Sólo tú no eres hipócrita

La hipocresía nos va destruyendo interiormente en las relaciones. Necesitamos: sinceridad, respeto y  valorarnos como hijos dignos de Dios. 

Hipócritas
“Asamblea de hipocresía” (2009) obra de Michel Cheval, pintor ruso nacido en 1966

Sólo tú no eres hipócrita

Si a un hipócrita quisieses criticar,
Bienvenido, acá tienes tanto por escudriñar,
Si el problema es de otros y tuyo jamás,
Ese es el requisito: hay espacio para uno más.

Tener el complejo narcisista de ti me puede alejar,
Porque con un “no soy como tú” me voy a comparar,
Es obvio, somos diferentes y habitamos este lugar,
Cada quien con su discurso y Dios nos ha de escuchar.

Tú, devoto, virtuoso, penitente, ayunas y das limosna,
Tu tiempo y dinero; das más de lo que te pide la norma;
Con la frente en alto tienes derecho a estar en el templo,
Dios debe inclinar la balanza para ti, eres un ejemplo.

Tú no eres como los demás, no eres como el pecador público,
Oras con mirada vigilante y seguro de ser escuchado,
No eres como el obvio colaborador de un sistema cínico,
No socavas la religión del Dios al que vas orando.

Pero ojo, van juntos, al mismo Dios en su templo, orando;
Impotentes ante el opresor, el incienso y el mismo campo santo,
Sus sueños por lo eterno y aquellos impuestos injustos van pagando,
Con la vida, la moneda, los prejuicios; en sus corazones hay llanto.

Tú no eres como aquel, que tiene ahora el corazón en la mano,
En sacrificio, ardiendo, ni puede levantar sus ojos al cielo,
En su frente hay un letrero público: “soy cobrador de impuestos”
Ese pecador, ¿valdrá la pena, crees que logrará ser virtuoso?

 Reconocer al otro, esa comunión, es un paso en el diálogo,
En el templo, en el super mercado, en el tren, en el restaurante;
En cada espacio necesitamos vivir el primero del decálogo,
Y en especial reconocer nuestras maldades y bajar del estante.

En este templo, Dios mira no de lo alto ni de una silla,
Salva a quien tiene los pies en la tierra de sus carencias,
Se analiza y en las manos de Dios cada lágrima brilla,
No se compara, pero qué elocuencia, sin opulencias.

Entonces, la hipocresía es una sombra sutil en cada vida,
Quizá lo tengas todo y lo pierdas, no tienes la última palabra;
 O no tengas nada y el pecado sea tu pesada mochila,
Vale la pena “ser”, sí, como el Hijo, esa es la gran jugada.




Literatura/ Poesía
(Autor: Laepi) (Calle 7)



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