XXXIV Domingo del tiempo ordinario (B): La solemnidad de Jesucristo Rey del universo

«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz»

El diálogo entre Jesús y Pilato sobre la verdad y el reino. Los temas actuales de esta vida son la verdad y el reino, las falsas acusaciones de los líderes religiosos, y el falso poder del líder político.


Juicio de Pilato  Pilato lavándose las manos   


XXXIV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

Un rey que testimonia la verdad responde a un rey que es signo de mentira y esclavitud. El rey creador de este mundo le aterriza a un rey que quiere dominar el mundo pequeño. El rey de la paz habla del cielo a un rey violento. Pilato se debió sentir perdido en un pueblo que lo odia y ante un judío que le dice ser escuchado por quienes aman la verdad de Dios.

 

Pilato

A Jesús le han acusado de hacerse llamar “rey” lo cual para el derecho romano es penado con la muerte. Pilato se niega a juzgar, pero debe examinar y encontrar razones para mandarlo matar. Pilato entiende el “reino” en términos meramente políticos, y si alguien se proclama rey comete el reato de lesa majestad.

 

Pilato es sólo una pieza del ajedrez de la mentira, como las acusaciones de considerarse “Mesías”, la burla de los soldados, los gritos populares “crucifícalo”; en el camino de la pasión se le va restregando al ser humano sus capacidades para mentir, juzgar, matar, huir, etc. En los escenarios de la mentira la verdad debe ser apagada, escondida, crucificada. En cada corazón codicioso y plagado de maldad anidan el desamor, la violencia. Llega a obsesionarse por defender ciegamente la mentira, a maquillar de legal su poder.

 

Jesús

El profeta judío está ante Pilato, antes de la pasión en la cruz. Su poder divino no busca conquistar tierras ni dominar los imperios. No tiene ejército, sólo discípulos armados con su Palabra. En un contexto de deshumanización y esclavización resuenan sus enseñanzas por liberar, por humanizar, por poner en el centro su predilección por los débiles de “este mundo”. 

 

“Yo soy rey” es una afirmación clara y la explica de inmediato. Vincula a la verdad como un mensaje claro de parte de Dios para con su pueblo. Jesús es el testimonio de la verdad, a dar a conocer el sentido de la vida iluminada por Dios. Pilato está cuestionando a la Verdad misma sin saber que la tiene al frente, no necesitaría preguntar más. 

 

En este día, en honor a la verdad, supera las tentaciones de las aparentes verdades que traen la muerte. Vayamos más allá de la curiosidad de Pilato y del reino de este mundo, allá donde el amor y la paz son verdaderas luces para nuestra existencia. Si al menos hoy dejamos que Dios nos hable su verdad, si buscamos escuchar su voz, si amamos como Dios manda, …

 

Palabra del papa Francisco

Jesús hoy nos pide que dejemos que Él se convierta en nuestro rey. Un Rey que, con su palabra, con su ejemplo y con su vida inmolada en la Cruz, nos ha salvado de la muerte, e indica —este rey— el camino al hombre perdido, da luz nueva a nuestra existencia marcada por la duda, por el miedo y por la prueba de cada día. Pero no debemos olvidar que el reino de Jesús no es de este mundo. Él dará un sentido nuevo a nuestra vida, en ocasiones sometida a dura prueba también por nuestros errores y nuestros pecados, solamente con la condición de que nosotros no sigamos las lógicas del mundo y de sus «reyes».

 

(Ángelus, 25 de noviembre de 2018).

 

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

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