II Domingo del tiempo ordinario (C): "El vino nuevo del amor verdadero: Recuperando el sentido en las bodas"
Su madre dice a los sirvientes:"Haced lo que él os diga"
La boda de Caná está llena de signos como: la madre y el hijo llegan a la boda de manera separada, se acaba el vino, el tercer día, no habla tanto de los novios y más bien ubican como protagonistas a la “madre y a su hijo”.
II Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
Los novios pierden protagonismo ¿Quiénes son los novios?
Estamos hartos de la superficialidad expresada en las bodas, hay bastante decoración cuando el fondo no es hermoso o no hay ojos que lo valoren. Alguna vez me tocó preparar a una pareja para su boda, y la novia emocionada se disculpó de no poder seguir con las sesiones de preparación porque pactaron una reunión con la responsable de la organización de la boda. Y luego comentó el sacrificio en tiempo y dinero para seleccionar flores, orquesta, licor, ceremonia, invitados, etc. En el fondo, las charlas prematrimoniales parecían un agregado a su sufrida y ajustada agenda.
El protagonista es el amor de Dios, el amor de Jesucristo y su esposa la iglesia, el amor dentro la iglesia doméstica que es el mismo hogar. El amor y Dios no exigen caudales, sólo caridad y fe. En ese hogar se necesita de madurez emocional para comprenderse y valorarse; si no saben elegir lo fundamental de su compromiso pierden la oportunidad de mantener e incrementar el amor eterno.
En la boda de Caná, el vino es más mencionado que los novios. La Madre de Jesús presenta inmediatamente la necesidad: “no tienen vino”. La multiplicación del vino parece ser un milagro, pero la lectura más fiable es que sea un signo ligado a Jesús y su Madre, al tercer día. Es decir, los verdaderos protagonistas, en la nueva familia, son Jesús y su madre que hacen posible beber jarras del mejor vino, alegrarse con el vino nuevo y bueno.
Las bodas y la alegría del amor
¿Cómo lograr que el amor sea como una planta que crezca y no se marchite? Si se marchita, se seca y se pierde la alegría, se acaba el relleno superficial y la cara ebria frente a la cara maquillada pueden acabar mirando un florero sin agua o con agua detenida. Retomando la petición de la Madre de Jesús: “no tienen vino”, no tienen alegría, se les acabó la calidad de la bebida de la alegría, se les seca la esperanza en el Mesías. La Madre ve que es urgente y Jesús comprende que debe adelantar su hora, el “todavía no ha llegado mi hora” es el hoy, es el momento de hacer florecer el amor de los jóvenes sumidos en un rito sin amor, es el tiempo oportuno para que germinen las praderas de la esperanza, el Mesías se haga presente. Entonces, quienes avivan la fiesta del amor son Jesús y su Madre.
Las bodas para hoy y la eternidad
La fiesta de la alegría es un renacer, se conecta con la alegría de la resurrección. ¿A qué novio se le ocurriría tener 6 tinajas (no 7), vacías, cuando son útiles para la purificación? Jesús es sólo un invitado, pero tiene palabra y ordena “llenar” las tinajas de 40 litros cada una.
Es el problema de los protocolos tradicionales, pierden el sentido profundo, la motivación fundamental. Es claro el vacío, las tinajas del hogar sin el vino de la vida. Los rituales repetitivos terminan siendo más exóticos que vivientes. Jesús ofrece la alegría, la esperanza, donde parece hacer sufrir la desesperación, la vergüenza, el desprestigio, la muerte. Lo bucólico de la fiesta podría llevar a lo exótico y no a la pepa del matrimonio.
En el fondo, la Madre de Jesús podría ser una comunidad cristiana, del tiempo en que se escribe el evangelio. La intención es criticar a un “judaísmo” que va perdiendo horizonte mesiánico, profundidad religiosa y su ligación con Dios es de sepulcros blanqueados. Esta situación de las primeras comunidades cristianas se sigue presentando en los ritos y sacramentos actuales, la pérdida del sentido religioso, de la dignidad de hijos de Dios, del vínculo sacramental ante Dios.
Finalmente, te propongo hacer una oración:
por las personas que han perdido el sentido del amor.
Por quienes tienen secas las tinajas de la alegría.
Por los novios que prefieren lo exótico a girar los ojos a Jesús.
Por los rituales vacíos de nuestras vidas.
Por quienes mojan con lágrimas de soledad sus almohadas y fingen alegría.
Por quienes andan estresados buscando como impactar a los demás.
Por las personas que se proponen rituales vacíos de Dios.
Pidamos siempre a la Madre de Jesús que esté atenta a nuestras necesidades.
Nuestra nueva misión: “hacer lo que Jesús nos diga”.
Palabra del papa Francisco
Cuando estamos en situaciones difíciles, cuando ocurren problemas que no sabemos cómo resolver, cuando a menudo sentimos ansiedad y angustia, cuando nos falta la alegría, id a la Virgen y decid: «No tenemos vino. El vino se ha terminado: mira cómo estoy, mira mi corazón, mira mi alma». Decídselo a la madre. E irá a Jesús para decir: «Mira a este, mira a esta: no tiene vino».
Ángelus, 20 de enero de 2019 | Francisco
Lectura del santo Evangelio según San Juan 2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».
Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».
Su madre dice a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga».
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dice:
«Llenad las tinajas de agua».
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les dice:
«Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».
Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
0 Comments