XXXI Domingo del tiempo ordinario (B): "No estás lejos del reino de Dios". Amor a Dios y al prójimo
Estás en camino pero camina rápido
XXXI Domingo del tiempo ordinario.
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
“Estar en algo” quiere indicar que estás en el camino pero te falta mucho para la meta. Y la meta es el amor a Dios sin dejar de amar al prójimo. Es fácil decir que amamos a la humanidad, pero sin Dios, la terminamos quitando sueños y alegría.
Cuando el COVID19 estaba en la puerta de la casa de los países más ricos, sentían su corazón, salían al balcón y valoraban a las personas que se enfrentaban a la pandemia. Destacaban los gestos solidarios con los más ancianos y pobres. Luego, se propusieron solidarizarse con los países más pobres pero la inequidad en la inmunización ha continuado. Un reciente estudio de People's Vaccine Alliance, una coalición de organizaciones que incluye a Oxfam, ActionAid y Amnistía Internacional, reportó que solo el 14 % de las dosis de vacunas contra el Covid-19, prometidas por los países más desarrollados, han sido entregadas a las naciones pobres de todo el planeta.
Esperanza G20
¿Conoces el G20? Los 20 países con las economías más sostenibles del mundo se reúnen. El 2021 se reúne en Roma, Italia, del 29 al 31 de octubre. Los temas centrales son la superación de la pandemia -COVID19- y la recuperación de la economía y el clima.
Si el grupo de los 20 se compromete a limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, “el mundo estará en algo”, con un poco de esperanza en camino a la COP26, que inicia en Glasgow (Escocia) el 31 de octubre. Aún así, no vemos el reino de Dios porque el 80% de países responsables de las emisiones contaminantes, sino porque en realidad lo cumplan con acciones concretas.
Según Boris Johnson, el primer ministro británico: "Fallar en la COP26 podría significar una migración masiva y escasez de alimentos, lucha por el agua, por la comida, grandes desplazamientos de personas (…) Si aumentan las temperaturas del planeta en cuatro grados o más, como se predice que lo harán sin piedad, entonces se producirán estos eventos geopolíticos realmente muy difíciles".
¿Tenemos que estar al borde del estallido climático como para comprometernos? El sentido de humanidad y el evangelio del amor han estado ausentes tanto tiempo que cada acción parece tardía.
Acciones más que compromisos
Es muy crítico también que los países cada vez construyan fronteras. Los seres humanos lo hacemos en todo momento. Da la impresión de que no amamos ni a Dios ni al ser humano, finalmente ni a nosotros mismos. ¿Cómo entender que ante la pandemia del COVID19 los países ricos ya vayan iniciando la tercera dosis y África no llegue ni al 5 % de la población vacunada?
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, participó de forma virtual y una petición evidente fue el reconocimiento de la vacuna Sputnik V. El trasfondo es claro, los desacuerdos políticos tienen consecuencias económicas y también en la salud. A pesar de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene claro que al acelerar la vacunación de la población mundial ayuda a la recuperación económica.
Amar a Dios sin el Prójimo
Es claro, necesitamos construir humanidad, justicia. Jesús en su respuesta al escriba le hace notar que “está en algo”, en camino, y le anima a continuar. El escriba es un estudioso y tiene dudas, pero Jesús le hace ver, que el amor a Dios no puede desligarlo del amor al prójimo; y sin una comunicación y acciones concretas con el prójimo no se puede decir que “ama a Dios”.
Sin el amor queda el odio y la tristeza, la infelicidad. Seremos tontos si no nos amamos.
“Vivimos en un momento significativo de nuestra historia. Las respuestas al Covid-19 y al cambio climático pueden dar curso a este deseo expresado por el Papa Francisco en la Laudato si’: «Mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades».
Palabra del Papa Francisco
En el centro del Evangelio de este domingo está el mandamiento del amor: amor a Dios y amor al prójimo. […] Eligiendo estas dos Palabras dirigidas por Dios a su pueblo y poniéndolas juntas, Jesús enseñó una vez para siempre que el amor por Dios y el amor por el prójimo son inseparables, es más, se sustentan el uno al otro. Incluso si se colocan en secuencia, son las dos caras de una única moneda: vividos juntos son la verdadera fuerza del creyente. […] Amar a Dios es vivir de Él y para Él, por aquello que Él es y por lo que Él hace. Y nuestro Dios es donación sin reservas, es perdón sin límites, es relación que promueve y hace crecer. Por eso, amar a Dios quiere decir invertir cada día nuestras energías para ser sus colaboradores en el servicio sin reservas a nuestro prójimo, en buscar perdonar sin límites y en cultivar relaciones de comunión y de fraternidad. ÁNGELUS 4 de noviembre de 2018
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 12, 28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Mosaico con una representación de Jesús de Nazaret, existente en la antigua Iglesia de Santa Sofía(Estambul), fechada cerca de 1280.
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