“ Para que comprendan cuál es la esperanza a la que se les llama ”
Natividad de Jesús, de Botticelli (c. 1473-1475)
II Domingo de Navidad
Año litúrgico 2020 - 2021 - (Ciclo B)
En el silencio de la noche nace la Palabra,
El rostro de Dios en clamor de humanos,
entre las pajas de una estadística macabra,
y el feroz delirio de políticos herodianos.
La Palabra anunciada nace en la cuna improvisada,
mirando estrellas porque las puertas están cerradas.
Cual orfebre creador eterno en el seno de la tierra,
Recibe besos tiernos con aromas de mirra y ovejas.
Y la Palabra nace porque nace, vive para dar vida;
Tú, exprésala desde esa sed de amar y de eternidad.
Palabra creadora de esperanza, de perdón y bondad,
Que abrigue al carpintero, al nazareno, a la piedad.
Y la Palabra expresada en amor hace del tiempo eterno,
como el rayo o el pensamiento, existe, antes de sonar,
primero es sabiduría, experiencia, fe y discernimiento;
Signos del buen vivir, importantes metas por encarnar.
La Palabra es una semilla que germina en lo profundo,
En tu corazón; florece con gestos de buen samaritano,
Germina en tierra, sal y luz transformadora del mundo,
Aquel antídoto más justo, solidariamente más humano.
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
0 Comments