Homilía y Reflexión

Homilía para "Reflexionar la vida terrena a la luz de la Sagrada Escritura"

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Las parábolas de alegría nos muestran el gran valor que tenemos para Dios, su amor y misericordia nos acoge y nos lleva a la alegría de su mesa.


Murillo, El retorno del hijo pródigo, Washington D. C., National Gallery of Art.

XXIV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Los prejuicios y críticas dividen

Si Dios está presente en tu verbo florido, te tengo una pregunta: ¿Cómo hablas de Dios, lo conoces? La tentación de considerarse iluminados o justos puede llevarnos al laberinto de vivir con Dios y no conocerlo, de hablar de Dios y no contemplarlo, de saber su palabra y marginar a los pobres llamados predilectos por el mismo Dios, … eso pasa, en las familias, en las iglesias, en el mundo. Dios ha venido por todos, no sólo por los que se consideran ‘los mejores’.

 

Las críticas y murmuraciones son como la auto radiografía reveladora de la forma de pensar de cada uno, del tipo de Dios y religión que tenemos. Jesús, didácticamente responde a las críticas con tres parábolas que expresan la alegría de Dios parecida a la del pastor que busca y encuentra a la oveja, a la mujer que se alegra con la moneda y al padre que se regocija por el regreso de su hijo. La oveja, la moneda y el ‘hijo menor’ valen la pena, monetariamente no llegarían a un valor justificado, he allí el contraste cuestionador.

 

La alegría del encuentro

El tema central es básico: la “alegría del encuentro” como antídoto ante comportamientos inhumanos revestidos de religión, legalismo, utilitarismo, indiferencia. La generosidad con los marginados escandaliza a los que creen tener dominado a Dios, presumen de conocerlo, pero en el fondo lo han perdido; en su corazón no necesitan de Dios ni de los demás. La única alegría radica en su sectaria vida; pues, salir del confort para buscar una oveja perdida, o una moneda barata, o al pecador, no está entre sus preferencias.

 

Perder la alegría por el encuentro con el otro es tener un espíritu triste o un Dios sin corazón, sin entrañas. Por ello, Jesús va mostrar a un Dios terapéutico capaz de acercarse y comprender al pecador, busca sanarlo desde el fondo, no condenarlo sino integrarlo dándole sentido a su vida; mejor dicho, esta terapia no se fija sólo en las causas, va más allá de las meras palabras hasta una auténtica respuesta. Un hombre desorientado vale más que los 99 ‘ubicados’.

 

Ídolos domesticables 

El miedo al encuentro es frecuente en nuestra vida, existe un miedo a las relaciones humanas comprensible pero también debe ser superable. Si con otra persona no podemos relacionarnos, será difícil también con Dios. Por ello, ante la crisis, la pobreza, la desesperación, etc. los israelitas necesitaban un dios manipulable como el becerro de oro, pero no era Dios, era un ídolo.

 

En esta mentalidad actual de idolatrar las relaciones, la justicia es retributiva y oportunista. En cambio, en el sentido de Jesús, la justicia sana desde la raíz de la existencia. Jesús se dirige a los escribas para pedirles la justicia que salva no la que ejecuta; esa es la gran diferencia y difícil de asumir.

 

Hermanos que no viven como tales

La hostilidad del hijo mayor es un capricho porque no acepta la generosidad del padre con su hermano, evita la alegría del encuentro con su hermano para autoexiliarse en su legalismo. En el fondo, sólo vive para ganar fama y dinero, en la casa es un asalariado y no un miembro de la familia, no se relaciona auténticamente con su padre y ahora menos con su hermano; lamentablemente, quien no tiene padre, sino sólo un dispensador de premios y castigos, no puede tener hermanos.

 
Evita las amarguras

¿Qué falta para ser hermano? La autoevaluación, decir palabras justas, de acuerdo al Padre que les llena de comida, bebida y vestidos. El hijo pródigo es consciente de su pecado y por ello experimenta la misericordia. El hijo mayor también, pero en el fondo no le interesa Dios, puede ser tan bueno, pero le falta humildad para reconocer que él no se salva así mismo sino por la gracia de Dios."Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales el primero soy yo" (1 Tim 1,15).

