Ciego de nacimiento es sanado por Jesús
Domingo IV de Cuaresma – Ciclo A (Juan 9,
1-41) 30 de mazo de 2014
“Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre?”
¿Por qué Señor a un pueblo bueno le sucede
cosas malas? Ancash está conmovido y expresa su cansancio frente a la
criminalidad política y la corrupción. El asesinato de un ex ‘cómplice’ que
llegó a ser Concejero Regional y luego radical opositor ha provocado reacciones
firmes en los líderes sociales y en el pueblo. Hoy, los discursos sólidos han
hecho temblar a la “bestia de Ancash” junto a sus ayayeros de todos los
estamentos. La firmeza del clamor popular ha despertado a la justicia, incluso
el propio Presidente Ollanta Humala ha manifestado que los crímenes en Ancash
no quedarán impunes. La formación de una comisión especial y el envío de policías
con patrulleros inteligentes han dado esperanza y nuevos aires a la justicia.
Pese a todos estos gestos, el agnosticismo nos invade.
La hija del asesinado Nolasco, Fiorella, ha
mostrado un liderazgo y valentía en un momento en que la dignidad no se puede
perder. Sus palabras firmes han provocado titulares e investigaciones en los medios
de comunicación que daban amplias entrevistas- publirreportajes- al Presidente
Regional de Ancash, sorprendidos, ya se subieron al carro de los luchadores por
la verdad y la justicia.
¡Qué bueno! Cuando la verdad comienza a
brillar muchos se limpian las gafas y miran el horizonte de la corrupción que, investigada
a conciencia, caerá como un cable de alta tensión para quemar a muchos de la
telaraña. El Presidente Regional (desde el 2006), hoy con las cuentas embargadas
y sometido a una investigación, clama inocencia y dice ser el primer interesado
en averiguar la casualidad o la coincidencia de la llamada “lista negra de
Ancash”: autoridades políticas, fiscales, periodistas y otros.
De este avatar, clamor popular, marchas por
la vida y la paz se puede destacar la firmeza de los líderes y del pueblo
ancashino que han cerrado filas a la corrupción. Sus testimonios firmes no se
apagan con las amenazas, la verdad causa pataletas, pero sale a la luz. Se
parece a la historia del ciego de nacimiento, más allá de explicar – erróneamente-
que el pecado causa la ceguera, experimenta las consecuencias: ve, la luz, la
verdad,… Causa problemas cuando sale a la luz.
Es destacable, en el ciego de nacimiento,
la firmeza con la que combate a los fariseos, mal intencionados y ciegos
defensores de sus intereses. El ciego razona que alguien malo no le puede hacer
ver y, por tanto, es un profeta. Los fariseos acuden a los familiares del ciego
pero ellos sacan cuerpo diciendo que ya es adulto y que da razones de sus
actos, es decir ya ve y puede decir la verdad. El ciego, ve las malas
intenciones, sigue firme; comienza a ver la fortaleza de la fe en quien le ha sanado.
Los fariseos le juzgan, le marginan, le presionan con la familia, le difaman,
le encaran sus defectos y lo expulsan. Jesús, se acerca, le unta, le saluda, le
envía, le sana y vuelve a su encuentro para confirmar que él es Jesús, y el
ciego respondió: “Creo, Señor” y se postró ante él.
Es decir, no podemos ver la justicia al margen de Dios,
Jesús sale al encuentro, aunque pareciera que no nos hace caso, tarde, pero
llega.
En aquel
tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en
tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:
«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: « ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: « ¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: « ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él
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