XVII Domingo del tiempo ordinario (B): “dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados” Multiplicación de los panes.


¡No desperdiciar el pan!

 

La multiplicación de los panes y los peces. ANÓNIMO. Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado


XVII Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)

 

Te sientas a la mesa, comes, bebes, conversas y resulta que al final queda un silencio doloroso. La persona con quien compartías no está interesada en tu amistad, menos en lo que le platicas. ¿Te ha sucedido? Y de seguro también preferiste ir al silencio, a meditar, a pensar en cómo aclaras mejor el sentido del compartir, de la amistad. Multiplicar el pan aunque falte el amor.

 

Pan bajado del cielo

Cada migaja que llega a tu boca es gracias a alguien, así como tú también haces posible el pan para alguien. Nuestras relaciones están en el horno abrigándose para alimentar, sólo tenemos que cuidar de que no se quemen. En este marco amplio y sustancioso, el pan cobra el sentido de un Pan bajado de cielo para alimentar, con generosidad, a los hombres.

 

El joven rico soluciona el hambre.

Este joven, anónimo como los mejores, no sabe que es rico, soluciona el hambre de la multitud. Jesús plantea un problema y él da lo que cuidaba para comer, pues no será muy cómodo tener 2 pescados en la mochila durante una jornada, el olor... Jesús le descubre y le muestra que puede dar a los otros más de lo que cree tener. 

 

Felipe tiene un diagnóstico estadístico y es consiente de que su estrategia del dinero no es suficiente cuando está en medio de expertos pescadores. Nos debe decir algo a nuestra espiritual tarjeta de crédito, estamos tentados de ‘comprarlo todo’; nuestra débil solidaridad nos automatiza, y, de seguro, nunca será suficiente, conociéndonos eternos insatisfechos.

 

Interiormente, estarás pensando, es triste darlo todo y los demás crean que no es suficiente, y aunque dieras los 200 denarios igual las necesidades continuarían.

 

Sentarse a comer pan con pescado

Si te provoca hambre esta escena también te puede hacer sentir la necesidad de compartir con alguien y agregarle un cafecito. Partir el pan con otra persona, con otros.

 

Cómo no saciarse con la sopa llena del amor de mamá, de papá, de hermanos y amigos. La familia. En esta mesa improvisada sobre las yerbas verdes, compartiendo inquietudes, siendo parte de la unidad de discípulos, obedientes a las palabras de Jesús, muestra una comunidad orando y alimentándose del mismo Pan. 

 

No desperdicien el pan

En los desayunos, seguramente te gustan las tostadas, pero qué sucede cuando se queman, se siente el dolor de que has perdido un pan. O te han dicho que las migajas engordan y las desechas. Y aparece la abuela o el papá para decirte que te comas todo, es fácil comprenderlos, hay personas que sudan y saben lo difícil que es llevar el pan a la mesa y los 3000 millones de personas que sufren hambre en el mundo.

 

Aquellos “desperdicios” significan saciedad, abundancia. Son productos que han superado todo tipo de cálculo matemático. Es signo puro de solidaridad, de donación de lo que un joven tenía para alimentarse en ese día.


¿Qué desperdiciamos? Puedes llenar tu lista: en la vida, en la familia, en el amor. A nivel social, la sobre producción no calificada pero que es producto alimenticio, las vacunas no usadas, etc.

 

No te quiero problematizar la vida, si entras en la bioética o en la política; ese joven de los 5 panes y 2 peces, de seguro estaba contado entre los ‘desperdiciables’ y considerado ‘multitud’-problema.

 

Desperdiciamos el Pan.

Retorno a ver cómo esta comilona significó mucho, pero en ese momento las proyecciones mentales andaban buscando comida reciclable. Valoraron la comida y quisieron hacerlo rey. Jesús les enseña la generosidad y ellos responden con mezquindad, aquella ociosidad de alimentar el ego de los reyes para que sigan dando pan y circo.

 

El Pan vivo bajado del cielo prefiere ir a la montaña, signo de cercanía a su Padre Dios. Temo equivocarme, no soy exégeta, pero parece que para algunos es vigente: “cuánto tienes tanto vales” y aunque no tengas nada igual no quieres mezclarte con otros que no tienen nada. Así de presumidos y superficiales. Si lo hacen rey vale algo. Si es Dios lo dejan en el templo, no es tan importante, aunque igual cada día les alimente. 

 

Para terminar, te imaginas si desde ese momento hubiesen intentado imitar al joven: compartir lo poco que tienes. El hambre no mataría. De acuerdo al informe de la ONUlos altos precios de los alimentos y la creciente pobreza y desigualdad impiden que unos 3000 millones de personas de todos los rincones del mundo tengan la posibilidad de alimentarse con una dieta saludable.

 

¡Gracias por compartir! 

 

 

Palabras del Papa Francisco

Con ese gesto Jesús manifiesta su poder, pero no de forma espectacular, sino como señal de la caridad, de la generosidad de Dios Padre hacia sus hijos cansados y necesitados. Él está inmerso en la vida de su pueblo, comprende los cansancios, comprende los límites, pero no deja que ninguno se pierda o falte: nutre con su Palabra y dona alimento abundante para el sustento. ÁNGELUS 2 de agosto de 2020.


Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 1-15

En aquel tiempo, Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos.
Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe:
–¿Con qué compraremos panes para que coman éstos ? (lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer).
Felipe le contestó:
–Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo.
Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro le dijo:
–Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero, ¿qué es eso para tantos?
Jesus dijo:
–Decid a la gente que se siente en el suelo.
Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: sólo los hombres eran unos cinco mil.
Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado.
Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos:
–Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie.
Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía:
–Este sí que es el Profeta que tenía que venir al mundo.
Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo.

Descripción de la pintura

La multiplicación de los panes y los peces

ANÓNIMO

Copyright de la imagen ©Museo Nacional del Prado 


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