Domingo VI del Tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 5,17-37) – 13 de febrero de 2011



Ustedes han oído que se dijo… pero yo les digo…

Así como la teoría no puede estar desligada de la práctica, la ley de la justicia, dirigirse a Dios del perdón fraterno, el derecho de la igualdad,… así en el comentario a las bienaventuranzas Jesús une la vida a la ley, la dignidad a la igualdad de género, la ley natual a la sabiduría.

Cada persona tenemos nuestra propia historia, cargamos a los otros las consecuencias de nuestros traumas y también sus bondades. Pero, nunca habrá una disculpa para buscar la sabiduría.

Lo sabio es que tú y yo tenemos en nuestro interior una naturaleza buena, diferenciamos el bien del mal. La debilidad puede atraer causales, pero tenemos libertad para elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Con esta ley natural lo sabio será elegir el bien, la vida,… creados para ser felices es el sello de Dios en nuestros corazones.

Lo sabio, actualmente, es vivir bien, triunfar, hacer carrera, lo que te plazca,… ¿Me olvidé de algo estimados y estimadas sabios y sabias? Algunos dirán: “te faltó: ser importante, tener un buen cargo, ser influyente, estar en cafecitos y chismes con los jefes de la ciudad,…” Seguramente para los sabios de este mundo- paganos y religiosos- no será tan sabio fiarse de Jesús crucificado, no será tan sabio decir la verdad cuando peligran las buenas relaciones. La omisión disfrazada de prudencia puede dar algunos soles (no luz) en el futuro.

El cristianismo tiene la sabiduría de su Dios ayer, hoy y siempre, contradictoria, escondida, y misteriosa. Una sabiduría no especulativa, (si así fuera también podríamos llegar a Dios), sino la de la dignidad de Hijos de Dios.

Nuestra moral infantil nos hacer esconder la verdad para ser confiables, tal actitud sólo muestra que el valor de la verdad es usado en sentido utilitarista. Así la tortuga se transforma en camaleón. En cambio una moral madura persigue los valores contenidos en las bienaventuranzas. La ley se ha desligado de la moral y ésta está ahogada en el “abismo existencial”. Caótico.

Sin el amor interno, la vida tiene precio. La ley natural y el amor de Dios llevan al diálogo, a la reconciliación, a la paz, a luchar por la implantación de los Derechos Humanos, a la solidaridad,…

 Algo importante es que el amor lleva al respeto de la persona. En una sociedad machista, la violencia contra la mujer y la desigualdad de género quedan abolidas (Jesús explica las bienaventuranzas; si le hacían caso estaríamos dos mil años adelantados). Las palabras de Jesús valen para hoy, machistas y feministas (Jesucristo es la novedad) sigan en la búsqueda de la igualdad de género. 

La ley natural, la ley objetiva, los Derechos Humanos,…, todos tienden a construir una familia humana y cristiana (Ojo, pregoneros del divorcio rápido). La igualdad y el respeto son de sabios. 

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