 

Finalmente, es domingo, día familiar, las parábolas de la oveja y la moneda extraviadas, el padre y sus dos hijos, muestran en todo momento alegría, los únicos que dañan la fiesta son los amargados, el hijo que ha perdido el sentido familiar, dueño de todo menos del amor, controlador de lo que tiene y no de su inteligencia emocional, fiel hijo del padre pero manipulador. El pastor, la mujer, el padre se alegran por el regreso, pero los de casa no soportan compartir la mesa ni la fiesta.

 

Palabra del papa Francisco:  

Es, por tanto, «un Dios que camina para buscarte —reafirmó el Papa Francisco— y tiene una cierta debilidad de amor hacia aquellos que se han alejado más, que se han perdido. Va y les busca. Y, ¿cómo busca? Busca hasta el final. Como este pastor que va por la oscuridad buscando hasta que encuentra» a la oveja perdida; o «como la mujer cuando pierde la moneda: enciende la lámpara, barre la casa y busca delicadamente». Dios busca porque piensa: «A este hijo no lo pierdo, ¡es mío! ¡No quiero perderlo!». Él «es nuestro Padre. Nos busca siempre».

Pero el «trabajo» de Dios no es sólo buscar y encontrar. Porque, afirmó el Pontífice, «cuando nos encuentra, cuando encuentra a la oveja», no la deja a un lado ni pregunta: «¿Por qué te has perdido? ¿Por qué te has caído?». Más bien la vuelve a llevar al sitio justo. «Podemos decir forzando la palabra» —explicó— que Dios «reacomoda: acomoda otra vez» a la persona que ha buscado y encontrado; de forma que, cuando el pastor la vuelve a llevar en medio de las demás, la oveja perdida no tenga que escuchar «tú estás perdida», sino: «tú eres una de nosotras». Ella «tiene todo el derecho», así como la moneda que encontró la mujer está «en la billetera con las demás monedas. No hay diferencia». Porque «un Dios que busca es un Dios que reacomoda a todos aquellos que ha encontrado. Y cuando hace esto es un Dios que goza. La alegría de Dios no es la muerte del pecador sino su vida: es la alegría».

La parábola del Evangelio muestra, por lo tanto, «cuán lejos estaba del corazón de Dios esta gente que murmuraba contra Jesús. No lo conocían. Creían —dijo el Pontífice— que ser religiosos, ser personas buenas», fuese «marchar siempre bien, incluso educados y muchas veces aparentar ser educados. Esta es la hipocresía de la murmuración. En cambio, la alegría del Padre Dios es la del amor. Nos ama». Incluso si decimos: «Pero yo soy un pecador, hice esto, esto y esto...». Dios nos responde: «Yo te amo igualmente y voy a buscarte y te llevo a casa», concluyó el Papa.

(Papa Francisco. Homilía. Santa Martha, 7 de noviembre de 2013)

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 15, 1-32

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
“Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».
También les dijo:
«Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre:
“Padre, dame la parte que me toca de la fortuna”.
El padre les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente.
Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad.
Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Recapacitando entonces, se dijo:
«Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros”.
Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.
Su hijo le dijo:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”.
Pero el padre dijo a sus criados:
“Sacad enseguida la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Y empezaron a celebrar el banquete.
Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello.
Este le contestó:
“Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud”.
Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo.
Entonces él respondió a su padre:
“Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado”.
El padre le dijo:
“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado”».


Pintura:

Murillo, El retorno del hijo pródigo, Washington D. C., National Gallery of Art.

Jesús pone el acento en la fraternidad llevada con sabiduría, la de la justicia, el amor, el respeto. La sabiduría del hombre suele ser egoísta.

 


Cristo abrazando la cruz. El Greco (Doménikos Theotokópoulos)

XXIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)


La sabiduría de la fraternidad

 
Girar en torno a mi mundo

Los imperios han crecido con la ampliación de su poder. Ojo, la tentación del poder va de la mano de la del tener. Por ello, en una mentalidad que prolonga tipos de esclavitud o el tener más a causa de la injusticia, el sentido de hermano suena revolucionario, quizá subversivo. San Pablo cuando lo llama “hermano” al esclavo fugitivo Onésimo se enfrenta a una estructura social que ama la libertad, pero también acumula poder y riqueza con el sudor de los esclavos.

