XIX Domingo del tiempo ordinario (B): Jesús es el Pan de Vida eterna

"… el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo"


“Yo soy el pan de la vida” es la misión de Jesús y se verá en la Última Cena. Jesús sabe que el Padre le pide no solo dar de comer a la gente, sino darse a sí mismo, partirse a sí mismo, la propia vida, la propia carne, el propio corazón para que nosotros podamos tener la vida. Esta es la experiencia de la Eucaristía, la mejor expresión del amor.

Última Cena

La Última Cena, de Tintoretto (1592-1594). Hay varias versiones del mismo tema por el mismo autor


XIX Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

Jesús encontró la forma de hacerse parte de nosotros en la Eucaristía. Nadie en el mundo por más amor que tenga puede convertirse en parte del cuerpo de la otra persona, en ser alimento real. 

 

Lluvia de críticas

Las críticas suelen venir de personas cercanas que presumen conocerte, exageran tus errores y minimiza tus logros. Lo cómico es que critican a tus espaldas las cosas ciertas, pero no saben toda la verdad. Es decir, las críticas te hacen visible, ser discutido, percibido, … es el rollo repetido que no quiere revelar el conocimiento y la verdadera valoración de las personas y los hechos. Por ejemplo, la vecina se embarazó, la familia y los vecinos comienzan a ver lo inmoral, los modales, revisan la crianza de los hijos, el futuro de la vecina, etc. Pero toda esa crítica no la aplican a sus propias historias. En este sentido, las críticas generan desconfianza, distanciamiento, incredulidad.

 

Críticas mal intencionadas

Las críticas venidas de los judíos a Jesús eran frecuentes, incómodas, mal intencionadas, una mina de muerte. Jesús, sin duda las enfrenta no con las mismas armas, sino como una oportunidad para educarlos, para atraerlos a la verdad. Que es hijo del carpintero es verdad, tienen razón los judíos, pero no la verdad global a la que se refiere Jesús. Destacan su raíz humana para afianzar su incredulidad, su tierra humilde para desautorizarlo. No quieren revelar la historia verdadera, acaso no saben de eventos como: su nacimiento en Belén, el niño de 12 años que deja maravillados a los sacerdotes en la sinagoga, el bautismo de Juan el Bautista, los milagros de sanación, etc.

 

Críticas u oraciones por las familias

Los judíos son caracterizados como los vecinos mal intencionados que se fijan en su origen humano, pero no en el divino. Los judíos ya es un término que no caracteriza por su origen sino por su crítica y negación constante. Esa actitud judía puede reflejarse en ti o en mí, mirar al padre carpintero y dejar de lado al Padre Dios, nombrar a los hermanos y no ver valores más grandes como el amor y el perdón para ser mejores hermanos, donde el vínculo sanguíneo es la mitad de lo que se necesita para amarnos como hermanos. Un hermano sin calidad humana usará el vínculo para petardear y romper la armonía familiar. 

 

De las familias salen los santos, por ejemplo, Santo Domingo tiene una madre Ana (Beata) y un hermano Manes (beato) como muestra de una familia que ama a Dios. La familia Ulma conformada por papá, mamá y 7 hijos, (incluido su bebé por nacer), polacos, ejecutados por los Nazis (1944), todos beatificados el 9 de setiembre de 2023.  

 

Enseñanzas más que críticas

Las críticas son una oportunidad para que Jesús les muestre el arroyo correcto del tema: les recuerda su historia en el desierto, la cercanía de Dios Padre en su historia, el maná que les sació el hambre.

 

Jesús les muestra con sus acciones y palabras que es un camino a mejorar la vida, a vivir con un propósito, a ser su salvador, a brindarles la vida eterna. Naturalmente, si continúan pensando sólo en que es hijo del carpintero no miran el cielo, la vida eterna es incomprensible sin Jesús.

 

Disculpen que he recorrido el camino de las críticas. Espero que el del Pan les resulte más sabroso.

 

Una ración de pan y una porción de fe

El pan se comparte con amor. Todo lo que exige el amor al dar y recibir. El pan alimenta, nutre; no faltará quien se queje de que le engorda, pero no dejará de comer el pan. Si nos quedamos sólo en el pan del horno quemamos nuestra fe, tenemos que ir al Pan de la Cruz, donde se hace cuerpo y sangre, allí se expresa el amor, la fe, realmente lo ven como el Hijo de Dios.

Sólo en este contexto se comprende la historia del amor de Dios por el pueblo judío, su venida por todos y su alimento eucarístico: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.

Andamos sin metas en la vida, mendigando un like, para presumir del pan que produce hambre, pero el pan de vida eterna es postergado, visto de reojo, criticado, reducido. Tenemos hambre, ojalá pudiéramos identificar que es hambre de Dios, del alimento para la vida de hoy y del mañana.

Palabra del papa Francisco

Yo soy el pan de la vida. Al menos una vez al día nos encontramos comiendo juntos; quizá por la noche, en familia, después de una jornada de trabajo o de estudio. Sería bonito, antes de partir el pan, invitar a Jesús, pan de vida, pidiéndole con sencillez que bendiga lo que hemos hecho y lo que no hemos conseguido hacer. Invitémosle a casa, recemos de forma “doméstica”. Jesús estará en la mesa con nosotros y seremos alimentados por un amor más grande.

La Virgen María, en la cual el Verbo se ha hecho carne, nos ayude a crecer día tras día en la amistad de Jesús, pan de vida.

(Angelus, 8 de agosto de 2021)

 

Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 41-51

En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»

Jesús tomó la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.

Y yo lo resucitaré en el último día.

Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.

Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.

No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.

Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

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