Domingo de Resurrección (C). Felices Fiestas Pascuas, Cristo ha Resucitado, ¡Aleluya!

 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.


 La resurrección en la pintura de Piero della Francesca 




La resurrección de Cristo. (La Resurrezione). Piero della Francesca.



Domingo de Resurrección

Año litúrgico 2021 - 2022 - (Ciclo C)

 

 

Domingo, fiesta de la Pascua. Se celebra la Resurrección de Jesucristo. Este acontecimiento ha dado sentido al Antiguo Testamento, ha marcado para el mundo una nueva era, en aquel antes y después de Cristo. Ha influido en el gobierno, en las ciencias, en las universidades. Muchos pueden negar el acontecimiento de la Resurrección, pero no pueden negar a Cristo ni a su iglesia. El Cristo resucitado sigue impulsando un mundo más humano, fraterno en justicia y paz.

 

En setiembre del 2021 fuimos como en peregrinación a Città di Castello (Italia) para celebrar la Canonización “equipolente” de Margarita, realizada por el papa Francisco (24 de abril de 2021). El entusiasmo era grande por ir en grupo y conocer la región en la cual vivió la niña encorvada y ciega, abandonada por sus padres, educada por la caridad de una familia y catequizada por un sacerdote. Margarita, con una prodigiosa memoria recitaba los salmos y oraciones. En la misma región se encuentra la ciudad de Sansepolcro. Sansepolcro es un municipio de la provincia de Arezzo, en la región de la Toscana, en Italia, en algún momento también sufrió los daños de la guerra.

 

Ingresamos al museo de Sansepolcro, y por suerte caminaba junto a Alain, estudioso del arte. En el recorrido hacía algunos comentarios de las pinturas. Por coincidencia, al llegar a la pintura de la Resurrección, de Piero della Francesca, personalmente veía en el Cristo de ojos grandes a un soldado confiado en su propia fortaleza, con el pie sobre el sepulcro, como posando para un retrato histórico.

Luego, Alain, nos comenzó a comentar los puntos de enfoque, los rostros dormidos de los guardias, los ojos grandes y calmados del Cristo, el filo superior del sepulcro en forma de tina marca el mundo de los muertos y el de los vivos o los del cielo, las estaciones en el paisaje del fondo, las líneas imaginarias trazadas por el estandarte y el árbol ubicado en los tres cuartos derecho desde la mirada del espectador; etc.


Hoy, Alain, ha escrito 5 reflexiones durante el triduo pascual para acompañar a los religiosos, religiosas y laicos de la Orden de Predicadores que decidieron continuar en Ucrania, golpeada por la guerra con Rusia. Por esta razón me atrevo a compartir dicha reflexión, escrita originalmente en inglés por Alain Arnould, OP..

 

A mis hermanos y hermanas de la Familia Dominicana en Ucrania con motivo del 2022: Domingo de Pascua 

 

A lo largo de los años, mi apreciación de la obra maestra de Piero della Francesca ha variado. Cuando era estudiante, me asombraba su inteligente composición, sus brillantes colores y sus imponentes figuras.

 

Cuando vi por primera vez la obra in situ, la monumentalidad del fresco me impresionó mucho. El pintor italiano del Renacimiento había conseguido realizar una obra de arte que hacía que todo lo demás en la sala pareciera pequeño y que atraía la mirada del espectador hasta la profundidad del cuadro. Más tarde, empecé a preguntarme por las dimensiones teológicas de la obra. Este Cristo resucitado triunfante, sosteniendo firmemente el estandarte de la victoria, parecía tan humano. Con esta representación de un Cristo tan fuerte, poderoso y humano, era una representación muy renacentista de la resurrección.

