Peruano en Oxford



"Un peruano bajadito en Oxford"


Los católicos buscamos ir al reino de los cielos, pero creo que Dios anticipa esa gracia, espero, dándome la oportunidad de visitar el Reino Unido, Inglaterra. Con el corazón acelerado inicié mi travesía, con una maleta que se rompió la llanta al bajar del taxi y la cargué por varias cuadras en el aeropuerto Fiumicino y también Heathrow (Londres).

Pasé los estrictos controles británicos con palabritas en inglés para aclarar las dudas y las miradas amables pero inquisidoras. ¡Good! Es la luz verde. En el aeropuerto mientras trataba de entender mi maleta daba vueltas. Se deben cambiar los Euros por los Pounds (libra esterlina). Una vez fuera, busqué un lugar para ubicarme y seguir el viaje. 

Un experto en “chapar mi combi” pedí orientación para subir al bus que me llevaría por 80 Km a Oxford. Esperé en su terminal, llegó un bus, bajó el conductor, me preguntó mi punto de destino y subió mi maleta. Muy limpio, lleno de jóvenes porque Oxford es conocida por su antigua y brillante universidad. No hay combi!

Esta ciudad es reconocida por sus autos, con el timón a la derecha, lo cual cambia el sentido de la circulación, entonces cual niño debo mirar a todos lados para cruzar la pista.

Su arquitetura impresiona, preparada para enfrentar la nevada, las torrenciales lluvias y también calor.

Caminé por un parque amplio, limpio y tranquilo. Cruce el río Támesis, un puente de 8 a 15 mts. aproximadamente. La gente suele remar sus botes como entretenimiento. El google maps me ubicó donde había wifi hasta la escuela, lejos de Brack Friars, el convento que me hospeda.

He querido romper la “hora cabana”, pero me ha sido difícil, he corrido las calles para llegar temprano, Salí con una hora de anticipación, pero me perdí. 

Llegué al último minuto, sudado y apurado me puse en la fila, pero faltaba alistarse. Acá, los frailes acostumbran usar un alba sobre el hábito, muy distinto a Latinoamérica. Muy amables, me ayudaron y salí con ellos. La celebración litúrgica, cantada y con un rito que le da belleza y elegancia.

Esta es mi primera impresión, mi primer día en esta gran isla, parte del Reino Unido. Ya luego, una foto hablará más que mil palabras.



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