación de la verdad.

Entre la verdad de Dios y la de los hombres, la humana lo llevó al madero, la divina al cielo. Se acerca la celebración de la pascua, Jesús, un hombre cabal al servicio de su Padre y, por tanto, para sus hermanos. Jesús ganó la vida porque la vivió para los demás. ¿Estaremos ganándola también nosotros?

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