 

En el cuadro de Piero della Francesca destaca el Cristo resucitado. Domina la composición y al espectador. Se le reconoce inmediatamente. El Cristo resucitado de Piero es, de hecho, sólo humano. Su divinidad ha cedido al Zeitgeist, si no fuera por su discreta aureola. Esto contrasta con las humildes evocaciones del misterio de la Pascua que habían prevalecido en los siglos anteriores: una tumba vacía, tres mujeres llevando hierbas a un sepulcro. Me pareció que esas representaciones medievales transmitían de forma mucho más sutil, profunda y respetuosa el misterio del acontecimiento. No todo es inmediatamente evidente cuando leemos sobre la resurrección. Ni los Apóstoles ni María Magdalena reconocieron de inmediato a Cristo resucitado. Por eso, para salvaguardar el complejo misterio de la resurrección, la contención de los artistas medievales parecía más pertinente que el carácter dominante de Piero.

 

A la luz de lo que ocurre actualmente en su país, he vuelto a pensar en esta obra maestra. Cuando pienso en lo que ocurre a su alrededor, me entristece ver cómo en estas regiones cristianas parece perderse uno de los fundamentos de nuestra tradición cristiana, es decir, que cada ser humano está hecho a semejanza de Dios, y que Dios vive en cada uno. Si esta es mi fe, ¿cómo es posible herir, matar u obligar a alguien a abandonar su hogar y su país de forma tan brutal? ¿Dónde está la comprensión de que cada ser humano tiene un valor inmensamente precioso y es digno de respeto? Por eso, cuando vuelvo a contemplar el cuadro de Piero della Francesca, pienso que su composición tiene algo muy pertinente que decir a nuestros tiempos. Cristo ha resucitado con sus heridas, con su humanidad. Al representarlo de forma tan prominentemente humana, el artista parece querer recordarnos que Dios consideró nuestra existencia humana tan preciosa a sus ojos que Cristo también resucitó en la carne. Así, el imponente Cristo resucitado de Piero parece decirnos: al igual que Dios respetó la vida y el sufrimiento de Jesús, ¡respetar la vida de los demás! Mirar a Cristo resucitado y dense vida en abundancia.

 

Cuando los consejeros de la ciudad de Sansepolcro se reunieron en la sala donde Piero pintó su fresco y contemplaron con asombro esta obra maestra, recordaron que Cristo había resucitado en la carne como expresión del amor de Dios por la vida humana. Para aquellos consejeros, la resurrección debía ser una inspiración para gobernar su ciudad. Que Cristo resucitado inspire también hoy a los políticos y a los responsables de la toma de decisiones a respetar la vida humana de los ciudadanos.

 

Queridos amigos de Ucrania, y ustedes que viven bajo las dictaduras de las cercanas Bielorrusia y Rusia, ¡el Señor ha resucitado de verdad! ¡Aleluya! ¡Que Él les conduzca a la paz! Que la luz de su Resurrección brille sobre nosotros, ¡y nos salvemos!

 

Palabra del Papa Francisco

 

“También nuestras miradas son incrédulas en esta Pascua de guerra. Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia. También nuestros corazones se llenaron de miedo y angustia, mientras tantos de nuestros hermanos y hermanas tuvieron que esconderse para defenderse de las bombas”

 

“Hoy más que nunca tenemos necesidad de Él, al final de una Cuaresma que parece no querer terminar. Parecía que había llegado el momento de salir juntos del túnel, tomados de la mano, reuniendo fuerzas y recursos. Y en cambio, estamos demostrando que tenemos todavía en nosotros el espíritu de Caín, que mira a Abel no como a un hermano, sino como a un rival, y piensa en cómo eliminarlo”

 

“Las heridas en el Cuerpo de Jesús resucitado son el signo de la lucha que Él combatió y venció por nosotros con las armas del amor, para que nosotros pudiéramos tener paz, estar en paz, vivir en paz. Mirando sus llagas gloriosas, nuestros ojos incrédulos se abren, nuestros corazones endurecidos se liberan y dejan entrar el anuncio pascual: «¡La paz esté con ustedes!»”

 Urbi et Orbi: ¡Dejémonos vencer por la paz de Cristo! La paz es posible. 17 de abril de 2022


Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: 
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.






Pintura:

Piero della Francesca (c 1415 – 1492)

Resurrection (c 1463) 225 x 200 cm
Museo Civico di Sansepolcro


 

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