XXVIII Domingo del tiempo ordinario (A): parábola de los invitados a la boda

Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

-       Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos» 

La parábola de los invitados a la boda es una enseñanza de Jesús sobre la importancia de aceptar la invitación divina y vivir de acuerdo con los principios del reino de Dios.


 

Invitados al banquete
Millais, Parábola de la Fiesta Nupcial


XXVIII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)

 

 

 

Al contrario del rey géneros también hay personas que celebran sus bodas y se encargan de tener muchos invitados, pero se aseguran de que éstos estén lejos y no lleguen a la boda. Hoy, el Rey prepara un banquete nupcial e invita a buenos y malos, y se enfurece contra los que desairan su bondad.   

 

Cultura del rechazo

Quisiéramos decir que el rechazo ya fue superado después de que Jesús se encargó de aclarar las polémicas con los fariseos y ancianos de su tiempo. Jesús buscó dignificar a los pecadores, salvar a los perdidos y orientar a los confundidos. Tenemos algo metido en las entrañas que cada época histórica pone en evidencia la crueldad del hombre.

 

Cultura del rechazo a los emigrantes, ancianos, niños, … un tipo de pensamiento que descarta a los menos útiles y productivos. Cada uno puede identificar las expresiones y gestos de violencia en su vida cotidiana, directamente contra una persona. Hay actos violentos que no son visibles, por ejemplo, los servicios educativos o de salud, deficientes. A nivel institucional puede apoyar una violencia estructural, por ejemplo, negar el trabajo por su condición religiosa o social. Así, la violencia directa, como la estructural termina siendo justificada por la cultura, por ejemplo, la esclavitud, los subempleos, los monopolios, los altos intereses de préstamos bancarios, el trabajo bajo presión, etc.

 

Rechazo de la generosidad

En la parábola de los invitados al banquete de bodas se debe comprender el contexto cultural. Sin comprender este sentido no hay diálogo ni novedad evangélica. El rey manda mensajeros y los tres grupos de invitados se caracterizan por rechazar y evitar su presencia en el banquete. En la época de Jesús el vestido de bodas era ofrecido a los invitados, entonces no vestirlo era porque se le había rechazado. Esto es lo que deja perplejos, rechazar vestido y comida.


En el fondo, no dejan, no dejamos de rechazar a Dios con muchos pretextos. Los pretextos están diciendo dónde está su opción preferencial para su vida, o para nuestras vidas, en la banca, en las propiedades, en refugios de falsas seguridades.

 

Luego existen momentos que nos dejan perplejos:

 

-       La reacción violenta de Dios. El temor, la violencia no son edificantes. Hay un grito de alerta para decir cómo la violencia directa, el rechazo a la invitación es un síntoma del grado de orgullo y autosuficiencia que están teniendo algunos personajes. Este tipo de violencia interna, entre hermanos, irá provocando la destrucción de Jerusalén; el nacimiento de un nuevo Israel, donde en este momento se están gestando actos de extrema violencia en el conflicto entre Palestina e Israel.

-       La invitación es para todos, buenos y malos, pueden entrar en el banquete, pero deben vestir adecuadamente. Estar en la iglesia no es garantía de salvación, se debe vestir de bondad y amor, de santidad. Nadie puede prohibir el ingreso al templo, pero cada uno es responsable y transparente ante Dios.  Ya lo sabemos, “no basta decir Señor, Señor…”

-       Se debe tener en cuenta el tiempo de espera: el tiempo comienza cuando entre el rey. Es el tiempo de la vida cristiana y cuando entra el rey ya estamos en el momento del juicio. Entonces, ¿en qué consiste el traje de bodas? Inicialmente es la gratitud por la invitación y el descubrimiento de que también nosotros somos hijos de Dios (Bautismo); finalmente es el vestido de la fe y del amor fraterno vivido concretamente, realizando así la voluntad de Dios. Ser arrojados a las tinieblas es la consecuencia inevitable de rechazar el don de la salvación que Dios concede verdaderamente a todos.

 

Palabra del Papa Francisco

 

Para la salvación hay un «billete de entrada». Pero con alguna advertencia. Ante todo, es gratuito; y después los titulares serán seguramente hombres y mujeres que tengan «necesidad de curación en el cuerpo y en el alma». Es fácil imaginar que en los primeros puestos estén «pecadores, pobres y enfermos», los llamados «últimos», en definitiva. Celebrando la misa en Santa Marta, el martes, 7 de noviembre, el Papa Francisco relanzó la imagen evangélica —del Evangelio según San Lucas (14, 15-24)— del banquete al que el dueño de la casa invita «a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos» después del rechazo de los ricos que no comprenden el valor de la gratuidad de la salvación.

 

Misas matutinas en Santa Marta, 7 de noviembre de 2017

 

 Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14

-       En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

-       «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:

-       “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.

-       Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

-       El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

-       Luego dijo a sus criados:
“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.

-       Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”.

-       El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores:
“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

-       Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».


Pintura


Millais, Parábola de la Fiesta Nupcial

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