Domingo XIV del tiempo Ordinario – Ciclo A (Mateo 11, 25-30)
¿Debemos ser Sencillos?
Cristo llevado y presentado ante el Procurador Poncio Pilato. Óleo de Mihály Munkácsy (1881). Déri Museum, Debrecen. |
- 😁Don Ramón: “¿Tú también reprobaste?
- Chilindrina: “pero también reprobó el Chavo”
- Chavo: “pero yo porque soy pobre”
- Chilindrina: “Y eso, ¿qué tiene que ver?”
- Chavo: “que nunca desayuno y entonces llego a la escuela con mucha hambre y por estar pensando en la comida no puedo pensar en la geografía”
- Don Ramón: “óyeme, óyeme, eso no tiene que ver absolutamente nada. Don Benito Juárez también fue muy pobre y cuando tenía tu edad era el primero de su clase”.
- 😀Chavo: “y cuando tenía su edad ya era presidente”😄
El Chavo es un personaje capaz de decir las verdades amargas. La Chilindrina, mira en el ‘niño del barril’ una escusa de sus errores. Don Ramón tiene talento, pero no le gusta trabajar. Aunque los personajes tienen sus momentos felices no dejan de plantear preguntas importantes a la sociedad.
Las preguntas pueden ser como un virus sin antídoto, los sabios de este mundo ya las han resuelto y también saben cómo agudizarlas: las desigualdades sociales, la calidad de la educación, la vivienda, la salud, etc.
En este contexto, estas preguntas están siendo analizadas por los países, de acuerdo a su poder económico y científico. Algunos países, como Italia, China, y otros, están instalando observatorios científicos para evitar o prevenir las pandemias. Otros, están mirando cómo salir de la crisis económica, y Latinoamérica, cómo enterrar a sus muertos.
La pobreza es un factor destructivo a lo largo de la historia. Y la riqueza soluciona muchos sufrimientos físicos. Entonces, el Chavo, aunque pobre, debería estudiar más. Y don Ramón, replantearse la vida, el ejemplo, la sensibilidad humana, la vida espiritual,… La sabiduría de Dios no se compra, no es exclusiva de los pobres o de los ricos.
Lo triste es que los ricos consideren a los pobres como ignorantes, apestosos, fracasados, ‘pecadores’, como la “chusma”. Y lo más triste es cuando entre pobres nos despreciamos, nos estafamos. La sabiduría de Dios se revela en la fraternidad, igualdad.
Jesús acompaña a los que sufren no sólo el desprecio, sino también la pobreza. Jesús se revela a los que quizá no le creen, pero le respetan. Jesús, les ha pillado a los poderosos que se molestan cuando los pobres comienzan a defender sus derechos, a no idolatrarlos, a exigirles trabajo con solidaridad, inversión con humanidad, servicio con bien común.
Si el Dios de Jesús es tan humano, tan cercano, cómo no reposar nuestra cabeza en su corazón ahora que estamos cansados y agobiados. Si la ciencia nos resolverá algunos problemas por qué no darnos la oportunidad de pensar en cómo recomenzar, cómo vivir después de la pandemia.
Nuestro reto es ser sencillos. “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido”.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Algunas páginas para la reflexión exegética:
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