XXV Domingo del tiempo ordinario (B): El más grande y mejor es el servidor
“Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”
La pasión, la humildad y el servicio son temas fundamentales en el camino a Jerusalén. Ya le siguieron en la Transfiguración y ahora deben seguirle todos en la pasión como parte del ser discípulo.
XXV Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)
Nos encantan los likes, ser reconocidos como importantes. ¿Cuántos likes tiene? Suele ser el tema de discusión actual: de los gestores digitales de las empresas, los analistas de micro data; También de ti, cuando buscas un buen restaurante o un hotel, o cualquier otro producto. Solemos leer los comentarios o recensiones, la cantidad de estrellas. Pero los likes son una esquina del gran telar: valoración, experiencia. La cereza del asunto está en servir con humildad, con amor; a esto técnicamente se llama calidad humana y profesional, autenticidad ética. Pero remando mar adentro, la madre del cordero radica en transformar la idea de liderazgo y autoridad en servicio y amor. La misión muchas veces incomprendida pero infalible. ¿De qué hablas tú en el camino?
Una misión incomprendida
El sentido profundo de la misión debe ser comunicada adecuadamente; por ello Jesús quiere tiempo y privacidad para instruir a sus discípulos. No parece lógico que el Mesías pase por la cruz. Nuestra mentalidad que se afana por el poder y la gloria la procesa como ilógica a la misión en la cruz y la humildad.
Cada día evitamos el dolor, las lágrimas. Especialmente cuando tienes que renunciar. La dureza de las palabras de Jesús nos deja temblando: acoger a un niño en nombre de Jesús y en su nombre significa acoger a Dios Padre; es decir, en sus nombres acoger la enfermedad, la muerte de un ser querido, la injusticia, la incapacidad para reconocer los propios errores y buscar superarlos, etc.
Diálogos para el camino
¿De qué hablas tú en el camino? Silencio en la sala, en mi mente. Las preguntas de Jesús son como si tuviera en la mano la radiografía de nuestros anhelos, miedos. Durante el camino Jesús les “explicó con dibujos” el valor del servicio, pero las conversaciones de sus discípulos se basan en ¿Quién sería el más importante? Sus aspiraciones se alejan del servicio y del amor pedagógicamente explicados por el mismo Jesús.
Esta pregunta planteada en la vida familiar o comunitaria lleva a la depresión, es incontestable, Jesús plantea unos criterios. Si un hijo es el preferido de la madre los hermanos deben alegrarse, pero por lo general se despiertan los celos. Si una novicia es la preferida de la maestra el problema más grande está en la maestra, "SOS". Pero cuál es el criterio de discernimiento para saber quién sería el más importante. Hasta el momento nuestro cerebro gira en torno a una jerarquía, del más al menos importante. Esta lección es como la conversión, constante. Lo demuestran los grandes conflictos que se desatan en las pequeñas comunidades por el poder, que por cierto es ilusorio y diáfano.
Ser el hijo o la novicia "preferido/a" no significa "ser el mejor", con frecuencia es el más débil. La pregunta se modifica para dirigirse a la misión: ¿Cómo ser el mejor discípulo, o hijo o novicia? No depende del amor de la mamá o de la maestra, sino de la autenticidad de vida, de criterios que necesitan ser actualizados y nunca pasan de moda a lo largo de la historia: el amor, el servicio, la humildad. En el fondo Dios sabe cómo servimos y amamos.
Está idea no refuerza la idea de que Jesús te invite a ser conformista o de que aplaques tus anhelos, todo lo contrario, te da la clave: si quieres tener una vida eterna debes estar disponible a entregar la tuya, si la entregas al servicio entonces serás importante para Dios.
Jesús pone de ejemplo a un niño para explicarles mejor. Recibir en su nombre a un niño, a los más humildes, vulnerables, desposeídos, dependientes, sin poder ni privilegios. En esa acción está la verdadera grandeza, en nombre de Dios, nos hace partícipes de la gran comunicación íntima entre Dios y su Hijo.
Es tiempo de cambiar los criterios de ser los primeros, los más importantes, los poderosos, … por sencillamente: humildes servidores. Los que son como niños también cuentan para el cielo.
Palabra del Papa Francisco:
“… da un vuelco a los criterios que marcan lo que realmente cuenta. El valor de una persona ya no depende del papel que desempeña, del éxito que tiene, del trabajo que hace, del dinero que tiene en el banco; no, no depende de eso; la grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, tienen otro rasero: se miden por el servicio. No por lo que se tiene, sino por lo que se da. ¿Quieres sobresalir? Sirve. Este es el camino”
(Ángelus, 19 de septiembre de 2021)
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía:
«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
«El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Pintura
Los Niños de la concha es un cuadro del pintor españolBartolomé Esteban Murillo realizado en óleo sobre lienzo. Sus dimensiones son de 104 cm × 124 cm.
Representa el momento en que Jesús da de beber agua de una concha a su primo Juan el Bautista.1
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