IV Domingo de Pascua (B): Jesús el buen pastor

  "Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas"

En el día del buen pastor se pide de manera especial por las vocaciones. Muchas personas necesitan de conocer a Dios y tú con tus oraciones puedes ayudar.

 

Buen Pastor
Le Bon Pasteur. Acquis en 1883. Inv A.96


IV Domingo de Pascua

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

En este día te invito a destacar las cualidades del pastor, del más cercano a tu vida. Si no las destacas puede suceder que no hables del buen pastor o que no encuentres bondad en el pastor.


Dar la vida por las ovejas. Inicia valorando a tus padres, ellos dieron su vida por ti. Y están felices y alegres de darte tiempo, ejemplo, valores, educación, etc. Tus padres cuidaron de ti desde sus propias formas de ser. Y así tus alegrías son sus alegrías y tus lágrimas sus tristezas, tus equivocaciones sus amarguras, aun con el corazón herido sangran de amor por ti. Esta misma experiencia puedes traducirla al pastor. 

 

Un pastor que da su vida. Hoy recuerdo al P. Cristobal. Su parroquia era grande, entre la arena y la inseguridad ciudadana. Lo conocí buscando su generosidad y comprensión. Las veces que pude visitarlo vi que subía a paso largo, bajo el sol abrazador, con un antiguo maletín en el que llevaba los oleos y la eucaristía. Traía los zapatos gastados y empolvados. La gente lo quería; pero también varias veces fue víctima de los que piden colaboración, de los asaltantes y alguna vez le robaron su viejo auto. En todo momento no perdía la calma, se le veía fuerte de esperanza y de fe, alegre y con el corazón en la devoción popular de su gente. Considero que él entregaba su vida, cada día, a cada gota de sudor en las escaleras para visitar a la anciana en la cima del cerro.

 

El buen pastor se identifica con su pueblo. El P. César, después de ordenado,  sus 28 años de edad, le asignaron en una parroquia ubicada a 3000 m.s.n.m. Pasaron los meses y nos encontrábamos en algunas reuniones comunes, pero cada vez menos. Después de dos años, la gente comenzaba a bautizar a sus hijos, algunos que ya frecuentaban otras iglesias regresaron, comenzó a capacitar a sus catequistas. Y luego, también se le veía en la ciudad con un grupo de fieles gestionando canales de agua, profesores para su escuela, campañas de donaciones navideñas para los niños. Y, el pueblo ya sentía su respaldo, lo tentaban con lanzarse a la política. En realidad, considero que el P. César entregaba su juventud, sus fuerzas, su corazón a esta comunidad e intentaba su progreso, en algún momento parecía inexistente. Sí le importaban las ovejas, las conocía y se dejó conocer.

 

Conoce a sus ovejas. El popular P. Sheba, venido de un país lejano, con el dejo de su idioma pero con los ojos fijos en el alma de su gente. Los muchachos más bromistas se corrían la voz de que el padre tenía chocolates, o fruta, o ropa, o algunas monedas. Entonces iban, el padre les daba una escoba para ayudar en la limpieza, algunos se quedaban y eran parte de los talleres de ayuda y otros se empeñaban en alejarse. El padre Sheba era un invitado fijo en las actividades del pueblo, la gente sabía de su entrega de vida y él contaba las anécdotas de las veces que fingía ser engañado. Muchos buscaron aprovecharse de su bondad, su pequeña oficina estaba llena de cartas para enviar y agradecer a los que ayudaban a financiar sus talleres. Y no sólo ayudaba a los pobres de su pueblo, sino también a varios de sus colegas que confiaban sus crisis y carencias. Después de más de medio ciclo, conocía cada rincón y cada lobo de su parroquia.   

 

Dar la vida por otras personas, conocerlas, defenderlas, cuidar de ellas, son gestos realmente que brotan de la ternura de Dios. Tener un corazón en la mano de su pueblo es un premio y una fuerza que merece ser atacada por el egocentrismo. El buen pastor supera estas tentaciones, sabe identificar a los lobos, ha afinado sus oídos para distinguir cuando alguien bala o aúlla.

 

Es un buen pastor porque sabe cómo unirlas, busca con el rebaño estar cerca de las más débiles, de las deprimidas y enfermas, las lleva adelante. Las inclemencias de la vida no le hacen perder la ternura, esa que viene de Jesucristo por amor en la cruz.

 

Hoy presentamos nuestras plegarias por: 

más vidas al servicio de la vida, 

más corazones comunicando amor, 

más eucaristías alimentando el alma, 

más oleos sagrados untando las manos de los enfermos,

más oídos afinados para escuchar los sufrimientos de este valle de lágrimas, más brazos y pies heridos para rescatar a las ovejas descarriadas,

más oraciones ante el santísimo por muchas carencias,…


Tampoco olviden de rezar por las buenas pastoras, por aquellas que entregan su vida cada día al servicio de muchas ovejas, ancianos, niños, mujeres, etc. Alguna vez conocí una comunidad que se llamaban "hermanas de los ancianos desamparados", bromeábamos preguntando si no existen los "hermanos de las ancianas desamparadas".

 

Palabra del Papa francisco

Pero cuando hay un buen pastor que hace avanzar, hay un rebaño que sigue adelante. El buen pastor escucha al rebaño, conduce al rebaño, cura al rebaño. Y la grey sabe distinguir entre los pastores, no se equivoca: el rebaño confía en el buen Pastor, confía en Jesús. Sólo el pastor que se parece a Jesús da confianza al rebaño, porque Él es la puerta. El estilo de Jesús debe ser el estilo del pastor, no hay otro. Pero además Jesús, el buen pastor, como dice Pedro en la primera lectura, «padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado, ni se halló engaño en su boca. Cuando era insultado, no respondía con insultos, cuando era maltratado, no prorrumpía en amenazas» (1P 2,21-23). Era manso. Uno de los signos del buen Pastor es la mansedumbre. El buen pastor es manso. Un pastor que no es manso no es un buen pastor. Tiene algo escondido, porque la mansedumbre se muestra tal cual es, sin defenderse. Es más, el pastor es tierno, tiene esa ternura de la cercanía, conoce a las ovejas una a una por su nombre y cuida de cada una como si fuera la única, hasta el punto de que cuando llegan a casa después de una jornada de trabajo, cansado, se da cuenta de que le falta una, sale a trabajar otra vez para buscarla y [encontrarla] la lleva consigo, la lleva sobre sus hombros (cf. Lc 15,4-5). Este es el buen pastor, este es Jesús, este es quien nos acompaña a todos en el camino de la vida. Y esta idea del pastor, esta idea del rebaño y las ovejas, es una idea pascual. La Iglesia en la primera semana de Pascua canta ese hermoso himno para los recién bautizados: “Estos son los corderos recién nacidos”, el himno que hemos oído al comienzo de la Misa. Es una idea de comunidad, de ternura, de bondad, de mansedumbre. Es la Iglesia que quiere Jesús, y Él cuida de esta Iglesia.

(Homilía, domingo 3 de mayo de 2020)

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 10, 11-18

Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

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