Epifanía del Señor (C): Dios nace para todos, magos, judíos, romanos, para ti también
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después,
abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Epifanía del Señor
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
Manifestación de Dios - Gracia
La epifanía es una manifestación de la presencia del Señor. Durante Navidad hemos vivido el clima de familia, la novedad del nacimiento de un niño, un niño esperado por muchos. Pese a la historia de dolor de María y José el nacimiento de Jesús ha cambiado la historia. Es la vida como un regalo. El nacimiento de cada niño se convierte en un proyecto maravilloso de Dios para los hombres.
La manifestación de los hombres ante Dios se llena de esperanza y fe, pero también de miedo y apasionamientos. Todos sabemos de Jesús, pero no todos le recibimos igual, somos como Herodes, como los judíos, como Romanos, como pastores, como los magos de oriente.
Manifestación de los hombres - Fe
Una respuesta de los hombres como signo de fe es el Sí de la Virgen María, el Sí de José; el sí de Zacarías y de Isabel. Juan Bautista y Jesús nacen y crecen en un ambiente de fe, de esperanza ante la desesperación que causan los impuestos y las esclavitudes.
Pero hay una respuesta de los hombres como signo de egoísmo y miedo. Herodes con su delirio de persecución y el miedo a perder el poder es capaz de matar toda amenaza. El poder de Herodes es el poder del placer, un hombre dominado por sus bajas pasiones. Pero atentos, puede ser nuestra historia, recibir el mensaje de los sacerdotes, una explicación de los magos, de sus guardias, tiene a todos gritándole al oído que va nacer el Mesías, pero él no quiere adorarlo, él se siente el único mesías, él se burla de Dios. El perfil psicológico de Herodes es peligroso porque atenta contra la creación más bella de Dios: el ser humano; tiene el problema de no saber auto-reconocerse, de no atreverse a un autoanálisis, una auto-evaluación.
¿Qué representan los magos?
Son magos de Oriente, son estudiosos de los astros, es seguro que no son judíos, menos romanos. Son forasteros. Tienen una verdad que les jala. Están curiosos por saber esa relación de la luz con Jesús, del cielo con el pesebre, de la estrella con un recién nacido.
Que en este día, cada persona tenga en su vida una estrella, una luz para iniciar el camino, para investigar el camino correcto. Que tenga la suficiente fortaleza para salir de la calidez de sus comodidades para ir en búsqueda de la verdad. Cada uno de ustedes puede ser un mago, tienen rostros diversos, pero el mismo objetivo. El camino es largo y lleno de amenazas como “los Herodes” de nuestro tiempo, pero la seguridad en sus intuiciones, la sabiduría de la vida, la mirada atenta, el camino silencioso puede llevarles a encontrar a Jesús.
Encontrarlo no basta. Si Herodes lo encontraba primero lo pasaba por la espada. Los Magos lo encuentran y le ofrecen oro, mirra, incienso. Encontrarlo a Jesús necesita una profunda humildad para arrodillarse y adorarlo, incluso en medio de los animales ofrecerle la pureza de corazón, la oración, la vida misma, como profeta, sacerdote y rey.
Palabra del papa Francisco
Por otro lado, la experiencia de los Magos es muy diferente (cf. Mateo 2, 1-12). Venidos de Oriente, representan a todos los pueblos lejanos de la fe judía tradicional. Sin embargo, se dejan guiar por la estrella y se enfrentan a un largo y arriesgado viaje para llegar al destino y conocer la verdad sobre el Mesías. Los magos estaban abiertos a la «novedad», y revelaron la novedad más grande y sorprendente de la historia: Dios hecho hombre. Los magos se postran ante Jesús y le ofrecen regalos simbólicos: oro, incienso y mirra; Porque la búsqueda del Señor implica no solo la perseverancia en el camino, sino también la generosidad del corazón. Y finalmente, se retiraron «a su país» (v. 12); y dice el evangelio que volvieron por «otro camino». Hermanos y hermanas, cada vez que un hombre o una mujer se encuentran con Jesús, él cambia sus caminos, vuelve a la vida de una manera diferente, vuelve renovado, «por otro camino». Regresaron «a su país» llevando consigo el misterio de ese Rey humilde y pobre; podemos imaginar que contaron a todos la experiencia vivida: la salvación ofrecida por Dios en Cristo es para todos los hombres, cercanos y lejanos. No es posible «tomar posesión» de ese Niño: Él es un regalo para todos.
Ángelus, 6 de enero de 2019, solemnidad de la Epifanía del Señor | Francisco
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12
Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con Maria, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
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