“Lo que han recibido gratis, denlo gratis”
En la vida uno podría plantearse: ¿Qué está
abandonado, sin sentido, sin orientación, sin un camino, sin la capacidad de
llorar, sin saber pedir, sin voluntad de dar?
Cada día caminamos kilómetros, transportamos
nuestros kilos y lo que menos hacemos es darle las gracias a nuestros pies.
Cada día hacemos uso de nuestros sentidos y no nos fijamos en lo que produce
una lágrima, en lo que permite el movimiento de nuestro cuerpo, en la sangre,
etc.
Así como no nos fijamos en lo físico tampoco
nos detenemos a ver la interioridad, espiritualidad, el elemento psicológico.
Cómo es que todos amamos pero algunos de manera inadecuada y con traumas. Cómo
explicar la ira, la impaciencia, el egoísmo. Cómo podemos ser injustos y comer
tranquilos, engañar a la persona que amamos y compartir la vida, decir que
somos fieles y estamos coqueteando e ilusionando a otras personas. Cómo
explicar que el dinero te haga replantear el amor ya sea que falte o sea
abundante. Cómo teniéndolo todo para ser felices terminamos siendo desesperados, complicados, irrespetuosos,
soberbios, mentirosos, criticones, habladores, pretenciosos, presumidos y, por
tanto, infelices.
Gracias a Dios, no somos sólo eso, también
nos llegará el reumatismo, la diabetes, el cáncer, la osteoporosis,
taquicardia. No sabemos lo que comemos, somos frutos de nuestras pasiones. No es un pesimismo existencial, sólo quiero expresar que somos vulnerables y cada día es un milagro no sólo fruto de lo muy inteligentes o absolutos que seamos.
En esta situación, todo el paquete
insuficiente descrito acaso no sería bueno que Jesús se compadezca. Aunque su
compasión es porque las personas están descuidadas, como ovejas sin pastor, sin
guía, sin protección, sin palabras de afecto, sin que alguien se preocupe por
lo que come o por los síntomas de su vida. Tanta soledad y tanto desamor suele
hundir los ánimos y peor si el desamor están enfangado hiere a los corazones
más puros.
Siendo así, tenemos que aceptar que no sólo
necesitamos de la compasión de Dios, sino también de las otras personas. No
sólo de un pastor, sino que nosotros podemos tomar dicha misión a favor de
tntas personas enfermas, solas, frustradas, desesperadas. Así pues, la
compasión de Dios hace que “ Vayan y proclamen que el Reino de Dios ya está,
curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios”.
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