XIII Domingo del tiempo ordinario (A): Las decisiones radicales de un discípulo

  «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí

 Ser discípulo de Jesús conlleva una frecuente conversión, desaprender los malos hábitos y las decisiones superficiales para abrazar las radicales.

Discípulos de Jesús

Mosaico con una representación de Jesús de Nazaret, existente en la antigua Iglesia de Santa Sofía (Estambul), fechada cerca de 1280.


XIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A) 

 

El Evangelio de este domingo nos recuerda que, amando primero a Jesús, el amor será siempre el primero en ser servido en nuestras vidas, y que luego podrá extenderse a nuestro alrededor poniéndonos al servicio unos de otros, permitiéndonos amar más, pero de verdad, padre, madre, hijo e hija, esposo y esposa, en nombre mismo de ese amor que tiene su fuente en Dios.

 

¿Cómo hacerse digno de Jesús en la familia?

Si en tu hogar una persona es adicta a las drogas, o alcohólica, con cualquier adicción, vicio o equivocación entonces surge una pregunta: ¿Por qué mi hermano, o mi papá o mi hermana es así? Hay un dolor profundo que va indagando la corresponsabilidad, los motivos, cómo se ha tratado el tema. La misión de tu hermano o padre no es ser alcohólico, la misión de la familia unida es evitar adicciones.

 

Otro escenario se presenta cuando tu hermano o tu madre están pasando un tiempo de crisis, de inestabilidad emocional, más complicados que la crisis de la adolescencia. ¿Qué hacen los hijos cuando los padres van pasando la menopausia o andropausia? Son momentos en los que se juegan decisiones, muchas veces a espaldas de la familia, incluso en contra. 

 

En las familias tenemos tantas debilidades, tantos conflictos, no podemos quedar en manos del mero prejuicio; hay hermanos que contigo ya pierden la paciencia, o tú pierdes la esperanza y la confianza. Es importante allí centrar bien los problemas; y la justicia, el amor misericordioso de Dios no deben faltar.

 

La llamada de Jesús es muy personal. Una tarea urgente es iniciar por uno mismo, por la familia, por las comunidades. Esas cruces (ponerse en el sufrimiento del otro) nos van uniendo. Dios no nos dice ser justos entre los justos sino donde campea la injusticia, tenemos ocasiones incontables para la desunión y Dios nos da la oportunidad de fomentar unidad; tenemos tantos hermanos o hermanas conflictivos insoportables, Dios nos da la oportunidad de ser tolerantes, pacientes; incluso donde hay tantas obsesiones y enfermedades psiquiátricas y sería necesario la ciencia médica, es importante tener la fuerza curativa de la Palabra de Jesús. 

 

Jesús y su lucha contra la maldad en la familia

La visión de Jesús sobre un discípulo es iniciar desde su propia radical decisión por la justicia y amor divinos. La familia de Jesús es atacada por la influencia del mal y desunión, pero Jesús es capaz de espantar a todos los demonios y poseídos.  Como se ve, las familias y comunidades necesitan de esos misioneros. Se necesitan de decisiones radicales: claridad de la misión, limpieza de corazón, despojarse de las esclavitudes, superar los malos hábitos, caminar como lo hizo Jesús, hasta la cruz, traducido para nosotros, predicar sin miedo a ser crucificados.

 

Amar a Jesús más que a los tuyos

Jesús no se pone en una suerte de competencia con el amor sublime a una madre o un padre o un hijo; él mismo sugirió al hijo pródigo la vuelta a casa y disfrutar de la mesa del padre, resucitó al hijo de la viuda, examinó al joven rico sobre el amor a los padres, etc. De tras de cada evento familiar hay un nivel necesario: Dios. 

 

En el camino se encuentran peligros, riesgos. Se necesitan valentía, audacia. No podemos ser ingenuos ante las propuestas de felicidad que nos salen cada día en los medios digitales y en la vida misma. El objetivo de felicidad planteado por el mercado no es el mismo que cada día masticamos en nuestro ser. El plan de felicidad propuesto por Jesús implica disciplina, lucha, renuncia, rechazo, ser rechazado.

 

Jesús no fue un anarquista ni violento, la gran enfermedad de algunas comunidades, especialmente de las que se llaman radicales, sin la justicia y el amor cristianos. Sin Jesús la vida puede estar llena de afanes como: el poder, el egocentrismo, la manipulación. Las mayores calamidades han sido ocasionadas por falta de un Dios en la vida.

 

Finalmente, ¿cómo podemos conciliar este amor de Jesús con el amor de los que están más cerca de nosotros? En primer lugar, es importante subrayar que no hay contradicción entre estos dos amores, ya que son uno y el mismo, pero uno de estos dos amores tiene prioridad sobre el otro, porque es permaneciendo en el amor de Dios como aprendemos a amar a nuestro prójimo en la verdad. Y esta verdad del amor nos obliga a veces a reprender al prójimo cuando sus palabras o sus acciones contradicen el Evangelio. Es en este sentido que el amor de Dios prevalece sobre el otro. ¿No es ésta la lógica que siguen los padres cuando corrigen a sus hijos que se muestran egoístas, violentos o resentidos? Su amor por los hijos sólo tiene sentido si les enseñan a convertirse en verdaderos adultos. ¿Y sería diferente en nuestra relación mutua, cuando todos estamos llamados a crecer y florecer como hijos de Dios? (Yves Bériault, O.P. Dominicain. Ordre des prêcheurs)

 

Palabra del Papa Francisco

¡Pensemos en cuántos conflictos se podrían evitar y resolver así, poniéndose en escucha de los demás con el sincero deseo de comprenderse! Preguntémonos entonces: ¿Yo sé acoger a los hermanos y a las hermanas como dones proféticos? ¿Creo que los necesito? ¿Los escucho con respeto, con el deseo de aprender? Porque cada uno de nosotros necesita aprender de los demás, cada uno de nosotros necesita aprender de los demás.

Que María, Reina de los Profetas, nos ayude a ver y a acoger el bien que el Espíritu ha sembrado en los demás.

(Angelus, 2 de julio de 2023)

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 10, 37-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».


Pintura:🎨

Mosaico con una representación de Jesús de Nazaret, existente en la antigua Iglesia de Santa Sofía (Estambul), fechada cerca de 1280.

0 Comments