"Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo"
II Domingo de Cuaresma
Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)
La transfiguración de Jesús nos transporta al monte, en la parte alta, “más cerca del cielo” y nos imaginamos un evento digno de los mejores efectos especiales: la luz potente, las túnicas blancas, los grandes personajes de la historia bíblica, una voz en off y 3 discípulos estupefactos. Sucede como en los escenarios cinematográficos, construidos al detalle para 30 segundos de grabación. Pero, de seguro valen la pena, los 30 segundos de grabación, los pocos minutos de iluminación para toda la vida de los discípulos, "mas cerca de la tierra".
La transfiguración de los discípulos.
El susto y el gusto se prolonga en el silencio, lo que han visto va cocinándose en su capacidad reflexiva, en su intuición de fe. La aptitud de un discípulo es la de aprendizaje, de profundización interior en medio de los hechos. Bajar del monte de la transfiguración ya es un acto de aterrizaje, un volver de la realidad divina a la historia humana. Hubiese sido más interesante que los discípulos hablen con Moisés y Elías sobre el tema difícil de la resurrección de los muertos, aunque su sola presencia ya es la mejor explicación. Es como ver un pedazo del cielo con sus principales habitantes: la Santísima Trinidad, Moisés y Elías.
Los discípulos van descubriendo la auténtica figura de Jesús: su divinidad. Transfiguran sus dudas. Transportan su concepto de un líder salvador a un Mesías, de un maestro a un Hijo de Dios. Refuerzan en su mente y en su fe la existencia de la gloria divina. Ya no sólo ven al hombre Nazareno, contemplan al Hijo de Dios. Esa es la gran alegría que la espontaneidad de Pedro quiere encerrarlo en una tienda, como muchos quisiéramos perennizarlo en una foto. Pero Dios no ha venido para una espontánea e instantánea, sino para ofrecer la salud y la eternidad.
Mas allá del Storytelling de los discípulos
Para los discípulos, la transfiguración será inolvidable, la base sobre piedra de sus historias de fe, de aquellas que las generaciones futuras las adaptarán y las mantendrán vivas para enfrentar los miedos, la persecución, las dudas, etc.
- - Aquel hombre tenía la túnica sudada por el sol y el trajín del camino, pero al llegar al monte su rostro sudado brillaba como una luz intensa, su túnica amarillenta se volvió deslumbrante. Una voz desde una nube resplandeciente proclama: "Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él escúchenlo" (Mateo 17:5). Ese hombre no era sólo hombre, sino también Dios.
- - Aquella mañana subimos al monte, invitados por Jesús. En un momento nos dimos cuenta de que Jesús hablaba con Moisés y Elías. Moisés fue un liberador y Elías un profeta. El reflejo de la luz nos hizo ver que Jesús es el nuevo Moisés, el nuevo Elías. Moisés y Elías están vivos, existe un cielo.
- - Puedes contar tu historia personal. Cómo Dios ha ido transfigurando tu vida, cómo la ley es auténtica si ayuda al ser humano a ser libre, cómo la justicia debe acarrear la paz, cómo el cielo debe iluminar a la tierra. Cómo tu corazón ha ido encontrando alegría; tus anhelos, perseverancia; tus logros, humildad, tu vida pasajera con sed de eternidad.
Ahora que sabes del cielo, de la eternidad, de la Divinidad, ya puedes aterrizar tu vida y pensar, analizarla, transformarla, potenciarla. La experiencia de Pedro, Santiago y Juan fue no desmayar, ni desanimarse. El gran propósito de su vida será dar testimonio del Hijo de Dios y de la importancia de Dios para la felicidad y salvación de las personas.
Palabra del papa Francisco
“Necesitamos, pues, otra mirada, una luz que ilumine en profundidad el misterio de la vida y nos ayude a ir más allá de nuestros propios esquemas y de los criterios de este mundo. También nosotros estamos llamados a subir a la montaña, a contemplar la belleza del Resucitado que enciende destellos de luz en cada fragmento de nuestra vida y nos ayuda a interpretar la historia a partir de la victoria pascual”.
(Angelus, 28 de febrero de 2021
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.
Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.
Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía qué decir, pues estaban asustados.
Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:
«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».
De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.
Pintura 🎨
Transfiguración por Alexander Ivanov, 1824.
Aleksandr Andréyevich Ivánov (Александр Андреевич Иванов, San Petersburgo, 16 de julio de 1806 – ibídem, 3 de julio de 1858) fue un pintor ruso que adhirió a la menguante tradición del Neoclasicismo, pero encontró poca aceptación entre sus contemporáneos.
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