Cuaresma 5 C. Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

Lapidas o perdonas

Homilía V Domingo de Cuaresma
Año litúrgico 2018 - 2019 - (Ciclo C)
Cristo y la mujer adúltera. Primera mitad del XVII. Obra de Pieter van Lint
Oleo sobre cobre,  74x90 cm Colección Privada




Te presento a los infieles y a los congresistas. Evalúa a la luz de Jesús que perdona a una dama (adúltera) encontrada en fragancia de pecado (¿y el varón?). Además, fíjate en la utilidad de la inmunidad permisiva para insultar y cometer delitos de quienes debieran ser la reserva moral. ¿los lapidarías?

1. Los infieles. Te imaginas que “Badabun” llegue cuando estás con tu “caramelito” para “premiar tu fidelidad”, con clave, celular secreto, etc. Igual revise tus mensajes y se descubra la verdad. Esos mensajes, emojis y fotos más abiertos, permisivos y cariñosos que con su pareja. “A mí nunca me escribes así, ni me envías tus fotos”.

Muchas de sus escenas terminan rotos los celulares, carteras, zapatos, billeteras, llaves; reclamos, insultos y llantos. “Presté el celular”, “no tengo la culpa de que me escriban” y otras respuestas incapaces de reconocer lo evidente. Resulta que esa pareja no era auténtica, ni el hijo, ni las palabras.

Entonces, comienzan los comentarios al video, unos lapidando; otros, ayudándole a asumir su culpa. Otros, ironizando y compartiendo la mala fama del prójimo.

Se sigue lapidando. Aunque, a diferencia del tiempo de Jesús, se “atrapan infieles”, hombres y mujeres. La red se alimenta de esos comentarios lapidarios, de likes, de la catarsis virtual.

Si te atraparían “infiel”, ¿Qué harías? ¿harías sentir culpable a tu pareja para que te perdone? ¿Negarías de todas maneras lo evidente? Y si atraparías una infidelidad. ¿Crees sus argumentos, aunque sigas con la duda?¿Te sientes culpable de los errores de la otra persona?

Por lo que fuera. Jesús perdonó. O mejor dicho, la presentó un camino de liberación y realización. Eso, edificar incluso a quien te traicionó.
 
http://artebiblica.blogspot.com/2015/08/jesus-y-la-mujer-adultera.html



¿Yo lapidaría a los congresistas (Perú), sin dudarlo? Estoy seguro de que ellos no le obedecen al pueblo, y menos a Dios. Hasta que se reveló el pago extra recibido por todos y muy callados, yo pensaba que algunos se salvaban. La casa nunca es construida por parásitos, sino por hormigas laboriosas.

Esta crema fina es la expresión cancerígena del futuro del país. Son los legisladores, los escribas y fariseos queriendo emboscar a Jesús para sacarlo del paso. No le interesa ni el culto ni el pueblo, sino evitar interrupciones en sus propios negocios.

Tienen la piedra para lapidar y esconden la mano. Aprueban leyes que lapidan a trabajadores (AFP), obreros (CAS), jubilados, educadores, …  y se esconden tras los “saludos” y “reconocimientos”, ahora tras la “anemia”, la ideología de género. 

La Constitución y la Biblia están hechas para evitar el caos y ser cada vez más humanos. La lucha por el bien común ya no está en su cerebro. Sin ley y sin Dios sólo queda el rey mamón, y que sigan twitteando falacias. 

Por eso, el voto más satisfactorio de mi historia electoral fue marcar “No a la reelección”. 

Aunque, en realidad, no les lapidaría, ellos son los que nos representan, son la imagen de lo que muchos quisiéramos hacer por plata, poder, placer. Entonces, ¿Cómo salvar al país de esas mentes anémicas legislativas?

Y como dice la cumbia: “que te perdone Dios…” Ojo, Jesús, les diría “zorros”, “raza de víboras”, etc. Pero, les perdonaría. Porque es fundamental tener otra oportunidad: “el que no tenga pecado que tire la primera piedra”.

Así de difícil es pensar en el perdón, y más perdonar. Lo más sublime es ser perdonados. Que en la intimidad Dios me diga y  te diga: “yo tampoco te condeno, vete y no peques más”. Y así, aprovechemos el tiempo de cuaresma para vivir la Semana Santa, no por representación, sino auténtica y personalmente.


homilia/ reflexión

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los letrados y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
–Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras: tú, ¿qué dices ?.
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
–El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oirlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último.
Y quedó solo Jesús, y la mujer en medio, de pie.
Jesús se incorporó y le preguntó:
–Mujer, ¿dónde están tus acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?
Ella contestó:
–Ninguno, Señor.
Jesús dijo:
–Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.

Homilía y Reflexión

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