 

Si en la actualidad, los cristianos, no damos el grito de alteridad, fraternidad, estamos convirtiéndonos en la frase popularizada por Thomas Hobbes: “el hombre es el lobo del hombre” - Homo homini lupus. Ese hombre es en el sentido cristiano un hermano. Con tu hermano lo que menos debes de ser es injusto. Las razones las refrenda San Pablo, el hermano, el ser libre en Cristo (cf. Ga 5,13)significa también tener la misma identidad (cf. Ga 3,26) y dignidad (cf. Ga 3,28; Col 3,9-11).

 

Pero, entonces, por qué la desunión, la ambición, el desamor en el mundo. Quizá ya se perdió el centro de la verdadera existencia: Jesucristo. Al perder el centro, cada ser humano, gira en torno a sus propios antojos, ambiciones, anhelos; se desprende del núcleo que le pueda dar orientación, luz, inteligencia. Gira y gira, como zombi, su existencia ensaya acumular más que disfrutar, sus ojos se lanzan como águila a los polluelos.

 

El mundo tiene un centro

La centralidad de Cristo no es una ideología, ni un personaje de moda. Y no se trata de la destrucción de los vínculos familiares, sino de poner en orden las relaciones. La lectura del texto es bastante cruda para impactar mejor. ¿Cómo se comprendería que quien mandó honrar padre y madre ahora establezca la división?

 

En el cristianismo tratamos de compaginar con las actitudes de una sociedad rota y perdemos fuerza de hermandad, los ritos de una sociedad superficial y perdemos profundidad. Por ello, Jesús vino a este mundo no para homologar sus actitudes o aspirar a ser como los poderosos de su tiempo, sino para decir una verdad eterna y que llena de gozo la dimensión espiritual del ser humano. La gran fuerza de la fraternidad e igualdad molesto tanto que lo crucificaron (cf. Lc 14,27).  

 

El espejo roto de mi mundo

En este sentido, nuestra vida se compagina con el mundo, pero no con su injusticia, menos con sus modelos de esclavitud. Luchamos cada día con esta tentación, nos quiña la vida, perdemos equilibrio, y simplemente reímos con el corazón triste, miramos con el hígado en la lengua. Esa autenticidad cristiana ha sido desfigurada y ya no brilla, no ilumina, sólo acelera la congestión del más vivo, del que se “sampa”. 

 

A ese nivel, ya perdemos la esperanza, la fraternidad, la alegría, la limpieza de corazón, especialmente la autenticidad y confianza. La sabiduría de Dios late y es opacada por la inteligencia del hombre, pero no es fácil, porque seguirá intermitente en cada corazón.

 

Sabiduría de santos más que de perspicaces

Finalmente, debemos buscar la verdadera sabiduría, pues la nuestra con frecuencia nos lleva a perder gracia entre los seres más cercanos. Con la sabiduría que trae Jesús no le puedes posponer, tiene el primer lugar incluso frente a quienes los consideres tuyos o cercanos. El universo es más grande que un árbol genealógico, el reto es grande: construir la fraternidad humana más allá de la sanguínea.

 

Las parábolas, de la torre y de la guerra, nos sugieren ponerse en estado de oración para contemplar, proyectar, pensar en amplio, calcular. Inmediatamente, sugiere que no se construye ni se gana la guerra con el propio capricho sino por medio del diálogo y el consenso. El crecimiento personal debe edificar y no desplazar a los demás. En primer lugar, está el compartir y no el poseer.

 

Palabra del papa Francisco

Jesús ha dado el ejemplo y aún siendo igual a Dios, se humilló a sí mismo, y se ha hecho siervo por nosotros. Este estilo nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino de renegarse a sí mismo es para dar vida, es contra el camino del egoísmo, de estar apegado a todos los bienes solo para mí... Este camino está abierto a los otros, porque ese camino que ha hecho Jesús, de anulamiento, ese camino ha sido para dar vida. (Cf. S.S. Francisco, 6 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 25-33

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Pintura:

Cristo abrazando la cruz
El Greco (Doménikos Theotokópoulos)

©Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid 

Los anfitriones e invitados a una boda reciben unas parábolas para la vida con ojos en la humildad, con el valor superior de la gratuidad.




