XVII Domingo del tiempo ordinario (A): Parábolas: tesoro escondido, perlas finas y la red

 “ El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido ”

 

Las parábolas -del tesoro escondido, perlas finas, y la red para pescar- nos invitaa reflexionar sobre nuestras prioridades y reconocer el valor supremo del Reino de Dios, y nos alientan a buscarlo con todo nuestro corazón, dispuestos a entregar todo lo que tenemos para alcanzarlo.

 

Parábola del Tesoro Escondido


XVII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)


Un tesoro visible: la vida

Defender la vida como un tesoro parece desproporcionado y anticuado para algunos grupos que defienden el aborto, la guerra, la pena de muerte, etc. Si recurrimos a las estadísticas de muertes ocasionadas por la guerra, la pena de muerte y el aborto tendríamos que analizar nuestra poca sabiduría para construir una salud mental en nuestras vidas y familias.

 

Cada año, cerca de 703 000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Todos los casos son una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tienen efectos duraderos para los allegados de la víctima. Puede ocurrir a cualquier edad, y en 2019 fue la cuarta causa de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo. (Organización Mundial de la Salud – OMS) ¿El materialismo ha generado pobreza en el sentido de la vida en los jóvenes y adultos? Que los jóvenes no tengan un horizonte de vida es como tener una perla de fantasía.

 

Tesoro escondido

Si abrimos bien los ojos quizá identifiquemos esos tesoros escondidos, desde la maravilla de tus ojos, el funcionamiento de tu corazón hasta el sentido de tu alegría, tu amor. La esquizofrenia humana todavía ve el gran poder económico del tráfico de órganos, el tráfico humano con fines sexuales (Trata de personas), etc.

 

Hoy como nunca nos quejamos de estrés y depresión, a veces porque nos ahogamos en un vaso de agua o porque no tenemos la suficiente inteligencia emocional para enfrentar los problemas existenciales. Los ansiolíticos y medicamentos no son suficientes cuando los tesoros fundamentales - del amor, de la alegría, de la esperanza- se han perdido.

 

Cuántas veces nos obsesionamos en el trabajo, no nos alimentamos adecuadamente, postergamos a los seres queridos, para luego con el tiempo consumir medicamentos costosos que no solucionan la soledad, la tristeza, la desmotivación.

 

En el fondo nos falta la valentía para identificar el tesoro, valorarlo, y renunciar a lo que “tenemos” para cambiarlo por el “somos”. Por querer ganar doble perdemos todo.

 

La tristeza profunda llega cuando descubres que buscabas tesoros, pero has encontrado campos vacíos, perlas falsas, redes de donde los buenos peces escapan.    

    

Perlas finas

Cuántas veces hemos quedado admirados de la gran capacidad de imitación de los metales y perlas preciosas. La habilidad del comerciante pasa por la experiencia de engaño y equivocaciones. Sus ojos están entrenados para identificar las perlas auténticas y de valores incalculables. De su historia personal nace esa seguridad para venderlo todo y comprar las finas y auténticas perlas.

 

El valor incalculable de las palabras de Jesús, de las experiencias e historias en la Sagrada Escritura se descubren con el pasar de la vida. No se trata de tener una biblia bonita adornando la sala, ni de portar un collar de la mejor marca, sino de tener la sabiduría del rey Salomón, la disponibilidad de la Virgen María, el amor del mismo Jesús, la alegría de María Magdalena y de quienes identificaron a Jesús resucitado. Allá, “donde está tu tesoro está tu corazón” 

 

La red para pescar

Así como el trigo y la cizaña, los peces buenos y malos son arrastrados por la red. Los seres humanos empeñados en ser un alimento y alegría para los demás y los que buscan desunir y amargar la existencia; buenos y malos somos arrastrados.

 

Esta imagen es una oportunidad, los peces pequeños o “malos” son tirados al mar para crecer; en el futuro pueden convertirse en el sustento del pescador y en alimento para los pobres.

 

La red no sólo arrastra a buenos y malos hoy, sino también mañana o pasado. Sólo es cuestión de tiempo en la voluntad de Dios. Tiene una connotación moral y espiritual para evitar el “rechinar de dientes”. La eternidad da oportunidades, pero no tiempo, siempre es hoy, no sirve la procrastinación. Hoy busco el tesoro escondido, hoy compro las perlas finas, hoy soy el pez bueno. 


La alegría de seguir a Jesucristo

Finalmente, Jesús está enseñando que el reino de Dios es un tesoro tan valioso que vale la pena buscarlo y perseguirlo con toda dedicación y devoción, una vez que una persona lo descubre, estaría dispuesta a sacrificar todo lo que tiene para obtenerlo. En otras palabras, una vez que alguien comprende la importancia y el significado del reino de Dios, debe estar dispuesto a renunciar a todo, a dejar atrás sus posesiones materiales y apegos mundanos para alcanzar la vida eterna y la verdadera riqueza espiritual, priorizar lo espiritual sobre lo material y estar dispuestos a dejar atrás todo aquello que nos impida seguir a Dios y experimentar su amor y gracia.

 

Palabra del papa Francisco

Ellas nos dicen que el descubrimiento del reino de Dios puede llegar improvisamente como sucedió al campesino, que arando encontró el tesoro inesperado; o bien después de una larga búsqueda, como ocurrió al comerciante de perlas, que al final encontró la perla preciosísima que soñaba desde hacía tiempo. Pero en un caso y en el otro permanece el dato primario de que el tesoro y la perla valen más que todos lo demás bienes, y, por lo tanto, el campesino y el comerciante, cuando los encuentran, renuncian a todo lo demás para poder adquirirlos. No tienen necesidad de hacer razonamientos, o de pensar en ello, de reflexionar: inmediatamente se dan cuenta del valor incomparable de aquello que han encontrado, y están dispuestos a perder todo con tal de tenerlo.

Así es para el reino de Dios: quien lo encuentra no tiene dudas, siente que es eso que buscaba, que esperaba y que responde a sus aspiraciones más auténticas. Y es verdaderamente así: quien conoce a Jesús, quien lo encuentra personalmente, queda fascinado, atraído por tanta bondad, tanta verdad, tanta belleza, y todo en una gran humildad y sencillez. Buscar a Jesús, encontrar a Jesús: ¡este es el gran tesoro!

 

(Angelus, 27 de Julio de 2014)

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».


Pintura 🎨


Parable of the hidden treasure Rembrandt - Gerard Dou.jpg

0 Comments