XXIX Domingo del tiempo ordinario (A): La imagen del Cesar y el rostro de Dios
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario.
Él les preguntó:
«De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
"Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"
Significa que debemos cumplir con nuestras responsabilidades tanto en el ámbito civil como en el religioso, reconociendo la distinción entre ambos.
XXIX Domingo del tiempo ordinario
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
En el contexto moderno, esta expresión se usa a menudo para argumentar la separación entre la religión y el Estado, enfatizando que los asuntos religiosos deben ser tratados por las creencias y prácticas religiosas de las personas, mientras que los asuntos civiles, como los impuestos y las leyes, deben ser regulados por las autoridades civiles.
Las trampas
Las preguntas tramposas generan caos y evidencian de qué están hechos aquellos corazones, o mentes que urden engaños.
El valor de la opinión pública necesita de respuestas sagaces. Con Frecuencia, una buena respuesta pone en evidencia la intención de las preguntas o de los temas tendenciosos. Trampas argumentativas.
Sin embargo, hay temas incómodos de los que no nos gusta hablar, pero ya están definidos: sabemos de la deshonestidad de quienes manejan los fondos públicos, pero ello no nos exonera de pagar los impuestos; la iglesia sigue sufriendo a causa de los abusos y crímenes cometidos por algunos de sus miembros, más ello no debería justificar nuestra lejanía de Dios.
Si te llegan personas con argumentos tramposos a tu vida es porque tienes adversarios, capaces de mentir, de malinterpretar adrede, quieren opacarte, sacarte del camino. Qué bueno, es porque estás resultando incómodo, como Jesús. Atento (a), te están poniendo contra la espada y la pared.
Es conocida la historia de la serpiente que es atrapada en una trampa y en vez de buscar liberarse ajusta con más fuerza y termina siendo perforada. Su naturaleza para liquidar a sus víctimas enrollándolas la lleva a autoliquidarse. Ante las trampas necesitamos ser más sagaces.
La expresión "Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (Mt. 22,21) parece sencilla, pero tiene implicancias en su contexto que podrían resultar una confesión de culpa o delito.
¿Es lícito pagar impuesto al César o no?»
La pregunta viene después de un discurso florido - características de las falacias- buscando el resentimiento emotivo de los ciudadanos, no quieren pagar impuestos a los invasores Romanos, los consideran onerosos y se burlan de quienes lo cobran, los mismos que también son amigos de Jesús, Mateo evangelista lo sabe en carne propia.
Si Jesús respondiese que es lícito pagar impuestos al Cesar, sería como estar a favor del imperio dominante, como un piropo político, le quitaría autenticidad a su mensaje liberador, sería incoherente con sus predicaciones y sus seguidores se decepcionarían. No estoy seguro de que tema que lo abandonen, porque al final igual le abandonaron y pidieron que lo condenen a muerte por blasfemo, “crucifíquenlo”.
"Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios"
La respuesta desenmascara la “hipocresía”. Se admiran de su inteligencia para usar un recurso común, -un denario con la imagen e inscripción del Cesar- para dar un giro espectacular.
Más allá de mostrarles la doblez de intenciones y corazones, los lleva a replantearse la libertad y la auténtica libertad, la ley romana y la ley de Dios. ¿Acaso no saben distinguir entre la esclavitud temporal y la eterna? ¿Cada quien defiende su poder?
La ley de Dios debería encaminar a la paz y la libertad, al amor y el perdón, pero parece que también pagan impuestos altos. Son como dos puntas del hilo, se encuentran oprimiendo con leyes, menospreciando y marginando. Qué triste debe ser pagar impuesto a un sistema opresor y sentir a un Dios lejano y castigador, a la vez, es como no ser ciudadano ni hijo de Dios.
Política y religión
Muchos consideran que una persona dedicada a un servicio religioso no debe meterse en política. Es ligero decirlo así, flaco favor para los políticos corruptos. En el tiempo y el espacio materialmente es difícil, se necesita dedicación. En la historia la distancia tomada entre iglesia y estado ha sido muy favorable. Pero, una persona que ama a Dios quiere lo mejor para el prójimo, entonces, se deben tomar en serio las decisiones políticas. Dicho de otro modo, el argumento que intenta anular la participación política de un católico, en cierta forma está liberándoles el campo a los políticos, quitando paulatinamente la participación ciudadana, anulando la opinión crítica ante el ejercicio de los políticos.
No me refiero a que un sacerdote, o un religioso consagrado se dedique a la política exclusivamente. Me refiero especialmente a los laicos, no pueden dedicarse a las cosas de Dios olvidándose de su mirada vigilante de la política, ni puede dedicarse a la política olvidándose de Dios. Política y religión procuran el bien común, las mejores condiciones de vida para sus ciudadanos.
¿Qué es de Dios? Y ¿Qué no es de Dios?
Hace poco leí una frase “si los que inventan las guerras fueran a los campos de batalla, ya tendríamos la paz” Entonces, Dios es el creador del mundo y del ser humano, Dios llamó a cobradores de impuestos y prostitutas, Dios perdonó al buen ladrón, todo indica que deberíamos caminar hacia Dios, ponerle lo bueno y lo malo en sus manos, y hoy especialmente la guerra o los creadores de la guerra.
Hoy señor, te muestran todavía la moneda
Hoy no podemos con los miles de muertes
Hoy la moneda no garantiza el orden social
Hoy la inscripción de la moneda sigue oprimiendo
Hoy, por cada bala diez niños mueren de hambre
Hemos dado mucho al cesar
No hemos dado mucho a Dios
Pero tú señor que lo das todo a cambio de nada
Danos la esperanza, la alegría, la fortaleza
Acompáñanos en una oración por cada misionero
Por los corazones a tu servicio en los rostros marginados
Por tu rostro alentando cada camino, cada plegaria
Que las trampas no nos alejen de ti
Y no intenten más matar a los otros Cristos
Danos la paz y que terminen tantas guerras
Palabra del papa Francisco
La urgencia de la acción misionera de la Iglesia supone naturalmente una cooperación misionera cada vez más estrecha de todos sus miembros a todos los niveles. Este es un objetivo esencial en el itinerario sinodal que la Iglesia está recorriendo con las palabras clave comunión, participación y misión. Tal itinerario no es de ningún modo un replegarse de la Iglesia sobre sí misma, ni un proceso de sondeo popular para decidir, como se haría en un parlamento, qué es lo que hay que creer y practicar y qué no, según las preferencias humanas. Es más bien un ponerse en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado que siempre sale a nuestro encuentro para explicarnos el sentido de la Escrituras y partir para nosotros el Pan, y así poder llevar adelante, con la fuerza del Espíritu Santo, su misión en el mundo.
Como aquellos dos discípulos «contaron a los otros lo que les había pasado por el camino» (Lc 24,35), también nuestro anuncio será una narración alegre de Cristo el Señor, de su vida, de su pasión, muerte y resurrección, de las maravillas que su amor ha realizado en nuestras vidas.
Mensaje del Santo Padre Francisco para la 97 Jornada Mundial de las Misiones
22 De Octubre De 2023
Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 15-21
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas:
¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús:
«Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto».
Le presentaron un denario.
Él les preguntó:
«De quién son esta imagen y esta inscripción?».
Le respondieron:
«Del César».
Entonces les replicó:
«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Pintura:🎨
Antonio Arias Fernández: La moneda del César. 1646
La obra representa a Jesucristo en el momento de pronunciar la sentencia: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
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