T.O. XII, B: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!”. La tempestad calmada.

Con miedos y sin fe

Tempestad Calmada


XII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)

  

Estas en esta barca mundial, dormido o despierto, aterrado u optimista, pero estás. Quizá no conozcamos a profundidad, pero algunos signos del viento podemos identificar.

 

Las tempestades mundiales

 Al inicio del 2021 la consultora de riesgos políticos Eurasia Group (Nueva York) publicó los grandes riesgos mundiales para el 2021- Top Risks 2021

-      Las instituciones políticas en Estados Unidos. Dividido políticamente y desigual económicamente. Ejemplo: Trump no ha reconocido la victoria del demócrata Joe Biden. 

-      Covid-19 ha impactado en la economía global. Va dejando deudas, desempleo y desconfianza en los líderes.

-      Clima: el 2020 se registró como el año más caluroso de la historia. Y aunque los gobiernos se comprometiron a cumplir objetivos de emisiones netas cero en toda la economía para mediados de siglo, después de la Pandemia es incierto.

-      Tensiones entre EE.UU. y China continuarán. China es el competidor más fuerte y que ha generado desconfianza en el G20. Alemania y Japón se muestran Estables. Rusia culpa a Estados Unidos y Occidente de su Problemas. América Latina no podrá evitar la crisis sanitaria y económica.

-      El freno al flujo de datos dificultará el comercio digital, especialmente entre China y Estados Unidos. 

 

Podemos agregar también la inestabilidad política en América Latina: la polarización, la cultura del odio, el racismo, etc.  Los muertos en el Metro (México), las protestas en Colombia, los muertos en Brazil, las crisis políticas en Perú.

 

Si Dios está en tu barca ve y reclámale

 Estos y otros son los vientos que se embravecen ante la barca mundial. ¿Cómo ser predicadores de esperanza? ¿No le importa a Dios que perezcamos?  Pero hay una pregunta que debemos plantearnos primero: ¿Dios está en la barca, dormido o despierto? 

 

Si está, no sé si su respuesta sea más liviana que las crisis económicas o políticas; las que producen lágrimas y profundas tristezas son las existenciales: ¿Por qué tienen miedo? ¿Aún no tienen fe? 

 

Las respuestas de Jesús pueden calmar las preguntas, las aguas de nuestro corazón y llenarnos de esperanzas. Sus palabras queman y refrescan, nos sacuden y dan seguridad.

 

Las tempestades personales

Entonces qué hacemos ¿Culpamos al hombre de las tormentas humanas? Es la reacción facilona, justiciera, poco caritativa. Somos una tormenta de culpas, a veces sin el “Dormilón”. Así pasamos a vivir las tormentas, horrorizados, temerosos, cuestionados por el mismo Dios, no podemos evitarlas, pero con la fuerza de su palabra poder enfrentarlas. Eso es valiente, aferrarse a la Palabra más que al viento que nos quiere arrancar de nuestra inseguridad.

 

En la barca no estamos solos, el profundo egoísmo nos ilusiona en encontrar soluciones con un click, con una formula de oración milagrosa,… Somos seres en relación, hechos para amar, para aprender de los otros, ser confiables, los remos y los yugos son comunitarios.

 

Cómo nos cuesta obedecer. Jesús con su serena quietud y contemplación generó la admiración recolocación (comprensión) de identidad: “¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!”.

 

Jesús, te necesitamos en la barca

Podrías pedirle a Jesús que pase a ‘proa’ porque nos da miedo cuando está en ‘popa’, que recorra la barca, lo necesitamos en ‘cabina de controles’, igual lo necesitan los motoristas y los de la cocina.

 

Palabras del Papa Francisco

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza. Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. MOMENTO EXTRAORDINARIO DE ORACIÓN EN TIEMPOS DE EPIDEMIA PRESIDIDO POR EL SANTO PADRE FRANCISCO, Atrio de la Baslica de San Pedro, 27 de marzo de 2020

 

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vamos a la otra orilla».
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre su cabezal.
Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:
«¡Silencio, enmudece!».
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».
Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:
«¿Pero quién es este? ¡Hasta el viento y el mar le obedecen!».


Explicación de la pintura: Tormenta en el Mar de Galilea

La tormenta en el mar de Galilea es una obra del pintor holandés Rembrandt, pintada hacia 1633, que se exhibía en el Museo Isabella Stewart Gardner de BostonMassachusetts, Estados Unidos.

La pintura muestra uno de los primeros milagros de Jesús, concretamente el narrado en el evangelio de San Marcos, capítulo cuarto, cuando Jesús calmó las aguas en una tormenta en el Lago Galilea. Se trata de la única marina del genial pintor holandés. Es una obra de juventud en la que Rembrandt se autorretrata en una de las catorce personas que ocupan el bote, concretamente el que sujeta la cuerda del mástil y mira hacia el espectador.1​

Detalle de la pintura en la que se observa el autorretrato de Rembrandt

En la obra se visibiliza un bote inestable por la tormenta en el mar de Galilea. Aparece Jesús rodeado por sus apóstoles y la presencia de otro personaje, se trata de Rembrandt en la parte central del cuadro.1​ 

En esta escena, Jesús, se distingue por su rostro sereno y tranquilo, les pide a sus apóstoles que demuestren su fe ante el peligro. A la izquierda, Rembrandt presenta a un grupo de discípulos que se encuentran luchando contra la tormenta; a la derecha se ubica otro grupo que rodea a Jesús y se muestran más tranquilos ante la situación.1​

En el cuadro, no se refleja el momento exacto en el que ocurre el milagro. En cambio, es posible observar una situación de crisis, que retrata el momento en que Jesús se muestra tranquilo ante la tempestad e invita a sus apóstoles a no sentirse amenazados.1​

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