Domingo I de Adviento (B): “Manténganse ustedes despiertos y vigilantes”

¿A quién esperas?

 



Domingo I de Adviento – Ciclo B 

(Marcos 13, 33-37) –

 29 de noviembre de 2020


Si alguna vez has tenido una cita con alguien y eres de los que llega temprano, sabrás que tienes los ojos vigilantes, vistes una ropa adecuada, te echas perfume, miras el reloj, el celular, los mensajes, ... Todos los detalles dependen de a quién esperes.  

 

Esta actitud de espera está conectada con la forma de vivir. Según a quien esperamos, vivimos. Nuestras actitudes, entonces, indicarán si esperamos al amor, al amigo, al cómplice, a un desconocido o a nadie. 

 

La actitud de espera conectada a tu forma de vivir también espiritual. Es un anhelo por el encuentro; pero ojo vigilante porque quizá es el falso encuentro, una mentira portadora de soledad y remordimiento.

 

Por ello, Dios merece ser esperado con: la ilusión de un servidor, la paciencia de un agricultor, el entusiasmo de un hijo, el cuidado de una madre, los ojos del amor, el espíritu de oración.

 

La urgencia de saber a quién esperamos es propia del tiempo de Adviento. Adviento es un tiempo litúrgico dedicado a preparar el corazón y la vida para la Natividad del Hijo de Dios.

 

El sentido de la vigilante espera está relacionado con la venida de Jesús. El primer domingo de Adviento, habla de la venida de Jesús, pero en los últimos tiempos, la Parusía o segunda venida. 

 

La segunda venida tiene una actitud precisa: Vigilante espera. El Evangelio según San Marcos usa un lenguaje escatológico: "Entonces verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes con gran poder y gloria". 

 

El lenguaje escatológico es bello, pero difícil. Pero sí hay claridad en la actitud: vigilante espera. ¿Cómo hacer un mundo nuevo y una tierra nueva?

 

Esta novedad está totalmente expuesta en la Carta Encíclica del Papa Francisco “Fratelli tutti”. Es el sueño de la gran fraternidad si acogemos el nacimiento de una semilla que fertiliza la tierra nueva.

 

Vigilante espera, no sólo tienen una dimensión contemplativa, sino también práctica, encarnada. La vigilancia para superar todo aquello que impida la llegada de Jesús, el nacimiento de un niño, la dignidad de cada persona. 


Lectura del santo evangelio según san Marcos 13, 33-37

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».

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