Tiene el poder pero no influye en la vida
El poder, las ganas de tener el poder, las estrategias para ser poderosos, las piruetas para mostrar la autoridad,… causan mucha angustia en nuestra vida. Una aparente autoridad nos da el reflejo mentiroso de dominio, pero en realidad mostramos debilidades difíciles de asumir.
La autoridad, el poder, en el hogar. Ya llega Navidad
y quien tenga la aparente autoridad decidirá cómo y qué hacer para la fiesta de
guardar. Pero lo que nadie puede decidir por otro es celebrar la navidad. La
navidad es otra cosa. Celebra quien espera el nacimiento de Jesús, los otros
harán lo propio, tragar y beber para satisfacer la pasión consumista. Este tipo
de autoridad lleva a la infidelidad y la utilización, es la víspera de la
soledad. Ojo, así, los hogares autoritarios terminan desautorizados.
Finalmente en el tema de la autoridad. Las
personas dicen ser católicas pero no van a misa, no oran, no creen más que en
un billete o en alguien que les dé nivel de exagerada colonia fina. Lo son sin
autoridad. Eso es vivir sin religión. Igual sucede en las relaciones, las mujeres
no asumen su autoría o equivocaciones y responden con violencia, infundiendo la
duda, culpando y haciéndose víctimas sufridas. Los varones postergan palabras,
se niegan al diálogo e incluso son violentos, su autoridad está en la plata que
dan para el pan de cada día. Las llamadas telefónicas ya no son para decirse
que se aman, sino para dar órdenes: se acabó el gas, la leche, los servicios,
tú no hiciste esto, tú (eres el/la culpable de…). Demuestran más amor con el
nuevo amigo o amiga que con quien dicen planificar un proyecto de vida; sin
autoridad.
Nos remontamos a la discusión que hoy nos
ilumina, seguramente es recurrente entre las estrategias de diálogos, juicios,
entrevistas. Los fariseos se ven acorralados en su misma trampa, eso es, la
trampa de la mentira enloda al mentiroso (a). Por eso, son conscientes de su
fingida autoridad y no pueden responder ni con el “sí”, ni con el “no” y se
remiten a la pregunta para infundir duda o decir que no conocen o ignoran
dichos mensajes.
Lo cómico es que se da en gente que está
acostumbrada a reconocer otra autoridad. Los judíos reconocían el poder militar
de los romanos; el de Herodes aunque era un impostor o rey de facto porque no tenía las credenciales para ser rey de los
judíos; el poder de los saduceos aunque corrupto e intrigante; el poder de
combate de los zelotas, guerrilleros de la época; el poder académico de los
escribas, aunque hipócritas. El mapa de los poderes es conocido, pero Jesús no encaja en ninguno
de estos casilleros, pues su autoridad es distinta, no hay forma de negociar.
Tenemos clara la autoridad y el poder de
Cristo si nos hemos dado cuenta de que su autoridad es distinta. Tiene poder
sobre los demonios, quebranta y expulsa al satanás, sobre las multitudes que le
siguen y se preocupa por sus provisiones, para cambiar la vida de la gente como
sus discípulos.
¿Qué poder real tiene Jesús sobre tu vida, has
podido descubrir? Jesús presenta una clave: el bautismo de Juan. Si sabes sobre
el arrepentimiento, la humildad, el servicio Sin esta figura, sin el sincero
arrepentimiento Jesús es desdibujado.
Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron
los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
- ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?
Jesús les replicó:
- Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo
también con qué autoridad hago esto.
El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de. los hombres?
Ellos se pusieron a deliberar:
- Si decimos "del cielo", nos dirá: "¿Por qué no le habéis
creído?" Si le decimos "de los hombres", tememos a la gente;
porque todos tienen a Juan por profeta.
Y respondieron a Jesús:
-No sabemos.
Él, por su parte, les dijo:
- Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.
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