Maldiciendo a los fariseos (1886-94), por James Tissot, Museo Brooklyn, Nueva York.


XXII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Anfitriones de la gratuidad

Los novios suelen plantearse una pregunta durante la preparación de su boda: ¿Quiénes serán nuestros invitados? Naturalmente, van configurando relaciones ya significativas y que también serán importantes para su proyecto matrimonial. Los criterios tienen variantes culturales, pero la selección no suele iniciar por los menesterosos ni por los más humildes.

 

El principio de reciprocidad tan útil para la consideración y la revaloración de la persona es limitado. El “te invito porque tú me invitaste” o “te invito para que me invites” tiene un trueque utilitarista. El sentido pragmático es la gratuidad, pues, la parábola pone el acento en la esperanza de que Dios es el que paga, el desinterés en lo que puedas recibir y la confianza en la justicia divina.


La parábola del comportamiento en la mesa por parte de los anfitriones y los invitados tiene un público entusiasmado por ocupar los puestos de “honor” o principales. Cuántas veces antes de iniciar algunas ceremonias/misas el protocolo no funciona adecuadamente, y por ello, el sentido de la ceremonia termina en un jaleo de desubicados. 

 

Invitados humildes

En algún momento se construyeron templos en forma semicircular de tal manera que mejore el sonido y visión, y todos tengan un lugar para orar. Se busca una asamblea religiosa de iguales, de hermanos, cada uno con sus riquezas humanas y espirituales, por ello no importaría el lugar del asiento. 

 

El comportamiento de los invitados suele ser una evidencia del círculo de los anfitriones. En tiempos de Jesús, seleccionaban mucho a sus invitados de tal manera que cumplan los ritos culturales y religiosos para el culto y la mesa. Pero Jesús ve más allá del rigor humano o la exclusividad, unos invitados desesperados por los puestos de honor, además con arrogancia, con una ilusión de visibilidad, con la bulla de una carreta vacía, embriagados de baja autoestima, llenos de sí mismos.

 

Humildad superior

El criterio es claro: humildad. La humildad del mismo Jesús; un Dios, un Maestro, el Salvador caminando por los caminos de la humanidad.

 

La humildad es la gran potencialidad a explorar en nuestra propia vida, es la generosidad interior para vaciar el narcisismo, la auto-referencialidad. Ser humilde no implica postergarse ni estancarse, tampoco dejar de aspirar a ser mejores personas, profesionales, etc. 

 

Los humildes desarrollan la escucha, la mirada aguda para comprender los contextos y respetar el punto justo. Los humildes son libres, no tienen deudas de favores, tampoco apariencias que cubrir. Los humildes esperan con el corazón y la mente en un Dios generoso.

 

Se cuenta que a la madre Teresa, una mujer santa con palabras de protesta social, respondió a un periodista que le manifestó su repugnancia a los leprosos: "Yo no haría lo que usted hace ni por un millón de dólares", le dijo un periodista; a lo que ella respondió: "Ni yo tampoco... lo hago por Jesús", ella lavaba las heridas de los leprosos.

 

Nos falta mucho para ser humildes, y cuánto más se procure, la presunción a veces es más fuerte. Que este domingo te ayude en tu oración por la humildad en tu existencia, aquella superior como Dios manda.

 

Palabras del papa Francisco:

A quien quiere seguirlo, Jesús le pide amar a los que no lo merecen, sin esperar recompensa, para colmar los vacíos de amor que hay en los corazones, en las relaciones humanas, en las familias, en las comunidades, en el mundo. Hermanos cardenales, Jesús no ha venido para enseñarnos los buenos modales, las formas de cortesía. Para esto no era necesario que bajara del cielo y muriera en la cruz. Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino, el único camino para salir de las arenas movedizas del pecado, y este camino de santidad, es la misericordia. La que Él nos ha dado y cada día tiene con nosotros. Ser santos no es un lujo, es necesario para la salvación del mundo. Y esto es lo que el Señor nos pide a nosotros.

