XV Domingo del tiempo ordinario (A): La parábola del Sembrador

"Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno"

 

La parábola del sembrador va directo al corazón, al libre albedrío de la persona; Dios desparrama su Palabra y depende de cada uno cómo se convierte en un tipo de tierra.

El Sembrador

Sembrador a la puesta de sol(1888). Vincent van Gogh 


XV Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)


En este día te invito a disponer tu corazón, el escenario de tus decisiones, la dimensión que busca el sentido de la vida:


Jesús, sembrador que desparramas tu semilla en mí,

Camina a mi lado y ayúdame a superar el sin sentido.

 

Siembra en mí el entendimiento, 

Para comprender en su contexto y profundidad tu Palabra,

superar los malignos de la superficialidad y la ignorancia,

de la improvisación y la interpretación sectaria;

y que nadie intente reemplazarte en mi corazón,

ni menos matarte en el desierto de mi existencia.

 

Siembra en mí la perseverancia,

Ante todo tipo de dudas y crisis, la dureza de la vida,

las críticas y burlas, la pereza e indiferencia.

Para profundizar y fertilizar tu Palabra,

Y no perder la raíz de tu alegría luminosa,

ni el sentido sembrado de tu Verdad

ante lo incomprensible, misterioso, injusto,

y aquello aparentemente imposible.

 

Siembra en mí la fecundidad,

La fecundidad espiritual ante las propuestas de “felicidad”.

Como con Mateo, mis afanes de riqueza busquen seguirte,

Como a Zaqueo despierta en mí el afán de justicia.

Acompáñame a cuestionar los afanes de poder y

aquello que sea evidencia de un corazón baldío y desmotivado.

Y te pido de corazón evitar los afanes de:

Judas, un beso y treinta monedas, la esquizofrenia o la ideología,

Herodes, el placer y odio a la vida, los delirios y el poder,

Pilatos, no se juega el puesto por la vida del Justo, 

Anás y Caifás, prefieren la muerte de Dios en nombre de su dios.


Fecundidad para no endurecer mi corazón:

Para escucharte, seguirte, confiar en ti,

Para sentir la urgencia del sentido, 

la fuerza de tu paz, 

la abundancia de tu misericordia, 

la fertilidad de tu amor,

tu presencia en mi camino,

cual sembrador iluminador, perseverante y fecundo.

 

Este sencillo ejercicio de remplazar el tipo de tierra por mi corazón o mi vida es porque, aunque suene a “injusticia” el Evangelio tiene un contexto de indiferencia y agnosticismo por parte del auditorio, corazones endurecidos, temerosos ante la persecución contra los cristianos. Las palabras del evangelio según Mateo: "al que tiene, se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará". Más que marginar a los incrédulos o a los crédulos, la propuesta es para todo ser humano que quiere recibir de Dios los dones para una vida con sentido hasta la eternidad.

 

Cuatro terrenos de la vida

La Palabra de Dios se siembra para todos, la respuesta depende de cómo la acoja la persona: puede dejarla de lado, puede acogerla sólo por un tiempo, puede tenerla sofocada por otros intereses o preocupaciones, puede dar mucho fruto. En cada una de nuestras vidas, no se indican categorías de personas, sino actitudes básicas ante la Palabra. Cada uno de nosotros se encuentra en los cuatro terrenos, a lo largo de su vida.

 

Evitar el sectarismo y no fomentar el odio

El peligro de la parábola es interpretarla de manera sectaria y consoladora. Sectaria porque quienes siguen a Jesús corren el peligro de cerrarse como comunidad de “creyentes”, “puros”, “privilegiados”. Justamente no se trata de clases sociales ni de grupos diferentes, se trata de actitudes, del libre albedrío que le permite a la persona elegir bien, emprender el camino correcto. No se trata de que los incrédulos quedan fuera o son lo peor, esa autoridad de juez supremo sólo la tiene Dios. Y si Dios mismo da la oportunidad, los seres humanos no tenemos por qué impedir la fecundidad de la Palabra.

 

Palabra del papa Francisco

 

¿Yo siembro bien?

Y el Pontífice concluye su alocución preguntándono: ¿yo siembro el bien? ¿Me preocupo solo por recoger para mí o también de sembrar para los otros? ¿Lanzo algunas semillas del Evangelio en la vida de todos los días: estudio, trabajo, tiempo libre? ¿Me desanimo o, como Jesús, sigo sembrando, también si no veo resultados inmediatos? Y pidió a María, que hoy veneramos como Virgen del Monte Carmelo, que nos ayude a ser sembradores generosos y alegres de la Buena Noticia.

 

Angelus, 16 de Julio de 2023

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-23

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Se le acercaron los discípulos y le preguntaron:
«Por qué les hablas en parábolas?».
Él les contestó:
«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:
“Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure”.
Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.
Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador:
si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.
Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».


Pintura 🎨

The Sower - painting by Van Gogh

 Van Gogh pasó todo el verano pintando paisajes al aire libre. Para realizar la composición colocaba en el fondo del cuadro toda la parte arquitectónica, con torres de iglesia, chimeneas, casas, pueblos, en una fina franja a la altura del horizonte, mientras que el primer plano lo reservaba para los campos y la vegetación. Esto lo hizo con el cuadro Vista de Arlés con lirios en primer planoLos segadores con Arlés al fondoLa cosechaCampos labradosLa viña verde y una de sus obras paisajistas más conocidas, El sembrador, realizada en el mes de junio, cuando la cosecha estaba casi a punto, como se puede apreciar en el campo de trigo maduro que hay detrás del sembrador. Con los colores azul y púrpura y los amarillos relucientes del sol y el cielo consiguió un contraste cromático.

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