XXII Domingo del tiempo ordinario (A): Jesús rechaza a Pedro: "quítate de mi delante satanás"

 ¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

 

Queremos ser unos ganadores, pero la inversión del tiempo y los objetivos pueden estar distorsionados. La salud espiritual y moral dan verdadero valor a la vida que puede ser eclipsado por el afán de las riquezas materiales.

 

 

San Pedro

San Pedro penitente de los Venerables (detalle), Bartolomé Esteban Murillo

XXII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)

 

En el primer anuncio de la pasión de Jesucristo, Pedro increpa a Jesús pero es rechazado con una palabra muy fuerte: Satanás.


Estilos de vida

Estilos o caminos, la fuerza radica en las acciones, la genialidad sucede durante el camino. Cada vez que emprendes un camino tienes una meta en mente, sólo el camino te da la experiencia y la pericia para seguir. La felicidad es, entonces, un camino más que una meta en el entramado tupido de nuestra existencia.

 

El apóstol Pedro es ensalzado por el mismo Jesús al escuchar que le reconoce como el Mesías, pero avanzan en el camino y le llama “satanás”, una palabra muy dura en boca de Jesús para un seguidor. Pedro, tiene los cables cambiados, identifica que está siguiendo sus objetivos más nacionalistas que los de liberación auténtica; tiene en mente sus cosas humanas más que las de Dios.

 

Sin embargo, no sólo Pedro quiere ser feliz, tú y yo también. Buscamos la felicidad, la alegría, la integridad de vida. Las dudas o equivocaciones de Pedro nos dibujan interiormente, también nos emocionamos con Dios, intentamos que haga nuestra voluntad, lo negamos, lo proclamamos, y ojalá, en esas olas de la fe naveguemos a puerto seguro. Jesús no sólo se dirige a Pedro, también te habla a ti.

 

Perder la vida es ganarla

En el sentido de las palabras de Jesús, “perder la vida” significa estar disponibles a morir, a regalarla, a servir; es una entrega personal y total. Sólo cuando tienes la capacidad de donarte descifras el sentido de vivir. Las personas que se han salvado de la muerte sienten con más entusiasmo una segunda oportunidad para vivir la vida.

 

“Perder la vida” puedes interpretarlo como, por ejemplo: renunciar a tu vida actual por una causa noble, por un ideal; sueñas con salvar vidas, ayudar a seres humanos sumidos en crisis existenciales, acompañar ancianos abandonados, etc. ¿Tienes alguna causa noble por la cual puedas dejar tu confort?

 

“Perder la vida” también puede llevarte al centro de tu existencia. Tú egocentrismo, tus ambiciones personales las modificas por una búsqueda espiritual. Es matar el “ego” para vivir una vida más trascendental y significativa. Es como una conversión: de egoísta a generoso, de pesimista a optimista, de antipático a simpático, etc.

 

“Perder la vida” puede significar en tu vida: aceptar los cambios de la edad, dejar etapas importantes en el trabajo. Es un camino a dejar el pasado para escribir un nuevo capítulo en tu existencia.

 

Este ejercicio de perder la vida puede quedar en una autoayuda, en una higiene mental, en un “reinventarse” se decía durante la pandemia del Covid2019. Depende de la raíz emocional o cognoscitiva, de los contextos, de los valores humanos, del sentido espiritual, del evangelio de Jesucristo en tu vida.

   

"Quita de mí, Satanás"

El satanás se pone delante de la bondad de las personas. Es como una piedra que va chancando las obras buenas. Es astuto para confundir el camino de Dios. Pedro, lo lleva aparte para expresarle su respaldo y protección. Dios no necesita protección. Dios tampoco se arrepiente de haberlo hecho el líder de la iglesia, pero Jesús le dice que, si sigue así, con ínfulas nacionalistas está haciendo las cosas equivocadas, incoherentes con la voluntad de Dios.

 

La sugerencia de Pedro es tentadora, pues todos queremos evitar el sufrimiento y la muerte. Jesús aprovecha para alinearles a los discípulos sus propósitos de vida, de ganar la auténtica vida, de la resurrección. Cristo en su misterio pascual contempla la cruz y la sufre, por ello, todo cristiano tiene el símbolo de la cruz cargado de amor donado.

 

El éxito del imperio explotador y abusivo de su tiempo no era un testimonio de felicidad. Los grandes y ricos imperios caen, sus líderes mueren por la codicia, el poder y el placer les esclaviza. Muchos imperios se hacen con las lágrimas de los pobres. Ganar el mundo entero es imposible y tampoco da la felicidad. Es decir, tú estás hecho para una vida interior, para una relación con Dios más cercana, para priorizar las cuestiones éticas de la vida.

 

¿Qué te hace feliz? Necesitas conocerte a ti mismo, cultivar buenas relaciones, cuidar de la salud mental y física, tener objetivos, ser agradecido, vivir el presente, equilibrar el trabajo con la vida, enfrentar las adversidades, buscar ayuda profesional en los momentos difíciles. Jesús le da la clave a Pedro: no interrumpas sino sé un compañero en la búsqueda de la vida, caminar juntos, enfrentar los padecimientos, incluso decir la verdad a quienes hablan en nombre de Dios, morir, resucitar, predicar, amar a tiempo y destiempo. Es imposible seguir a Cristo sin su cruz

 

Palabra del papa Francisco

Jesús completa su propuesta con palabras que expresan una gran sabiduría siempre valida, porque desafían la mentalidad y los comportamientos egocéntricos. Él exhorta: «Él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará» (v. 25). En esta paradoja está contenida la regla de oro que Dios ha grabado en la naturaleza humana creada en Cristo: la regla de que sólo el amor da sentido y felicidad a la vida. Gastar los propios talentos, las propias energías y el propio tiempo sólo para salvarse, cuidarse y realizarse a sí mismo, conduce en realidad a perderse, es decir, a una existencia triste y estéril. Si en cambio, vivimos para el Señor y configuramos  nuestra vida sobre el amor, como hizo Jesús, podremos saborear la alegría auténtica, y nuestra vida no será estéril, será fecunda.

(Angelus, 3 setiembre 2017)

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 21-27

En aquel tiempo, comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:
«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».

Jesús se volvió y dijo a Pedro:
«Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».

Entonces dijo a los discípulos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga.

Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»



Pintura 🎨

San Pedro penitente de los Venerables (detalle), Bartolomé Esteban Murillo
San Pedro penitente de los Venerables. Museo Nacional del Prado. Madrid

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