XVIII Domingo del tiempo ordinario (C): “Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”

La clave es dejar de ser necios, evitar la avaricia y darle más tiempo al desprendimiento.


El Rico Insensato

La parábola del rico insensato,  Rembrandt, 1627


XVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

Insensato, ¿De qué depende la vida?

Un hombre trabajador

No te extrañes de que un hombre gracias a su trabajo perseverante haya conseguido más bienes. Es justo cosechar donde se siembra. Si trabajas honradamente por qué no pensar en disfrutar de lo que tienes. Cada minuto que empleaste es irrecuperable y a la vez una gran inversión en tu vida.

 

El hombre trabajador se está desarrollando, ampliando los graneros y reinvirtiendo sus ganancias.

 

Un hombre esclavizado

Se genera necesidades, somatiza hasta la envidia. No come, no bebe, no viaja, no toma medicinas, no se viste bien,… por no gastar lo que obtuvo por su trabajo. Pasan los años, y cuando ya quiere tomarse un buen helado la salud ya no le permite.

 

Lo injusto sería querer beneficiarte del trabajo de los demás, exigir y no dar, pedir y no ofrecerse, despilfarrar lo que nunca procuraste generarlo. En esta misma línea también hay gente que tiene discursos de víctimas, indefensas y pobres; se quejan de lo que no les duele. 

 

Pero la vida verdadera no se sostiene sólo en el tener, sino principalmente en el ser. El eje es la calidad de persona. Así que no te obsesiones por mostrarme lo que tienes, sino quién eres.

 

El hombre asegura sus inseguridades

¿Pero qué es lo que asusta en la historia del hombre trabajador que llena sus graneros para asegurar el futuro? Que ese hombre está caminando las calles, escribiendo o leyendo esta reflexión, inseguro de lo realmente importante para la vida, temeroso de mirar más allá del límite de sus graneros, no es agradecido, acumula erróneamente lo diáfano.

 

El hombre es trabajador, pero no solidario, ha generado recursos materiales y no piensa ni tiene con quién compartirlo, la cosecha ha sido generosa mas él no. 

 

Esta crítica aguda al hombre que acumula la cuenta Jesús en un contexto familiar: un hombre le quiere poner como mediador para repartir la herencia. Jesús se niega a fungir de juez y le presenta una historia que le deja helado de miedo: “hoy te llegará la muerte”

 

Acumular tesoros

¿Cómo ampliar el granero cuando hay estómagos vacíos?

La seguridad no está en lo que tienes. Tu tesoro no es tu cuenta bancaria. Lo más importante no es el chorro de bendiciones recibidas. La felicidad no es para los últimos minutos de existencia, eso es difícil lograrlo.

 

La seguridad está en lo que eres. En la capacidad de desprendimiento. En la conciencia de que Dios vino por todos y somos hermanos.

 

Las riquezas amuchas veces deshumanizan, te hacen renunciar al amor y la vida, se interponen con la alegría y el ser agradecido.

 

La muerte. 

No importa cuándo llegue, el único problema es que no te de mucho tiempo para amar, compartir, … Lo peor sería que al saber que esta noche llega la muerte llores por tus grandes graneros y no por el hambre, te pesen tus esfuerzos y no tu generosidad.

 

¿Si esta noche te llegara la muerte, cuál sería tu noticia de último minuto? 

 

Palabra del Papa Francisco

La actitud en clara antítesis a esta confianza en la misericordia divina es precisamente la del protagonista de la parábola evangélica, quien no conseguía pensar en otra cosa más que en la abundancia del trigo recogido en los campos y en los bienes acumulados. Interrogándose sobre qué hacer con ello —explicó el Papa Francisco—, «podía decir: daré esto a otro para ayudarle». En cambio «la codicia le llevó a decir: construiré otros graneros y los llenaré. Cada vez más». Un comportamiento que, según el Papa, cela la ambición de alcanzar una especie de divinidad, «casi una divinidad idolátrica», como testimonian los pensamientos mismos del hombre: «Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente». 

 

(Papa Francisco, 21 de octubre de 2013

 

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”. Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».


Pintura



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