II Domingo de Adviento (B): Juan el Bautista el precursor

"Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo»

Juan el Bautista se niega a sí mismo para que la palabra crezca, no fue un amplificador de ideologías, sino un mensajero del mismo Hijo de Dios que vendrá a bautizar con el Espíritu Santo.


San Juan Bautista

San Juan bautizando a Cristo en el Jordán, por Francisco de Goya, 1780.


II Domingo de Adviento

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

Esperar sin desesperar

Esperar y esperar. Es parte de la vida. Esperas una visita, una llamada, un correo, una respuesta. Saber esperar es parte del aprendizaje de la confianza, de la fe. Esperar no significa una actividad vacía, al contrario, se llena de una dinámica y expectativa, porque te remite a cumplir metas, a ubicar las sillas o incluir otra si es necesario. He escuchado a mis amigos decir que han dedicado tiempo a organizar el árbol de Navidad y controlar las luces. 

 

La historia de personas que fingen identidad en las redes sociales es frecuente, no siempre la foto corresponde con la realidad. Esperar virtualmente implica tener la curiosidad de conocer realmente. En el Adviento, no esperamos a alguien que retocó su rostro, sino que creó el rostro a imagen y semejanza. Es decir, la curiosidad por conocer mejor a Jesús debería dinamizarnos, el Jesús niño que nacerá en Belén y el Jesús adulto, que viene para bautizarnos en el Espíritu Santo.

 

Una voz en el camino.

Juan el Bautista parece el protagonista de este domingo de Adviento. Pero él mismo va deslindar su papel de profeta, una voz que se dirige a sus coterráneos. Es interesante ver la coherencia de su voz con sus argumentos y su manera de vivir. Considero que su estilo es el primer mensaje claro.

 

La voz de la palabra. Imagina que eres el Bautista y tienes un propósito para anunciar: el arrepentimiento de todo tipo de maldades que han realizado en su vida. Viene mucha gente para contarte sus pecados y para que la bautices. Como un entusiasta influencer podrías ver tus estadísticas y buscar estrategias para aumentar seguidores. Pero, hay un pequeño grande detalle, tú sólo eres una voz, la verdadera Palabra llegará y creará tendencia mundial. Juan el bautista, tiene correa de cuero para aceptar con humildad que sólo es un mensajero.

 

¿Qué predica? La gente quería ser diferente, cambiar, purificarse. Enderezar caminos, más que evitar la burocracia se trata de un mensaje personal, o personalizado como suelen decir. Personalmente acuden al río Jordán, allí el agua lava sus pecados. Para caminar desde lejos y buscar la conversión significa que necesitaban paz en su vida, estar limpios y esperar a un Dios que les ayude a obtener justicia.

 

Anuncia a uno que es más fuerte, de gran soberanía y que también bautizará, pero con el Espíritu Santo. El agua limpia enjuaga, pero el Espíritu transforma, tiene sus dones. Ir del agua física al Espíritu Santo que es la tercera persona de la trinidad ya es un lenguaje de la interioridad del mismo Dios. No sólo anuncia al Hijo, también habla del papel preponderante del Espíritu. 

 

¿Cómo vive? Austero. La austeridad da libertad. Es un profeta que con lo poco dice mucho, tiene clara su razón de existir, Incluso en el desierto, sólo allí puede encontrar la comida silvestre. Ha dominado las extravagancias que nos consumen: vestir, comer, beber, poder. Acorta los caminos, simplifica las normas y no se calla, a nadie le debe la manteca. Su vida misma es un mensaje, reforzada por la Palabra, el mismo Jesús dirá que no ha habido un hombre más grande que el Bautista

 

Palabra del papa Francisco

«Voz, no palabra; luz, pero no propia, Juan parece ser nadie», sintetizó el Pontífice. He aquí desvelada «la vocación» del Bautista —afirmó—: «Rebajarse. Cuando contemplamos la vida de este hombre tan grande, tan poderoso —todos creían que era el Mesías—, cuando contemplamos cómo esta vida se rebaja hasta la oscuridad de una cárcel, contemplamos un misterio» enorme. En efecto —prosiguió— «nosotros no sabemos cómo fueron» sus últimos días. Se sabe sólo que fue asesinado y que su cabeza acabó «sobre una bandeja como gran regalo de una bailarina a una adúltera. Creo que no se puede descender más, rebajarse». Sin embargo, sabemos lo que sucedió antes, durante el tiempo que pasó en la cárcel: conocemos «las dudas, la angustia que tenía»; hasta el punto de llamar a sus discípulos y mandarles «a que hicieran la pregunta a la palabra: ¿eres tú o debemos esperar a otro?». Porque no se le ahorró ni siquiera «la oscuridad, el dolor en su vida»: ¿mi vida tiene un sentido o me he equivocado?

 

(Misas matutinas 24 de junio de 2013)

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».

Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».


Pintura: 🎨

San Juan bautizando a Cristo en el Jordán, por Francisco de Goya, 1780.

Goya, Bautismo de Cristo, Ca. 1780. Procedente de la colección de Juan Martín de Goicoechea, y por herencia hasta la de los Condes de Sobradiel

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