"Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto"
En este Domingo de resurrección los cristianos celebramos la alegría de la vida. La resurrección es fundamental y otorga sentido a la vida cristiana.
Domingo de Resurrección
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
La experiencia con el resucitado
En los últimos días he escuchado historias muy tristes como las muertes de algunas personas que caminaban llenas de ilusiones, con optimismo y esperanza. Ellas, como tú y yo, soñaban con un mundo diferente. Después de un tiempo de convivencia, de amistad, de cariño vertido, … de construir amistad y familia, y de pronto asoma la trágica muerte. Aquellos proyectos, aquellos sueños e ilusiones parecen finalizar.
Suena brutal que en medio de esta tristeza venga un terremoto; la mezcla de la pena con la decepción y el miedo, el sentimiento de impotencia, parecen dominar la escena de la vida, y toca correr veloz tras de una luz de esperanza.
Recordemos la historia de tres personas:
Son experiencias que pueden ser tuyas, porque todos nos reconocemos en el ENCUENTRO con los demás.
- Tú lo amabas tanto, era la única persona que dio luces a tu vida, te respetó como nadie en el mundo, te habló sin ningún interés, te miró con pureza y escuchó tus penas más íntimas. Nunca se avergonzó de tu pasado. Y esa persona, que era ya demasiado importante, de un día para otro, es torturado y matado de forma cruel e injusta. Entonces, tu mundo tiembla, quieres encontrarle en su tumba para seguir contándole tus miedos, tus debilidades; necesitas de una pista para creer en la vida.
- Tú fuiste llamado para ser su amigo, tu juventud era prometedora con esa gran persona. Te ganaste su amistad y su confianza. Tu juventud la estabas dedicando a profundizar en el auténtico amor, en la importancia del tiempo, en un lenguaje diferente. Con ese amigo has tenido experiencias fantásticas en el viaje a la montaña, junto a tu hermano Santiago. Ese amigo es como tu hermano, en los últimos momentos de su vida te pide que cuides a su madre. Sus palabras que le daban poder ahora parece que son una debilidad. Tú estás desesperado, su madre llora de manera inconsolable, tus amigos están huyendo. Y a pesar de tanta amistad, te das cuenta que no prestaste suficiente atención a las palabras de ese amigo. Ahora está en la tumba. Te han avisado que su cuerpo ya no está, y corres veloz a descubrir qué ha sucedido.
- Tienes un amigo, lo consideras un maestro, con este amigo has subido la montaña, has pescado en el mar, has caminado tanto, han hablado de un proyecto para liberar a tu pueblo. Estabas listo para luchar con él, sentías la angustia de la guerra, esperabas ya el inicio de la gran liberación. Ese maestro te ha regañado algunas veces, tú igual estabas a su lado, convencido de su fuerza, de su liderazgo, de ser el Salvador. Y de pronto, ese amigo ahora es capturado y no quiere iniciar la guerra, ni llama a su legión de ángeles, ni destruye al enemigo. Entonces, te preguntas cómo alguien que dominó las tempestades no puede dominar a unos soldados romanos. Cómo alguien que puede construir un templo en tres días no puede escaparse de sus captores, cómo ese liberador ahora pide paz. Estás decepcionado. Has dicho que él no es tu amigo. Esta mañana te han avisado que ese amigo está vivo, estás avergonzado, y ahora comprendes mejor su estrategia de liberación, de paz, de perdón, de enseñanza.
La tumba vacía:
No basta para creer que alguien está vivo. La tumba vacía es una preparación para encontrarse con el mismo Jesucristo.
Las deducciones lógicas tampoco son suficientes para descubrir que Cristo ha resucitado. Los razonamientos necesitan de la experiencia, pero de una experiencia personal, de una experiencia en la intuición de su corazón. Hay una sintonía de las mismas palabras de Cristo con la experiencia de la vida y la intuición o decodificación de la tumba vacía.
El Amigo les hace comprender a estos tres amigos: "¡Miren! Sus esperanzas no están enterradas. ¿Por qué tienen miedo? “no temas Pedro”, “no se queden dormidos”, “Serás pescador de hombres”, “Yo y mi Padre somos uno”, “ustedes son mis amigos” “resucitaré al tercer día”, … Ahora, todo tiene sentido.
Ahora, tu y yo, necesitamos de una mirada de fe. Necesitamos creer en el amor. Escuchar mejor la Palabra. Valorar la vida. La tumba genera decepción, la vida inspira esperanza. Las convulsiones de la vida pueden debilitar nuestra fe y allí necesitamos de esa mirada: "¡Vio y creyó!
Ver y creer en esta mañana de Pascua. Ahora podemos afirmar que Jesucristo ha resucitado, que este mundo es amado por Dios.
Y así, ves y crees, Dios está nuevamente en tu vida para escucharte, para llorar contigo, para reír, para superar tus angustias y sufrimientos.
Para ti también hay un sepulcro vacío, una resurrección, un encuentro. Junto a Dios nos disponemos a lo inesperado porque nos enseñó a esperar, nos disponemos a lo increíble porque nos regaló la fe, a entregarse al servicio porque nos amó hasta la cruz; a saber vivir porque nos mostró la muerte, a vivir junto a nuestros hermanos porque nos dio una comunidad, a vivir a plenitud porque nos enseñó la resurrección.
En este camino del resucitado, ¡Alegrémonos! ¡Celebremos! ¡Porque Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, aleluya!
Palabra del papa Francisco
"Porque cuando has olvidado ese primer amor, cuando has pasado por alto ese primer encuentro, ha comenzado a depositarse el polvo en tu corazón. Y experimentaste la tristeza y, como les ocurrió a los discípulos, todo parecía sin perspectiva, como si una piedra sellara la esperanza. Pero hoy la fuerza de la Pascua nos invita a quitar las lápidas de la desilusión y la desconfianza".
(Vigilia Pascual, 8 de abril de 2023)
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Pintura 🎨
Las mujeres en la tumba vacía, por Fra Angélico, 1437–1446.
0 Comments