Domingo de Resurrección (B): Feliz Pascua ¡Aleluya!

«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto»  

Domingo de Resurrección completa el Triduo Pascual que inicia con el Jueves Santo, no hay resurrección sin muerte, ni fiesta pascual sin cena. Felices Pascuas de la Resurrección del Señor. Ser resucitado es el reto, no resucitarse.

 

Sepulcro Vacío
Las mujeres en la tumba vacía, por Fra Angélico, 1437–1446.

 

Domingo de Resurrección

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)


Feliz Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. ¿Feliz? El domingo anterior también era feliz día de los ramos. La felicidad es tan anunciada que hasta ha perdido su realidad profunda y religiosa en nuestra vida. Ser cristiano feliz es un gran reto que nada tiene que ver con los días festivos y dormir una hora menos (acá en Europa) por el cambio del calendario. Desplacemos las losas y pensemos la resurrección.

 

La alegría de la Resurrección

La alegría incontrolable de quienes descubren la resurrección nos deja estupefactos. La resurrección de Jesucristo es la piedra angular de una iglesia construida en el evangelio. Es decir, la alegría del evangelio, el anuncio de la Palabra de Jesús que lleva a ser mejores seres humanos cada día, necesita un grano de fe, como la mostaza pequeña pero que vaya creciendo y dando cobijo.

 

La fe en la resurrección de Jesucristo

La yugular irrigada de Ser un cristiano es la Resurrección. En la Resurrección se somete al corazón más duro al fuego de la fe. Y esa fe, es una virtud como el amor, si no es regalado, correspondido, simplemente se apaga. En este tema de la resurrección sólo nos puede ayudar el que ha resucitado, Jesucristo. Y Jesucristo no nos resucitará si no queremos, si no ponemos nuestro granito de mostaza.

 

No hay tangibles, sino signos

Cuando muere una persona, la familia quiere saber lo que sucede en la otra vida. Pero, nadie te puede publicar un selfie con San Pedro ni transmitir en vivo lo que sucede allá. Los únicos que nos quedan son los signos. María Magdalena, Pedro y Juan, no tienen más que pruebas desordenadas, rayando con la confusión y al borde del delirio por el miedo de la muerte de su líder. Pero, funciona aquello que Jesús cotidianamente les dio: experiencia en el mar y las aldeas, relación cognoscitiva, revaloración humana, grandes recuerdos, hermosas palabras, verdades amargas, centrada del sentido del salvador, regaños vergonzosos, la unción del más allá, el aceite de la fortaleza, el perfume del amor, el incienso de la purificación, las controversias con los entendidos en religión y política, sus sanaciones, camina sobre las aguas, calma tempestades, multiplica el pan, convierte el agua en vino, cura la oreja de Malco,  etc.  

 

Ver el hoy, comprender el ayer y caminar al futuro

Por ello, el dolor y el miedo les somete a la reflexión. Pero sólo extrañar, anhelar a la persona crucificada no basta, y tener miedo a los difuntos o a los poderosos sería un esfuerzo inútil. Eso es quedarse en el sepulcro. El dolor, el miedo y la desesperación pueden atascar la mera vida real, en quererlo vivo, en un Cristo sin cruz; es reducirlo a la podredumbre de la carne y así, todo se resumiría en decepción, en desconfianza de la palabra de Dios.

 

Dios vio que era bueno así

Dios, al momento de la creación quiso estos dos mundos, la vida finita y la eterna. Nosotros sólo medimos el tiempo pero no lo modificamos. Jesús viene y confirma la vida eterna, él es nuestro gran referente.

 

En este sentido, el mérito de María Magdalena es romper el dolor interno y el miedo porque hay una vida en su corazón más grande que se llama amor y le da fuerzas para correr, suplicar, avisar, proclamar. No se queda en la loza del sepulcro, sino en el más allá de un muerto embalsamado, no hay lógica ya que roben el cuerpo,  … realmente comienza a hilar todas las experiencias y palabras de Jesús. En esta dinámica entran Pedro y Juan, ven y creen: la losa quitada del sepulcro, vio los lienzos tendidos, el sudario usado para la cabeza enrollado en un sitio aparte, comprendieron así que Jesús ha Resucitado de entre los muertos, ha dejado el sepulcro.

 

Testimonios que hablan

Durante la semana la iglesia católica ofrece las lecturas del Evangelio para las celebraciones litúrgicas leerán los testimonios de los discípulos y las primeras comunidades cristianas. La celebraciones de la Pascua dura una semana, entonces, si vemos más allá de los lienzos y sepulcros tendremos la esperanza de la resurrección. Mucha fe, buena meditación, y la alegría del evangelio se exprese en la risa de la vida eterna, allá donde todos nos encontraremos, donde ya no hay límites ni nada que comprobar.

 

¡Feliz Pascua de Resurrección!


Palabra del papa Francisco

“Creemos en Ti, Señor Jesús, creemos que contigo la esperanza renace y el camino sigue. Tú, Señor de la vida, aliéntanos en nuestro caminar y repítenos, como a los discípulos la tarde de Pascua: «¡La paz esté con ustedes!»”

 

“Que sea para cada uno de ustedes, queridos hermanos y hermanas —en particular para los enfermos y los pobres, para los ancianos y los que están atravesando momentos de prueba y dificultad—, un paso de la tribulación a la consolación”.

     

 (Domingo de Resurrección. 9 de abril de 2023)

 

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.

Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: 
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.

Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


Pintura: 🎨

Las mujeres en la tumba vacía, por Fra Angélico, 1437–1446.

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