II Domingo de Navidad (C): “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”
Ha nacido el creador
Giotto Scrovegni, Nativity, Birth of Jesus
II Domingo de Navidad
Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)
Hoy sabemos que nuestra vida, historia y experiencia están ligadas a un Creador. Es bueno mirar nuestros orígenes y saber de donde provenimos. Y también conocer el reproche a quiénes no recibieron a Dios. Hemos ido perdiendo la emoción de sumergirnos en la divinidad pese a que Dios se ha humillado en la carne, se hizo hombre. “El verbo se ha hecho carne”.
Iniciamos un nuevo año con estas palabras llenas de cercanía, de esperanza. Dios no nos hace la ‘guerra fría’, él va manifestándose por medio de su Palabra. Su claridad, su luz opaca toda oscuridad, ilumina las tinieblas del corazón.
La profundidad teológica de su nacimiento en esta tierra nos lleva a una experiencia llena de expectativas por calmar los corazones desesperados. Aquel niño que nace en una historia real es la esperanza, es la Palabra de Dios, es el medio en primera persona que nos habla.
Cómo decir “hemos contemplado su gloria” en esta navidad. Cómo lo vemos que vive entre nosotros. Realmente, es una oportunidad para pedir los dones de la gracia y la verdad. La humildad y el interés por conocerlo mejor y vivir la experiencia de Dios en nuestra vida.
Si el Hijo está en el seno del Padre entonces nos tiene que contar mucho. La necesidad de una vida espiritual es muy gráfica en la humanidad, y aunque parezca que todo lo puede hacer el hombre con la ciencia y la técnica, el sentido de la vida y la felicidad no lo logra atinar. No existen pastillas de felicidad sino experiencias, testimonios, signos.
Dios creador nace hombre para posibilitarnos nacer para una vida en Dios.
Palabra del Papa Francisco
“Ante nuestra fragilidad, el Señor no retrocede. No permanece en su beata eternidad y en su luz infinita, sino que se hace cercano, se hace carne, desciende a las tinieblas, habita tierras extrañas a Él. Lo hace porque no se resigna a que podamos extraviarnos yendo lejos de Él, lejos de la eternidad, lejos de la luz. He aquí la obra de Dios: venir entre nosotros. Si nosotros nos consideramos indignos, eso no lo detiene. Si lo rechazamos, no se cansa de buscarnos. Si no estamos preparados y bien dispuestos a recibirlo, prefiere venir de todos modos”.
“Dios desea encarnarse. Si tu corazón te parece demasiado contaminado por el mal, desordenado, no te cierres, no tengas miedo. Piensa en el establo de Belén. Jesús nació allí, en esa pobreza, para decirte que ciertamente no teme visitar tu corazón, habitar en una vida desaliñada. Habitar. Es el verbo que utiliza hoy el Evangelio: expresa un compartir total, una gran intimidad. Esto es lo que Dios quiere”
(Ángelus, 2 de enero de 2022)
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Pintura: El Nacimiento
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