Ser un alegre amado
El Expolio (El Greco, Toledo)
VI Domingo de Pascua
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
“Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo”, novel Gabriel García Márquez. ¿y te comienzas a deprimir?¿Alguna vez te enamoraste y quedaste pequeño? Un vacío de amor te podría ocasionar sufrimientos traumáticos posteriores, al enfrentar tus misteriosos sentimientos. Pues, carecer de amor te lleva a ser una persona triste.
Iniciemos leyendo las grandes expresiones del amor.
Romántico amor.
Gustavo Adolfo Bécquer escribía a su amada el poema: “Amor eterno”
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la Tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
Este amor incondicional (s. XIX) va más allá de la muerte, una conducta humana inquebrantable y una expresión de la belleza de la anáfora para dinamizar las rimas del romanticismo.
Apasionado amor.
Habrás vivido algunas trivializaciones del amor, por ejemplo, cuando te invade la codicia y sin ser consiente terminas “amando” como “amas la playa”, “amas al chocolate” y “amas tu nuevo celular”. No distingues entre la dependencia y la costumbre. Pero, en este nivel queda la duda de si eres querido en lo más hondo e integridad de quien eres; pues, con tus brillos y sarros, necesitas alguna seguridad.
Dulce María Loynaz, escribe el poema: “Si me quieres, quiéreme entera” (De Versos, 1920-1938)
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra…
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, y gris, verde, y rubia,
y morena…
Quiéreme día,
quiéreme noche…
¡Y madrugada en la ventana abierta!…
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda… O no me quieras!
Incomprensible amor.
Si de algo no puedes dejar de hablar es del amor, pero nunca con precisión, ni claridad. Simplemente, es grande porque lo recibes inmerecidamente, o porque amas sin mayores explicaciones.
“Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde. Te amo directamente sin problema ni orgullo: así te amo porque no sé amar de otra manera.” (Pablo Neruda).
“Te amo porque todo el universo conspiró para que llegase hasta ti.” (Paulo Coelho).
“Y aunque no siempre he entendido mis culpas y mis fracasos en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido.” (Mario Benedetti)
Generoso amor.
La generosidad expresada durante la pandemia, COVID19, nos ha dado la esperanza que en un mundo frío y relativista palpita el amor.
«Ahora comprendo con toda la verdad
que Dios no hace acepción de personas,
sino que acepta al que lo teme y practica la justicia,
sea de la nación que sea»
(Apóstol Pedro en Hch 10, 25-26)
Es un amor causado por el corazón de Dios, debemos preguntarle con mayor frecuencia ¿Dios, por qué nos amas?
Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
(Sal 1, 3-4)
Es un amor que busca tu salvación y sólo provoca alegría, por ello no se contiene en gritarlo por todos los vientos su inmensidad. El apóstol San Juan (4, 7-10) lo describe como un acto recíproco en el conocimiento, en la confianza, en los actos cotidianos:
amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios,
y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene:
en que Dios envió al mundo a su Unigénito,
para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor:
no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Pleno amor.
Implica el amor generoso. No hay plenitud sin generosidad. En suma, el amor generoso da y da más, en cambio el apasionado se centra en el yo y pide más, para sí. San Juan, el evangelista del amor, ágape, lo expresa así:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
El generoso corazón lo da todo, sin medida, es plenamente feliz porque la otra persona lo es. Ejemplos hay muchos: cuando un esposo cuida a su esposa paralítica, un padre reúne cada moneda para sostener a sus hijos, una madre dona un riñón a su hija, un hermano cuida de sus hermanos débiles, una persona recibe en su casa a alguien sin techo, anónimo y descartado.
Palabra del papa Francisco:
Se enamoró de nuestra pequeñez y por eso nos eligió. Y Él elige a los pequeños: no a los grandes, a los pequeños. Y se revela a los pequeños: "Has ocultado estas cosas a los sabios y a los entendidos y las has revelado a los pequeños". Se revela a los pequeños: si quieres entender algo del misterio de Jesús, abájate: hazte pequeño. Reconoce que no eres nada. Él no sólo elige y se revela a los pequeños, sino que los llama: "Vengan a mí todos los que estén cansados y agobiados: yo les daré reposo". [...] Él elige a los pequeños, se revela a los pequeños y llama a los pequeños. ¿Pero no llama Él a los grandes? Cierto, su corazón está abierto, pero los grandes no pueden oír su voz porque están llenos de sí mismos. Para escuchar la voz del Señor, hay que hacerse pequeño". (Santa Marta 23 de junio de 2017)
Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
Pintura: El Expolio (El Greco, Toledo)
“El Expolio” de El Greco, pintado entre 1577-1579 para la sacristía de la catedral de Toledo (España). Es un enorme óleo sobre lienzo cuyo tema no es muy habitual en la iconografía.
Muestra el momento en el que Cristo es despojado de sus ropas para ser crucificado. Jesús, con una túnica de rojo muy intenso, domina sobre el resto de la composición y está representado, no como Dios, sino como hombre víctima de las pasiones humanas. Las miradas de las tres marías.
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