Queridos hermanos cardenales, el Señor Jesús y la Madre Iglesia nos piden testimoniar con mayor celo y ardor estas actitudes de santidad.


 (S.S. Francisco, 23 de febrero de 2014).

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 14, 1. 7-14

En sábado, Jesús entró en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:
«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga:
“Cédele el puesto a este”.
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.
Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
“Amigo, sube más arriba”.
Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».
Y dijo al que lo había invitado:
«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección de los justos».


Pintura: Jesús y la crítica a los fariseos

Las puertas de una seudo religión se abren y se cierran, en ella, cada quien tiene la medida de su puerta y de su Dios.

Obra de Auguste Rodin titulada 'La puerta del Infierno'. Museo Soumaya, México.

XXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 La emergencia del fuego

Hoy podrías parecer un dragón, botas fuego por la boca. ¿Qué tipo de fuego expulsas desde tus entrañas?



Dios y el fuego

Gerrit van Honthorst - Childhood of Christ 


XX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

El fuego desde tus entrañas

Las cosas son dependiendo del cristal por donde las mires; o a veces, para unos el lado es ancho y para otros, angosto, pues el embudo de las justicias no siempre es justo. Son especialmente juicios, no autoevaluaciones. En la vida puedes ir alimentando la reconciliación o el odio, la unión o la división, la guerra o la paz, … Cada quien tiene los recursos cognoscitivos y emotivos suficientes para saber en cuál de estos escenarios se encuentra, qué tipo de fuego expulsa.

 

El fuego evocador

Es evocador el símbolo del fuego usado hoy. El fuego ayudó al hombre a domar la tierra, los metales y a los animales salvajes, y cómo no recordar el boom industrial y ahora la herida ecológica. El fuego también simboliza el amor, el que va purificando el corazón, la luz del mismo Hijo de Dios. En este sentido, se entiende el afán de Jesús por ver encendido el fuego que vino a traer. Más que el fuego del dragón que consume a los mártires, pensamos en el fuego que abriga y ahuyenta la oscuridad, el mismo de pentecostés.

 

El fuego de la unión

¿Y por qué un hombre de paz habla de la división? La división debe diluirse con el fuego que porta Jesús: reconciliación, paz, justicia, amor. Si te remites a la misma interioridad de la comunidad o de tu familia, las divisiones son abrigadas por los dragones de la mentira, no todos quieren el fuego que rompe las tinieblas, la luz que revela la verdad.

 

El fuego de la verdad

Dentro de la misma comunidad o familia, vivir al estilo del evangelio no es un juego florido ni una piedad infantil, menos de la conformidad y la pasividad. Portar el fuego de la verdad es realmente entrar en batalla con los propios hermanos irrespetuosos de la dignidad humana, con los hermanos que explotan y los que trafican.

 

El fuego de la libertad

Las colonizaciones son criticadas, la del Nuevo Mundo fue una colonización con la Biblia en mano. Detrás del mensaje colonizador había un mensaje religioso, sacado de la Sagrada Escritura. Y ese mensaje está relacionado con la liberación, con un Dios que escucha el grito de los sufrientes y está contra toda injusticia. Esa Palabra Sagrada es fuego en los corazones para reafirmar la paz, el amor y la libertad.

 

Palabra del papa Francisco

Luego explica: “En este sentido, llegó a "dividir", a poner en "crisis", pero de manera saludable, la vida de sus discípulos, rompiendo las ilusiones fáciles de aquellos que creen que pueden combinar la vida cristiana y compromisos de todo tipo, prácticas y actitudes religiosas contra el prójimo”.

 

El Papa puso el ejemplo: “¡cuántos, cuántos cristianos autodenominados van al adivino o la adivina para que les lean la mano! Y esto es superstición, no de Dios.  Se trata de no vivir hipócritamente, sino de estar dispuesto a pagar el precio por elecciones consistentes con el Evangelio”.

