Pascua IV: El buen Pastor y las Buenas Pastoras

IV Domingo de Pascua

Año litúrgico 2019 - 2020 - (Ciclo A)


"Una vida abundante"
 
De anonimous - http://www.cirota.ru/forum/view.php?subj=47937&order=&pg=1, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4516161
Homilía y Reflexión

La hermana María me pide que me una a las oraciones por la salud de los contagiados del Covid-19, por los familiares y para que la esperanza se mantenga fuerte en la fe. Y ante este drama de no poder dar cristiana sepultura a los familiares, ante la impotencia científica de no encontrar una vacuna, de la gente que muere ‘clamando’ un poco de oxigeno, … ¿Dónde está Dios? ¿Cómo superar la huella marcada por la muerte?

Pronto descubro las motivaciones de sor María, su convento hospeda a 60 religiosas, de las cuales 6 no dieron positivo. Entonces, se reorganizaron para asistir cada día a 60 hermanas con todas las implicancias. Allí, realmente necesitas de la oración para fortalecer la vocación de servicio. Está, de sobra, mostrado el alto nivel de solidaridad y compromiso de los cristianos en sus diferentes vocaciones: laicos y religiosos.

Cada día, llegan los reportes de sacerdotes, monjas, religiosas y laicos que están en cuarentena, o en el hospital. Entonces, se han reorganizado para acompañarse, atenderse, orar, llorar, reflexionar, … Hoy, como nunca, cuando la muerte espera un descuido debes estar vigilante de tus hábitos, de la salud de tu hermano, de los más vulnerables y seguir las medidas sanitarias estrictamente.

Pero, María no sólo se preocupa por las hermanas en cuarentena, sino más que hacer las mascarillas, tan necesarias hoy, acompañan y alimentan corporal y espiritualmente a muchos migrantes y pobres del país. Este es sólo un caso, y en el mundo hay millones.

Es incómodo argumentar que Dios está a nuestro lado. O que Dios no puede ir contra la libertad del hombre. ¿El virus es por el pecado y desobediencia de los seres humanos? ¿Dios controla y encamina al mundo, pero las guerras y el virus no es de su competencia? Muchos sacerdotes y religiosas por hoy no tienen tiempo más que para buscar ayuda y palabras consoladoras. Pues, lo tienen claro, “El Señor es mi pastor, nada me falta;  en verdes pastos el me hace reposar”.

No tengo argumentos convincentes fuera de los clásicos. Pero sí es convincente unirme a orar con la hermana María por aquellas religiosas que sufren los estragos del virus y se ponen en la cruz de los pobres. También me convence el testimonio de Chris Gault, un fraile dominico irlandés (Belfast) que dejó su carrera de médico para formarse como sacerdote y ahora ha regresado al hospital para hacerle frente al Covid-19. El testimonio de los sacerdotes que llevando la eucaristía a los enfermos, confesándoles y ungiéndoles lograron la pascua eterna. Y así, podríamos nombrar a los miles de misioneros y misioneras que están ahora mismo asistiendo a los pobres, organizando campañas para alimentar a las familias pobres. 

Porque las ovejas necesitan de esos pastores, que las alimenten escuchándolas, oyendo sus llantos y frustraciones, dándoles una palabra de aliento, acercándose, aunque sea peligroso. Orando, con fe, ante el altar de Jesús enfermo, ‘asqueado’, marginado, desempleado, migrante, desplazado, enfermo de indiferencia, enfermo de inhumanidad. Allí, en pleno servicio han encontrado la abundancia para sus vidas. 

 Homilía y Reflexión

Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 1-10

En aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante»
Homilía y Reflexión


EL TESTIMONIO DE NUESTRAS MANOS
Imagen en el mensaje
El toque salvífico de Jesús lo podemos prolongar con nuestras manos.
Deben ser, como las de Cristo, serviciales, amistosas, generosas.
Deben estar, como las de Cristo, dispuestas por amor a dejar clavarse.
Deben abrirse, como las de Cristo, para repartir sin pedir nada a cambio
Deben moverse, como las de Cristo, sin desesperar aunque parezcan no hacer nada

Deben regalar, como las de Cristo, ofreciendo el ciento por uno
Deben caminar, como las de Cristo, acogiendo y no juzgando
Deben abrazar, como las de Cristo, perdonando y no llevando cuentas de atrás.

Deben utilizarse, como las de Cristo, para acompañar y no para condenar.
Deben emplearse, como las de Cristo, para sanar y no para guardarlas.
Deben sacarse, como las de Cristo, para enseñar y no para predicar.
Deben levantarse, como las de Cristo, para bendecir y no para maldecir
Deben ofrecerse, como las de Cristo, para empujar hacia el cielo sin olvidarse de la tierra.

Deben acariciar, como las de Cristo, para compartir sin esperar recompensa.
Deben airearse, como las de Cristo, para levantar y no para humillar
Deben juntarse, como las de Cristo, para pregonar y no para ocultar.
Deben desplegarse, como las de Cristo, para abrazar y no para odiar.
En la Pascua de Resurrección hay que hacer una firme promesa ante el Señor: ¡Aquí tienes mis manos, mis pies y mi voz para dar testimonio de tu resurrección!
Y ahora les decimos: 
¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡No la calles!
Con cariño fraternal.
Sus Hermanas:
Monasterio "Vble. Catalina de Jesús Herrera"
Guayaquil - Ecuador 

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