Oficio Loable
Me encantaría rajar de los maestros y restregarles sus defectos en la cara. Sin embargo hay una pasión dentro por el acto de aprender. Un maestro sorprende y los juicios deben ser desterrados. Creemos que los conocemos, pero no hablamos de su riqueza.
El oficio de maestro es como el de la partera। Hay que preparar los implementos y saber para qué sirve cada uno y cuándo hay que usarlos, importa mucho la actitud, la motivación, la expectativa. Es prepararse para un momento posterior, el del parto.
En el parto todavía no se da el alumbramiento, pero tiene que ver cómo te comunicas, qué estrategias empleas, a qué le das valor y a qué no. Cuenta mucho la paciencia, el temperamento, la confianza. Este proceso es lento y repleto de incertidumbre; así es cómo se logra que el alumbramiento sea feliz o desafortunado.
Para ser un partero, perdón, un maestro hay que tener en cuenta varios aspectos: no temer la entrega, el contagio, disponerse a la aventura, al riesgo (los partos son siempre de improviso), no violentar los tiempos, esperar el emerger de la semilla; hay que tener un espíritu festivo para no desesperarse ante alguna contracción। Es también cierto que no se dice a todo sí, hay que saber romper barreras para que pueda salir la vida.
En el fondo, nos apasiona ser sólo mediadores de la vida para que la cultura continúe। Es una conquista personal el poder unir el pasado con el presente y éste con el futuro. Es algo así como reinterpretar el presente para permear el futuro. En este ejercicio hay epifanías (revelaciones), “choques”, “asombros”, “desestabilidades”, es potenciar descubrimientos y desarrollar lo virtual del ser humano.
En este día del maestro, él es una posibilidad (es en sí mismo un proyecto), cada día revisara las palabras que da y recibe, estará dispuesto a corregirse permanentemente, capaz de escuchar las diferentes interpretaciones, a aprender con el estudiante. En Jesús tenemos al maestro como artesano, como estrella guía, como pastor, como sembrador, como anfitrión de un banquete, como vigilante,…
Documento de Aparecida.
“El llamamiento que hace Jesús, el maestro, conlleva una gran novedad। En la antigüedad los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la ley les proponían la adhesión a la ley de Moisés। Jesús invita a encontrarnos con él y a que nos vinculemos estrechamente a él porque es la fuente de la vida y sólo él tiene palabras de vida eterna…” (Documento de Aparecida n° १३१)
Me encantaría rajar de los maestros y restregarles sus defectos en la cara. Sin embargo hay una pasión dentro por el acto de aprender. Un maestro sorprende y los juicios deben ser desterrados. Creemos que los conocemos, pero no hablamos de su riqueza.
El oficio de maestro es como el de la partera। Hay que preparar los implementos y saber para qué sirve cada uno y cuándo hay que usarlos, importa mucho la actitud, la motivación, la expectativa. Es prepararse para un momento posterior, el del parto.
En el parto todavía no se da el alumbramiento, pero tiene que ver cómo te comunicas, qué estrategias empleas, a qué le das valor y a qué no. Cuenta mucho la paciencia, el temperamento, la confianza. Este proceso es lento y repleto de incertidumbre; así es cómo se logra que el alumbramiento sea feliz o desafortunado.
Para ser un partero, perdón, un maestro hay que tener en cuenta varios aspectos: no temer la entrega, el contagio, disponerse a la aventura, al riesgo (los partos son siempre de improviso), no violentar los tiempos, esperar el emerger de la semilla; hay que tener un espíritu festivo para no desesperarse ante alguna contracción। Es también cierto que no se dice a todo sí, hay que saber romper barreras para que pueda salir la vida.
En el fondo, nos apasiona ser sólo mediadores de la vida para que la cultura continúe। Es una conquista personal el poder unir el pasado con el presente y éste con el futuro. Es algo así como reinterpretar el presente para permear el futuro. En este ejercicio hay epifanías (revelaciones), “choques”, “asombros”, “desestabilidades”, es potenciar descubrimientos y desarrollar lo virtual del ser humano.
En este día del maestro, él es una posibilidad (es en sí mismo un proyecto), cada día revisara las palabras que da y recibe, estará dispuesto a corregirse permanentemente, capaz de escuchar las diferentes interpretaciones, a aprender con el estudiante. En Jesús tenemos al maestro como artesano, como estrella guía, como pastor, como sembrador, como anfitrión de un banquete, como vigilante,…
Documento de Aparecida.
“El llamamiento que hace Jesús, el maestro, conlleva una gran novedad। En la antigüedad los maestros invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, y los maestros de la ley les proponían la adhesión a la ley de Moisés। Jesús invita a encontrarnos con él y a que nos vinculemos estrechamente a él porque es la fuente de la vida y sólo él tiene palabras de vida eterna…” (Documento de Aparecida n° १३१)
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