Urgente y/o importante

Domingo Ordinario XVI – Ciclo C (Lucas 10, 38-42) 21 de julio de 2013
 
“Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas (...)”
 
 
 Los celulares, las cámaras digitales, las redes sociales, y todo adelanto tecnológico nos permiten tener una agenda recargada y con posibilidad de resolver diversos asuntos desde “cualquier lugar” (ojalá fuera gracias a la política de inclusión). Cada mañana la alegría del nuevo día se nubla por la lista de actividades, no todas se pueden cumplir en el mismo día,  ¿Cómo seleccionamos? ¿Por dónde empezamos? Solemos pasar de largo o postergar algunas actividades, ¿las importantes o las urgentes? Tanto activismo con poco corazón.
Esta agenda anda íntimamente ligada al tesoro que cada quien tiene en su corazón. A las personas que entregas tu tiempo, las sonríes, dialogas, proyectas, abres la puerta de tu casa, de tu vida, de tu intimidad. ¿Son las importantes o las urgentes? Así se buscan los entrañables amigos. Abraham le pide a Dios que no se pase de largo, sino que se quede, le ofrece agua para lavarse y pan para recobrar las fuerzas; el visitante a cambio le anuncia que Sara va tener el hijo anhelado.
Cuando recibes a una persona en tu casa primero ya lo hiciste de manera espiritual en tu corazón. Se trata de hacer un espacio abierto al hermano, a Dios. Jesús no se pasa de largo y es bien recibido por Martha y María, por su amigo Lázaro. Estas actitudes vislumbran el sentido de lo importante, lo sostenible en la vida, la globalización de la solidaridad, el aprender a escuchar y comprender. Jesús se auto invita, es nuestro permanente autoinvitado, sin protocolos, por ejemplo en la casa de Zaqueo, de Mateo, de la suegra de Pedro, y de otros muchos que se alimentaron de la Palabra, del auténtico pan de vida, una necesidad urgente e importante.
En este sentido, abrir las puertas a Jesús significará servirle hasta el agotamiento (Martha), necesario y urgente; escucharle atentamente y contemplarle (María), importante. De este modo, los discípulos escuchan sentados alrededor del maestro, igual lo hace María, un gran ministerio de servicio que la ubica como auténtica discípula; esta actitud es importante para armonizar lo que se piensa con lo que se hace, la oración con la acción. 
 
Lo importante es urgente, no dejarlo que “se pase”.  Recibir, hospedar,… puede premiar hasta con un hijo. La hospitalidad es grandemente bendecida y recompensada por Dios. Hoy se bendice la hospitalidad de Sara que preparó los panecillos y llevo el agua al Huésped que ha llegado de improviso. Por tanto, Sara, Martha, María, Abraham… nos dan ese gran mensaje: ¡Jesucristo es urgente y necesario! No existen edificantes sin Dios, lo electrónico ayuda, lo santo salva.
 

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