 

Para el Papa Francisco, el hecho de llamarnos cristianos tiene unas implicaciones concretas: “Es bueno llamarnos cristianos, pero sobre todo debemos ser cristianos en situaciones concretas, dando testimonio del Evangelio, que es esencialmente amor por Dios y por nuestros hermanos”. Finalizó su alocución pidiendo que María nos ayude a propagar el fuego que trajo Jesús “con nuestra vida, a través de decisiones decisivas y valientes”.

(Papa Francisco, Angelus, 18 de agosto de 2019)

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».


Pintura: 

Gerrit van Honthorst - Childhood of Christ 

Si eres capaz de ser fiel, cásate, conságrate; si es posible ser libre, eres generoso; si eres dueño de tus objetivo, deja que Dios te acompañe; si te falta fe, humildad; si eres de la tierra, te espera el cielo.


La expulsión de Agar. Jan Mostaert

Libres con futuro


XIX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

A menudo me llegan ofertas al E-mail: “responde a este correo y llama al número “x” porque el millonario “tal” quiere compartir sus riquezas contigo” Otros e-mails, cuentan la historia triste de una viuda con cáncer, pero muy rica y quiere donar su fortuna. Si contestas, es seguro que alguien te estafará o te robará los accesos a tus datos. Entonces, es tanta la oferta que las mandas al cesto o al spam.

 

“Tu vida no depende de tus riquezas” (15)

Puedes hacer un inventario de tus riquezas, ¿qué tienen de especial? Son, con frecuencia, el fruto de tu sudor, preocupaciones, dedicación, esfuerzo, en buenos términos, parte de ti está invertida en esa riqueza, incluso si fuera fruto de injusticias.

 

Pero tu vida está extenuada, te puedes preguntar ¿vivo para tener riquezas? De por sí nuestro concepto de riquezas conlleva un pensamiento de equidad social, de clasificación. Y abordamos un gran problema, los países que han equilibrado los niveles sociales no dejan de tener racismo y extremar lo “exclusivo” hasta la perplejidad.

 

Tu vida depende de Dios, y que él no esté en tu generación de riqueza entonces la muerte es más complicada que tu carroza de lujo, debe ser interesante tener riquezas y ser libre.

 

“Busca el reinado de Dios y recibirás lo demás por añadidura” (31) 

Si ahorras dinero para comprarte un carro ves inmediatamente el logro de tus ahorros, pero si ejercitas la libertad quizá no tengas puntos referenciales para decir que eres “más libre”. Eres libre o no.

 

La gran diferencia es que la libertad no viene sola, nos trae esperanza, justicia, paz. Entonces, el futuro no se mide por el carro que compras sino por cuanta esperanza, por cómo vas forjando la justicia, si tienes capacidad de fidelidad, si el amor sublima tu sonrisa y das el giro copernicano de la vida.

 

El ejemplo bíblico es la fe de Abraham y Sara, miran el futuro con esperanza, son capaces de vivir como extranjeros, sin “tener tierras”, sólo la confianza del cumplimiento de las promesas de Dios, nunca habitaron la patria que buscaron, pero si el Reino de Dios.

 

Entonces, el camino de la fe los llevó a conocer a un Dios que quiere grandes cosas para la humanidad, pero ésta no necesariamente se dispone a buscarla o recibirla. ¿Aquella oferta se ha convertido en un spam de tu vida? 

 

“Donde está tu tesoro estará tu corazón” (34)

Si vives sólo del pasado es posible que respires muchas veces amarguras, resentimientos; los ojos miran al horizonte frontal, el futuro es posible, el pasado no tiene un retroceso automático más que en tus recuerdos. Es decir, tu corazón vive una apertura al futuro, a lo posible, a la esperanza más que a la decepción.

 

La cereza del pastel es ¿dónde está tu tesoro? Aquello que te preocupa y ocupa, quizá te obsesione. El sentido futuro reposa el pensamiento en la esperanza, allí tiene sentido la limosna, la reconciliación; dicho de otro modo, no gastas tu vida en la acumulación y la cultura del odio. Es como una ventana de aire fresco para la libertad de la esterilidad del “tener más”. Y no se trata del solo “tener” sino del don del desprendimiento y paz en tu corazón.

