PAQUETE COMPLETO


El paquete viene completo

Quiero liberarme de tantas cosas que me atan y parece que cada vez me convierto en un dependiente intenso de lo que me podría hacer daño. Y es casi natural que al liberarse de algo (o alguien) me libere también de otras cosas. Es decir la libertad que pretendo puede posibilitar otras libertades. Es ilógico pensar que un problema viene solo, como también una virtud se construya individualmente, siempre implica otra más. Por ejemplo cuando dices que amas a alguien no le prometes fidelidad explícitamente, se sobrentiende; y si eres fiel y amas también eres feliz, eres libre, eres tú mismo (a). Eso de preparar pan sin harina, azúcar sin sacarosa, carne sin grasa no necesariamente da sabor a la vida. Es como aceptar a alguien como pareja sin amor. Tampoco puedes quedarte sólo con los ojos, o sólo con el cerebro, incluso con la bondad de alguien que estimas. El paquete suele venir completo, de lo contrario le quitas lo principal. Ya quisiera liberarme de los dolores y sufrimientos de esta vida. Si me dicen que me libere del trabajo aparentemente sería feliz. El paquete viene completo, con sufrimiento y gozos. En realidad, si quieres algo que sólo sea amor, que te acompañe en la pobreza y la riqueza, en la salud y la enfermedad sólo que da Dios. Es más seguro que te ame desinteresadamente y sin condiciones. Dios, no viene solo, también te trae palabras de esperanza, exigencias a favor de los demás, te acompaña y te pide que acompañes, te da una familia, un iglesia, una misión, un camino, una verdad, una vida, un sentido del futuro. Y en resumen te da amor, él mismo se hace amor para que lo aceptes. Como te digo el paquete viene completo. No viene Dios solito, viene el Hijo como liberador y el Espíritu Santo el que nos trasforma interiormente para aceptar no de manera egoísta o individual, sino con mentalidad de inclusión, de aceptar al distinto (a), de descubrir las cualidades de los demás, de construir, no de destruir, de optimismo, no de pesimismo.

DOCUMENTO DE APARECIDA

La misión del anuncio de la Buena Nueva de Jesucristo tiene una destinacion universal. Su mandato de caridad abraza todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de convivencia y todos los pueblos. Nada de lo humano le puede resultar extraño. La iglesia sabe, por revelación de Dios y por experiencia humana de la fe, que Jesucristo es la respuesta total, sobreabundante y satisfactoria a la preguntas humanas sobre la verdad, el sentido de la vida y de la realidad, la felicidad la justicia y la belleza… (Documento de Aparecida nº 380)

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