XXIX Domingo del tiempo ordinario (B): “ El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor ”

 Lobbies y cobardías

 


Cristo con apóstoles y la madre de Santiago y Juan

SOLER LLOPIS, EDUARDO

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


XXIX Domingo del tiempo ordinarioAño litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)


Las campañas políticas suelen estar teñidas de críticos discursos contra los políticos de turno. Ejecutivo y legislativo son poderes “expuestos” al ojo público, a la ambición y a la cobardía. Incluso, los candidatos políticos firman compromisos con el fin de evitar todo tipo de corrupción. Después, cuando son electos, son tan o peor que aquellos a quienes criticaban; sean de derecha o de izquierda están amañados por los lobbies (¿lobby con el poder económico?).

 

El servicio lleva al cielo

La convicción del “vivir para servir” está presente, pero la patología del poder dificulta llevarlo a la vida cotidiana. El servicio es una cualidad poderosa, no un poder y es aplicable a todo ser humano. En las peticiones de Santiago y Juan están expresadas las ambiciones de los discípulos y las nuestrasde izquierda o de derecha, somos evidenciados con vergüenza: Si un discípulo no camina para servir no sirve para caminar” (Papa Francisco).

 

“No saben lo que piden”

Jesús sabe que el aprendizaje es un proceso y comienza a ubicar el sentido de “ser grandes servidores” en oposición a los “grandes y poderosos”. Jesús le dedica tiempo a explicarles a sus discípulos:

 

¿Dios tiene un trono?

Si crees que Dios anda sentado en su trono y que sus secretarios son funcionarios, ejecutivos y legislativos, estás fuera de foco. Así no te salvas nunca, la burocracia y la corrupción te lo impedirían.

 

El trono de gloria solicitado por los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, es una meta, es una recta intención. Pero ¿Qué entienden por sentarse a la izquierda y a la derecha, en el trono de gloria? Dominar la derecha y la izquierda que rodea a Dios es como querer controlarlo todo, sienten que han invertido su tiempo y sus privaciones al seguirle a Jesús y por ello merecen dominar el cielo. Esa es nuestra equivocación, a veces proyectada en la tierra, dueños de los dones de Dios, casi dueños del cielo.

 

El lobby

Es frecuente el lobby en la política y también en la iglesia y en las sociedades privadas. Disfrazada de buenas relaciones y buenas prácticas quizá debamos estar más atentos.

 

No se ve bien la autopromoción, pero si pudiéramos hacer un estudio en muchos religiosos, llamados discípulos, en las redes sociales veríamos que la auto-referencialidad es frecuente. Con esto no quiero desanimar a los que crean contenidos en torno al servicio y el amor cristiano, donde el evangelio es el protagonista no el evangelizador.

 

Abuso de poder

Tampoco se ve bien buscar el poder para oprimir. No te imaginas al Padre Santiago o a la hermana Juana haciendo lobby para llegar a ser superiora. Tampoco te imaginas a la superiora usando las estrategias de los poderosos para perpetuarse en el poder. La iglesia, en la sabiduría del derecho canónico suele regular y evitar las ambiciones de poder.

 

Sin embargo, como hijos de Zebedeo, las autopromociones y recomendaciones existen. Es parte de nuestro pecado. Tener el poder de decidir, del dinero, de la educación, del alimento,… ha generado crisis vocacionales: construir tu propio trono, tu propia obra, tus preferidos y preferidas, tus negocios y acompañantes, protegidos y desprotegidos.

 

En los discípulos se va construyendo la fraternidad, tienen mucho que aprender en su camino de seguimiento. Seguramente, necesitan, como dice el Papa Francisco, evitar el chismorreo y mejorar la vida fraterna, una vida de alegría compartida con los demás.


De hecho nos duele cada abuso, cada vez más investigados en el mundo, cuestionando mucho el "servicio" de la Iglesia".  El último informe de abusos en la iglesia francesa, después de años de investigación especializada ha traído 45 recomendaciones precisas. Entre ellas, capacitación para sacerdotes y otros miembros de la Iglesia, revisión de la Ley Canónica -el código legal empleado por el Vaticano para dirigir la iglesia– y el fomento de políticas que ayuden a reconocer y compensar a las víctimas.

 

 

Los tronos y la cruz

El trono incómodo que presenta Jesús no parece atractivo para Santiago y Juan, pero igual beberán ese cáliz. Seguir a Jesús tiene momentos difíciles, pero no imposibles de superar. Los tronos construidos sobre la injusticia suelen ser ilusión de vidas miserables.

 

El papa Francisco anima al camino del servicio.

“el camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros lugares, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a la Iglesia”.

 

“Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad a una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez”.

 

“Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino que conduce al Cielo”

 
Palabra del papa Francisco

Aquella joven religiosa que acababa de entrar en el noviciado estaba contenta... Encontró a una religiosa anciana, buena, santa... “¿Cómo estás?” — “¡Esto es el paraíso, Madre!”, dijo la joven. “Espera un poco: hay un purgatorio”. En la vida consagrada, en la vida comunitaria: hay un purgatorio, pero se necesita paciencia para llevarlo.

 

Me gustaría señalar dos cosas que os podrían ayudar: Por favor, huid del chismorreo. Lo que mata la vida comunitaria es el chismorreo. No cotilleéis de los demás. “¡No es fácil, padre, porque a veces te sale de dentro!”. Sí, sale de dentro: de la envidia, de tantos pecados capitales que tenemos dentro. Huid... “Pero, dígame padre, ¿no habrá alguna medicina? ¿Oración, bondad...?”. Sí, hay una medicina, que es muy “casera”: morderse la lengua. Antes de cotillear de los demás, muérdete la lengua, así se hinchará, te llenará la  boca y no podrás hablar mal. Por favor, huid del chismorreo que destruye la comunidad.

 

Y luego, la otra cosa que os recomiendo en la vida comunitaria: Siempre hay tantas cosas que no nos gustan. Del superior, de la superiora, del consultor, de ese otro... Siempre tenemos cosas que no nos gustan, ¿no? No perdáis el sentido del humor, por favor: nos ayuda mucho. Es el anti-chismorreo: saber reírse de uno mismo, de las situaciones, incluso de los demás —con buen corazón—, pero sin perder el sentido del humor. Y huir del chismorreo. Esto que os recomiendo no es un consejo demasiado clerical, digamos, pero es humano: es humano para ser pacientes. No chismorrees de los demás: muérdete la lengua. Y luego, no pierdas el sentido del humor: nos ayudará mucho.

 

Gracias por lo que hacéis, gracias por vuestro testimonio. Gracias, muchas gracias por vuestras dificultades, por cómo las lleváis y por el mucho dolor ante las vocaciones que no llegan. Adelante, tened valor: el Señor es más grande, el Señor nos ama. ¡Vayamos tras el Señor!


(Papa Francisco: XXV Jornada Mundial de la Vida Consagrada, 2 de febrero de 2021)

 

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 35-45

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:
«Podemos».

Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».


Cristo con apóstoles y la madre de Santiago y Juan
Hacia 1864. Lápiz sobre papel, 1130 x 2120 mm. 
No expuesto

SOLER LLOPIS, EDUARDO
Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado



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