 

“A quien mucho se le dio mucho se le pedirá” (48)

Con esta frase, el evangelista Lucas, me da temor y temblor. Pero, al reflexionarlo quizá sea porque me imagino un encuentro con el juez, como cuando en la pedagogía tradicional no hacías la tarea y el profesor te esperaba con una madera para castigarte en las manos. ¿tú crees que sea tan despiadado el encuentro con Dios? ¿justo?

 

Todo te remite al futuro, a la esperanza, pero se le construye hoy. Si fueron generosos contigo, por qué no serlo también. Y no interesa la cantidad, sino la calidad. El reto de la calidad es que rebusca en tu pozo interior, en tu historia, en las larvas y la vida. Entonces, la integridad de lo que eres te puede dar una idea de lo que esperas, lo que eres hoy lo mejorarás mañana, ojalá no seas experto en el mal.

 

Que tengas un bonito día del Señor y la esperanza sea el don que tanto le pides a Dios en tus oraciones.

 

Palabra del papa Francisco:

«¿Cómo espero a Jesús?». Pero sobre todo: «¿Espero o no espero» a Jesús? Muchas veces, en efecto, también nosotros cristianos «nos comportamos como paganos» y «vivimos como si nada debiera suceder». Tenemos que estar atentos a no ser como el «egoísta pagano», que actúa como si él mismo «fuera un dios» y piensa: «yo me las apaño solo». Quien actúa de esta manera «acaba mal, termina sin nombre, sin cercanía, sin ciudadanía». En cambio, cada uno de nosotros se debe preguntar: «¿Creo en esta esperanza de que Él vendrá?». Y aún más «¿Tengo el corazón abierto, para sentir el ruido cuando toca a la puerta, cuando abre la puerta?».

 

 (Papa Francisco, Santa Martha, 21 de octubre de 2014)

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 32-48

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos bolsas que no se estropeen, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.
Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.
Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».


Pintura: La expulsión de Agar Jan Mostaert

Jan Mostaert fue un pintor de reconocido prestigio. En su repertorio sobresalen los retratos y las obras religiosas. Entre sus rasgos más sobresalientes destaca la minuciosidad con la que trabajó los detalles, en conexión con la iluminación de manuscritos. El paisaje solía ocupar el fondo de sus composiciones, y en él se evidencia una clara influencia de Joachim Patinir. Esta obra en concreto es un buen ejemplo de la capacidad narrativa de Mostaert, que incluye en la pintura varias escenas de una misma historia, en este caso la expulsión de Agar tal y como se relata en el Antiguo Testamento. En la imagen principal aparece Abraham en el momento de despedir a Agar y al hijo de ambos, Ismael. Tras este, se suceden los episodios que dan continuidad al relato. A la izquierda vemos a Sara, mujer de Abraham, mirando desde la puerta de su casa la expulsión, de la que fue instigadora. A la derecha se representan diferentes momentos del viaje de Agar, como la aparición del ángel que les facilitará agua para beber y a lo lejos en lo alto de una colina, el sacrificio de Isaac, hijo de Abraham y Sara. El tema de la expulsión de Agar gozó de mucha popularidad en los Países Bajos en los siglos XVI y XVII.

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Hola, soy Javier Abanto. Escribo reflexiones, vivencias y anécdotas. Publico artículos de teólogos y poetas. Estudie teología y comunicación. Desde el 2005 me dediqué a la docencia universitaria y a la gerencia de emisoras de corte cultural y religioso. La vida necesita de alegría y esperanza. Necesitamos a Dios en nuestra vida.
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¿Qué es "Luciérnaga"?

"Luciérnaga" Surge para expresarme de manera sencilla. Las luciérnagas remiten a mi origen rural - andino. Son visibles al caer la noche y hacen volar la imaginación con sus luces intermitentes, propias y naturales.

Luciérnaga se dirige a las personas de buena voluntad que buscan vivir con justicia y paz. Necesitamos del humor y la alegría. Y, sin duda, el mundo necesita de Dios.

Gracias por leer y compartir, no olvides comentar.

Javier Abanto Silva
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