Natividad del Señor (A): «Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
Luces de navidad
El nacimiento de Cristo. PANTOJA DE LA CRUZ, JUAN. Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
Natividad del Señor
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
Si revisamos las actividades de la última semana consisten en gestos de compartir, en comprar y dar regalos, recibir saludos, comer con los amigos o compañeros de trabajo. Es la fecha del año en la que algo mágico llega a nuestro corazón y nos invita a compartir, a buscar la paz y encender luces para colorear las noches.
En el norte del mundo las personas enfrentan el invierno y la oscuridad. En algunas zonas la oscuridad de la guerra, las luces que matan. Se comparten el pan, refugios, medicinas.
Nuestra vida no se puede separar de la luz, tampoco de la esperanza. Lo espectacular de la creatividad humana, de los corazones y de los pensamientos es la revelación de la belleza, la inspiración del amor y la fuerza de la verdad. Por ello, hasta los seres más indiferentes, los pesimistas y los agnósticos, sienten que nace en su corazón algo inexplicablemente iluminador.
Esta noche tienes las ganas enormes de abrazar, de hablar, de bailar y de disfrutar de la alegría. Es la fiesta de la alegría. La música resuena en tu interior y desearías ser anunciador de buenas noticias. Es el anuncio de la mejor noticia, la fiesta de la vida, el llanto de un nuevo rostro, sí, es un nuevo rostro irrepetible, único, como tú. Entonces, el gesto de amor es fruto de la inspiración de un amor más puro, de un ser que nace para dar vida en abundancia.
Esta noche, la luz de las estrellas, la luz de los ángeles, la luz de tus ojos realmente se focaliza en el pesebre. Hay un pesebre del que eres parte, con amigos y familiares, de la forma más cordial. En este pesebre buscamos al recién nacido, búscalo en ese momento de los mejores deseos, en la cordialidad, en el saludo. Búscalo en el niño recién nacido, con la luz y el amor; en cada rostro de los que hoy estarán a tu lado.
Esta noche de luz es también de búsqueda de los deseos más profundos de la vida: la verdad. Esta noche se prolonga, a lo largo de los siglos, como lo hacían tus antepasados, en la búsqueda espiritual, en la fe. Cómo sería la vida sin fe, sin fe en ti mismo (a). Tenemos el privilegio de respirar el fresco aire nocturno para mirar la luz, para identificar la verdad, por ello, es la oportunidad para ponernos en comunión también con los ausentes, que como nosotros llenos de ilusiones y de sueños se presentaban al Niño Dios para pedirle por el sentido de la vida.
En esta noche se alegraron los ángeles, los pastores, los reyes magos, por qué no alegrarse ante el acontecimiento: "Os anuncio una gran alegría para todo el pueblo: os ha nacido hoy un Salvador... Es el Mesías, el Señor".
Si el Mesías ha venido para salvarnos en esta noche como la luz de las estrellas o como el resplandor de los ángeles significa que ya está con nosotros y confía pese a nuestros pesimismos e incertidumbres. En esta noche, necesitamos de su luz, buscamos la iluminación de su verdad, la alegría de su amor.
Si la alegría es tan grande, si hasta los ángeles cantaron, todos podemos tener la dicha de cantar junto a los queridos amigos y familiares: "Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres y mujeres que ama".
Deseo que esta navidad sea una fiesta en tu vida, sientas La Paz y la tranquilidad de que Dios ha venido y nos espera algo grande. La luz te ilumine y la verdad te revele ese rostro de un niño lleno de ternura y buen corazón.
Palabra del papa Francisco
“Esta noche Dios se acerca a ti porque para Él eres importante. Desde el pesebre, como alimento para tu vida, te dice: “Si sientes que los acontecimientos te superan, si tu sentido de culpa y tu incapacidad te devoran, si tienes hambre de justicia, yo, Dios, estoy contigo. Sé lo que vives, lo he experimentado en el pesebre. Conozco tus miserias y tu historia. He nacido para decirte que estoy y estaré siempre cerca de ti”.
“El pesebre de Navidad, primer mensaje de un Dios niño, nos dice que Él está con nosotros, nos ama, nos busca”, sostiene el Papa, animándonos a no dejarnos vencer por el miedo, la resignación o el desánimo. Porque “Dios nace en un pesebre para hacerte renacer precisamente allí, donde pensabas que habías tocado fondo. No hay mal, no hay pecado del que Jesús no quiera y no pueda salvarte. Navidad quiere decir que Dios es cercano”. “¡Que renazca la confianza!”
(Homilía, misa de la vigilia de Navidad, 24 de diciembre de 2022)
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14
Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
Pintura
El nacimiento de Cristo
PANTOJA DE LA CRUZ, JUAN
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado
El nacimiento de Cristo
1603. Óleo sobre lienzo, 260 x 172 cm
Depósito en otra institución
Forma pareja con El nacimiento de la Virgen (P1038), y ambos fueron realizados en 1603 para el oratorio privado de la reina Margarita en el Palacio Real de Valladolid, donde tenía su sede la Corte en esos años. En ellos se aprecia una mezcla de narración sagrada y vida cotidiana muy característica del Siglo de Oro, pues varios de los personajes que interpretan el papel de pastores son miembros de la Familia Real española. Así vemos a la reina Margarita a la derecha, de pie, acompañada de sus hermanos Fernando, Leopoldo y Maximiliano Ernesto.
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