XXVI Domingo del tiempo ordinario (B): “ El que no está contra nosotros está a favor nuestro ”
El bien y lo multidimensional
XXVI Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
Jesús es patrimonio de la humanidad, no es sólo tuyo ni de los que andan ‘uniformaditos’ y se creen ‘puritos’. El afán de superioridad esta superado por la contemplación del bien, del “hacer el bien”. Todos los hombres tienen la voluntad de hacer el bien, es parte de los dones recibidos de Dios. En esta línea, estamos invitados a fomentar una cultura inclusiva, del encuentro entre ‘nosotros’.
Cultura del encuentro
El afán de los pueblos es construir puentes, trazar caminos. Las personas necesitamos de los otros incluso en medio de la tecnología personalizada y personalizante. El Papa Francisco expresa con frecuencia que la “…crisis sanitaria mundial ha puesto dolorosamente de manifiesto la urgencia de promover una cultura del encuentro para toda la humanidad, de modo que crezca entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo el deseo de encontrarse con los demás, de buscar puntos de contacto, de tender puentes, de desarrollar proyectos que incluyan a todos (cfr. Encíclica Fratelli tutti, 216).
Un camino a construir
La cultura del encuentro es una meta, una consecuencia, un punto fundamental para la humanidad. Pero, no es automático, no se construye sólo artificialmente, - “un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz” (EG 218) - sino en el camino responsable diario de cada persona, de las políticas públicas y de la convicción de los líderes políticos y religiosos ¿Cómo lo lograremos si los líderes no tienen convicciones de bien común sino de provecho individualista? ¿Cómo lo viviremos si nos escandaliza la corrupción, pero echamos mano de ella cada que podemos?
Dialécticas inútiles – sociedad multimensional
Las dialécticas como búsqueda de la verdad, “sí” o “no”, “a favor” o “en contra”, ya va perdiendo piso en una sociedad multidimensional, superada por los poliedros, esa sociedad multi -todo, y por esa misma razón necesitamos construir con mucha oreja, ojo, inteligencia, respeto, ...
Hacer el bien y bien
Pese a las muchas caras y cerebros reflexionando, en algo podemos coincidir: queremos construir puentes, queremos el bien, la verdad, la belleza, la eternidad. Al menos el patrimonio humano del bien, incluso, “Aun las personas que pueden ser cuestionadas por sus errores, tienen algo que aportar que no debe perderse” (EG 236).
Qué sucede cuando llegas a un lugar desconocido, quedas impactado, y por ello, necesitas una cura de silencio, usar los dos oídos para tener idea de cómo son, aunque sea difícil comprenderlo todo, respetar cada anécdota, historia, leyenda,… así, quizá ya te estás dando la oportunidad de construir una cultura del encuentro.
Respetar va más allá de escuchar, es estar convencido de que el “hacer el bien” es patrimonio de la humanidad. Sin ‘hacer el bien’ la justicia se debilita y la paz no llega. Este patrimonio, es propio y está en las entrañas de cada ser humano. ¿Qué hemos hecho para que el ‘hacer el mal’ tenga más protagonismo?
Durante la pandemia muchos pueblos marginales, periferias, han sobrevivido, gracias a la cultura del encuentro, porque uniéndose han descubierto la hambruna y el valor grande del compartir. Agnósticos, ateos y cristianos, incluso con esa identidad, sin perderla son parte de la complementariedad. Allí la esperanza es más fuerte que la enfermedad y la solidaridad más que el individualismo. Seguramente sentirán que han tendido puentes, de corazón a corazón, significativos.
La salvación para todos y también el trabajo
Como el pan para todos, inclusivos, para evitar el hambre y la mal nutrición de los futuros pobladores. Monopolizar la salvación es imposible porque Jesús es ya un patrimonio de la humanidad, es piedra angular para la felicidad de cada corazón.
Traducido a la vida diaria significa sentirse incluido en este proyecto, personal y comunitario. Es decir, es también comunitario y necesita del trabajo personal en la búsqueda de la paz, la justicia, mediante un trabajo digno. Y, en la línea del Papa francisco, tienen que integrarse los descartables, los olvidados, los invisibles, esos que no vemos porque no están en los lugares donde nosotros nos movemos y entonces no tocamos su carne herida, así se construye “una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones”. Si no, sería un proyecto pacificador “de unos pocos para unos pocos” (EG 239).
Sin perder de vista la apertura de Jesús para todos, la cultura del encuentro necesita del trabajo. La dignidad del trabajo no se trata sólo del respeto a los derechos laborales, que ya parece mucho exigir en contextos en que los empresarios (empleadores) dictan las leyes. Hay trucos legales para cumplir la ley y seguir siendo injustos.
Se habla de un trabajo digno. “una creación de fuentes de trabajo... que supere el mero asistencialismo” (EG 204), “especialmente trabajo, porque en el trabajo libre, creativo, participativo y solidario, el ser humano expresa y acrecienta la dignidad de su vida” (EG 192).
En el trabajo mostramos nuestras capacidades y debilidades, lo que somos y lo que podemos ser y hacer. (cfr. LS 127-128)
Fomentar la cultura del encuentro está en tus manos, puedes seguir profundizando. Es escandaloso si tu cerebro ronda en torno a un grupo “sectario”, que Jesús sólo se revela a ti, a tu grupo, a tu iglesia,… O que quienes aman a Jesús visten como tú o como tu grupo, en tu corazón sabes que cada exclusión te ha ce sentir la soledad del mundo y por tanto la fermentación de la cultura del odio. Los políticos saben bien de esto, invierten millones en la polarización de sus países para pescar en el río revuelto. Así que no seas ingenuo, usa tus dos ojos, dos oídos y tu cerebro y valora a quienes “hacen el bien” aunque no jueguen en tu equipo.
Palabra del Papa Francisco
"Jesús nos hace esta advertencia: ¡Tengan cuidado con ustedes mismos! Tengan cuidado de no escandalizar ya que el escándalo es muy dañoso porque hiere la vulnerabilidad del pueblo de Dios, hiere la debilidad del pueblo de Dios, y muchas veces estas heridas se arrastran durante toda la vida. […] Cuántos cristianos con su mal ejemplo alejan a la gente, con su propia incoherencia: la incoherencia de los cristianos es una de las armas más fáciles que tiene el diablo para debilitar al pueblo de Dios y alejar al pueblo de Dios del Señor. Decir una cosa y hacer otra. […] Hoy puede ser un buen día para hacer un examen de conciencia sobre esto: ¿escandalizo o no y cómo?. De este modo podremos responder al Señor y acercarnos un poco más a él". (Santa Marta 13 de noviembre de 2017)
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 9, 38-43. 45. 47-48
En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna.”
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
La pintura
Il discorso della Montagna, dipinto di Carl Heinrich Bloch.
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