III Domingo de Cuaresma (B): Jesús expulsa a los comerciantes del templo

"El celo de tu casa me devora"





III Domingo de Cuaresma

Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)


El Papa Francisco visitó a los cristianos en Irak (26/3/2021), era el sueño de San Juan Pablo II hacia el 1999, pese a su insistencia no logró viajar, el gobierno iraquí no estaba de acuerdo.

 

Irak está golpeado por la guerra contra Irán (1980-1988), la Guerra del Golfo (1990-1991), por el terrorismo, y todo el desorden social que ha ido dejando pobreza y hambre los últimos 30 años.

 

En Ur, la ciudad de donde partió el patriarca Abraham, el Papa volvió a destacar la importancia de los hijos de Abraham: judíos, cristianos y musulmanes y pidió a Dios que conceda a los creyentes "una fe fuerte, diligente en el bien", por las víctimas de las guerras y violencia, por los que dejaron su patria.

Este panorama puede describir las grandes ganas que tienen los líderes religiosos para sentirse hermanos y evitar la violencia. También nos muestra que el celo por resguardar el templo ha perdido horizonte, y el interés por las monedas ha traído mucho sufrimiento.

No sólo las guerras han destruido los templos, nunca existieron ni deben existir “guerras santas” o “guerras justas”. Si miramos al mundo, los templos como lugar de oración se van convirtiendo en museos, son testigos mudos del celo por Dios, de la iconografía significativa del amor a Dios, de la presencia de Dios en el corazón de muchos fieles.

 

Pero el amor de Dios es aquello vigente y necesario, no lo decimos, pero estamos ansiosos como cuando queremos darle un abrazo a nuestro padre o a nuestra madre. El valor espiritual en las inteligencias es tomado como mofa, sin embargo, nos evitaría muchas lágrimas al enfrentar la vida.

 

Las familias podrían forjar un sentido espiritual en la vida de los niños. Sin el cuidado de su templo interior, de lo más puro de un niño, los exponemos a los rapaces. Si no decodificamos lo que comunica un templo nos aburrimos, mucha información; si nos aburrimos en el templo y no nos interesa el bien común será más difícil comprender: "Mi casa es una casa de oración", "Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré". El evangelista nos recuerda que estaba hablando del templo de su cuerpo. 

 

Hoy cuidemos nuestro templo, nuestro cuerpo, nuestro espíritu, y también los de los demás. Quizá, así, erradiquemos la violencia en el hogar y evitemos las lágrimas y hambre de las guerras.

 

Algunas palabras del papa Francisco durante la homilía en la Santa Misa en la Catedral caldea de San José en Bagdad:

 

- Quien ama no se encierra en sí mismo

 

 “El testigo de Dios actúa así, no es pasivo, ni fatalista, no vive a merced de las circunstancias, del instinto y del momento, sino que está siempre esperanzado, porque está cimentado en el amor que siempre disculpa y confía, siempre espera y soporta”

 

- Ante la adversidad hay dos tentaciones


 “La primera es la huida. Escapar, dar la espalda, no querer saber más. La segunda es reaccionar con rabia, con la fuerza. Es lo que les ocurrió a los discípulos en Getsemaní; en su desconcierto, muchos huyeron y Pedro tomó la espada. Pero ni la huida ni la espada resolvieron nada”

 

Ver información de la visita del Papa Francisco. 26 de marzo.





Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-25

Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
«Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre».
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora».
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
«Qué signos nos muestras para obrar así?».
Jesús contestó:
«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron:
«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?».
Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.


👀👉 Visita la Homilía Dominical para el Tiempo de Cuaresma, 

Ciclo B

Sugerencias de reflexión en el camino a la Pascua de Nuestro Señor Jesucristo

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