Fiesta de Pentecostes-Ciclo C- 2010



"Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo".

La pascua de Jesucristo nos ha ido dando a entender que Jesucristo está presente, ya no física, sino espiritualmente. En la Fiesta de Pentecostés celebramos esa nueva presencia, la plenitud de la resurrección y es tan especial que se concentra para celebrarlo en un día, en unidad: razas, lenguas, naciones y culturas.

Pentecostés es la fiesta de la unidad y también de la misión. La fuerza del Espíritu Santo transforma al hombre desde dentro y lo hace capaz de relaciones nuevas. Que la fuerza siga transformando a la iglesia desde dentro para comunicar la comunión del Espíritu Santo, el amor del Padre y la gracia de nuestro Señor Jesucristo.

Es una fiesta de trascendencia social. Recordemos el acontecimiento de la Torre de Babel en la que se confunden las lenguas, el lenguaje no puede ser decodificado y las estructuras sociales caen. En Pentecostés cada quién escuchaba y entendía en su propio lenguaje, más posibilidades de responder y construir una nueva sociedad. Con el poder transformador del Espíritu Santo se desarrollan las relaciones humanas y con Dios, por tanto, se mejora el desarrollo social y el bien común.

Celebrar la fiesta de Pentecostés significa también un cambio en la vida, en la fe. Más que una fiesta de las lenguas es una fiesta de los corazones, cada quien habla de la abundancia de su corazón. La diversidad de dones nos complementa, pero no divide. Un corazón de la iglesia abierto e inclusivo, armónico y entusiasmado en un mismo proyecto, en una sola misión. ¿Creemos que es posible la unidad, entonces creemos en el Espíritu Santo?

Pentecostés es la fiesta del nacimiento de la Iglesia, compuesta por todas las personas bautizadas, animado por el Espíritu Santo, del que provienen, como dice san Pablo (1 Corintios 12, 3b-7. 12-13), los dones o carismas para realizar los servicios o ministerios que el Señor asigna según la vocación de cada cual. Se destacan estos siete dones del Espíritu Santo:

1. Sabiduría para conocer la voluntad de Dios y tomar las decisiones correctas.
2. Entendimiento para saber interpretar y comprender el sentido de la Palabra de Dios
3. Ciencia para saber descubrir a Dios en su creación y desarrollarla.
4. Consejo para orientar a otros cuando lo solicitan o necesitan ayuda.
5. Fortaleza para luchar sin desanimarnos a pesar de los problemas y las dificultades.
6. Piedad para reconocernos como hijos de Dios y como hermanos entre nosotros.
7. Respeto a Dios (llamado también temor de Dios, pero con un sentido diferente del miedo), para evitar las ocasiones de pecado y cumplir a cabalidad sus mandamientos.

Necesitamos pues, cada quien en su diversidad apuntar a la unidad. Dar tiempo a la escucha de la Palabra de Dios, a la oración personal y comunitaria. El Espíritu nos da fuerza para buscar la luz, salir de los refugios y afrontar con convicción la misión de la iglesia.

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