Presentación del Señor y de la Vida Consagrada en el camino jubilar
“ La gracia de Dios estaba con él ”
Una pareja de judíos, José y María, peregrinan hoy hacia el templo santo para presentar a su Hijo Jesús. Forman una familia obediente a sus leyes religiosas, la novedad de lo tradicional va confirmando que su primogénito es el Hijo de Dios. Según la Ley de Moisés la madre es purificada y el hijo consagrado a Dios.
Año litúrgico 2024 - 2025 - (Ciclo C)
“Peregrinos y sembradores de esperanza”
En su peregrinación al Templo, después de 40 días del nacimiento de Jesús, María y José se encontraron con el anciano Simeón y con la profetiza Ana. Es un encuentro de personas que han tenido la experiencia de la acción del Espíritu Santo en su vida, no han vulnerado su esperanza de reconocer la presencia de Dios, el sentido de su vida tiene un horizonte, un sentido.
Así como ellos, existen hoy muchas personas que han purificado su vida, han ofrecido su existencia al servicio de Dios. Ellos siembran esperanzas en los hospitales, a los pobres, a las personas heridas en su interior, te acompañan con sus oraciones al Dios que todo lo puede, te presentan en el camino de reconciliación con un corazón limpio y contrito.
Jornada Mundial y Jubileo de la Vida Consagrada
Tiene sentido que hoy 2 de febrero se celebra a nivel universal la XXIX Jornada Mundial de la Vida Consagrada, bajo el lema “Peregrinos y sembradores de esperanza”. En el contexto del jubileo, esta jornada se celebra en dos momentos: 2 de febrero, en los propios países, avivando así un testimonio profético de fraternidad. Del 8 al 12 de octubre del 2025 se celebra en Roma, consagrados y consagradas podrán peregrinar a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, el paso de la Puerta Santa y el encuentro con el Santo Padre.
Constructores de paz
“Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz.” Simeón lo expresa con la fuerza de la fe, con la certeza del camino, con la convicción de lo más importante para la vida y su futuro. Si le pones una mirada gráfica, es la foto precisa del momento más esperado, ha tenido sentido lo que ha vivido y experimentado.
Entonces, los constructores de paz resuelven las guerras interiores y terrenas con la mirada fija en Jesús, en el Dios que vino en Navidad, que se acerca cada día para darte intuición, resolución, ilusión, amor. Es coherente el papa Francisco cuando pide a los hombres y mujeres consagrados: “acoger la gracia de ser portadores del anuncio de esperanza y constructores de paz, testimoniando con la vida que nadie está excluido de la misericordia de Dios”.
En este día de la presentación del Niño, después de los 40 días que hemos festejado Navidad, oremos por los consagrados y consagradas para que cada día construyan comunidad, tengan rostros felices, sean profetas, y se alejen de las tentaciones del poder y manipulación.
Oración del Jubileo
Padre que estás en el cielo,
la fe que nos has donado en
tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano,
y la llama de caridad
infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
despierten en nosotros la bienaventurada esperanza
en la venida de tu Reino.
Tu gracia nos transforme
en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio
que fermenten la humanidad y el cosmos,
en espera confiada
de los cielos nuevos y de la tierra nueva,
cuando vencidas las fuerzas del mal,
se manifestará para siempre tu gloria.
La gracia del Jubileo
reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza,
el anhelo de los bienes celestiales
y derrame en el mundo entero
la alegría y la paz
de nuestro Redentor.
A ti, Dios bendito eternamente,
sea la alabanza y la gloria por los siglos.
Amén.
Palabra del papa Francisco
Simeón y Ana son imagen y figura de esta espera. Ellos ven al Señor entrar en su templo e, iluminados por el Espíritu Santo, lo reconocen en el Niño que María lleva en brazos. Llevaban toda la vida esperándolo: Simeón, «que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel» (Lc 2,25); Ana, que «no se apartaba del Templo» (Lc 2,37).
Nos hace bien mirar a estos dos ancianos pacientes en la espera, vigilantes en el espíritu y perseverantes en la oración. Sus corazones permanecen velando, como una antorcha siempre encendida. Son de edad avanzada, pero tienen la juventud del corazón; no se dejan consumir por los días que pasan porque sus ojos permanecen fijos en Dios, en la espera.
(Homilía, 2 de febrero de 2024)
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40
Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Carta a la vida consagrada, presidentes de las Conferencias de Superiores Mayores
Mensajes Jornada Mundial de la Vida Consagrada
Libro gratis sobre el Jubileo 2025
Materiales para vivir mejor la JM de la Vida Consagrada
Sitio Web del Jubileo – Oración del Jubileo
Presentación en el Templo (también Presentación de Cristo en el templo) es un cuadro del pintor Fray Bartolomeo, realizado en 1516, que se encuentra en el Museo de Historia del Arte de Viena de Austria.
0 Comments