XXI Domingo del tiempo ordinario (B): Eucaristía, pacto eterno

Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios 

Eucaristía, vida eterna, ¿De dónde surge la incredulidad? ¿Por qué el rechazo a Jesús? Hoy también la Eucaristía o el mismo Jesús causa escándalo. Su carne y su sangre nos pone en crisis.

 

Última Cena


XXI Domingo del tiempo ordinario

Año litúrgico 2023 - 2024 - (Ciclo B)

 

Pactos humanos

Hay pactos en nuestra vida. Tenemos pactos como el matrimonio, solemne, estricto y condicional entre dos personas. Cada parte debe cumplir lo pactado. Por ello, para asumir la responsabilidad del pacto se busca comprobar la conciencia de las obligaciones, su comprensión y su voluntad libre para cumplirlas. Por ejemplo, Dios hace acuerdos con Noé, Abraham, Moisés. Los mandamientos son un pacto entre Dios y su pueblo.

 

Tienes un pacto con el pago de servicios básicos en casa, como también lo tienes con cada uno de quienes te rodean. Eres libre de cumplirlos. Y también no eres libre de cumplirlos. Si no pagas la energía, te la cortan. No es obligatorio pagar el teléfono, pero te quedas sin datos. Eres libre para comer chocolates y caramelos, pero la diabetes te puede abordar. Entonces, son pactos para asegurar el único final, aunque los caminos sean distintos. 

 

Romper los pactos

Si quieres que las cosas funcionen debes cumplir los implícitos de un pacto. Por ejemplo: no puedes unirte en matrimonio si no amas; exiges respeto porque respetas; quieres ser valorado cuando valoras; la ley de oro: ‘no hagas a otro lo que no quieres que te hagan’; dale amor a tus hijos para que tus nietos te amen. Pero lo triste es transgredir: la infidelidad, la idolatría, atentar contra los derechos humanos, etc. 

 

Para evitar las rupturas es importante aclarar el sentido de las palabras. Por ejemplo: los panes multiplicados son la imagen de la generosidad de Jesús. El hambre saciado por el pan fue la gran experiencia del día; pero Jesús quiere darles la experiencia para toda la vida, el pan que sacia hambres existenciales. He allí la primera dificultad: quieren el pan del día, pero sin compromiso, la existencia efímera. Comemos y nos despedimos. “Comida hecha, amistad desecha”.  

 

Jesús busca llevarlos más allá del asistencialismo, a un escenario de la vida actual y futura. Insiste en la vida eterna, pero en su auditorio existen quienes se burlan, entran en contradicciones o se van. Quieren comer un pan, pero no pensar cómo saciar el hambre del mundo. Varios rompen el pacto al ver la misión, la obligación, las ganas de cambiar un mundo hambriento, unos estómagos ruidosos por el sin sentido. En este punto, el egoísmo es insostenible y prejudicial, y, por tanto, empoderar desubicados, burbujas, islas, auto-referenciales, pobres con plata. Pero, los años pasan y la vida es más que un estómago, también es corazón, cerebro y alma, se necesita del yugo llevadero y carga ligera.


La carne o la vida cotidiana, se necesita de asertividad para resolver los problemas encarnados, se necesita del espíritu de Dios.

 

Pacto eterno

El sentido de la vida es miserable ya no por la falta de pan sino de fe. Y la fe no es un acto intelectual ni un acto de solidaridad. En la multiplicación de los panes las estadísticas de Felipe diagnostican una esquina del problema, pero no plantea soluciones; varios tenían el pan bien guardado para comerlo a escondidas, pero como comer es más que llenar el estómago regresaban por más, insatisfechos. ‘La comida en la mesa del egoísmo causa gastritis’. La solidaridad despertaba por Jesús en aquellos corazones miserables fue el gran milagro. En este sentido no perdemos la esperanza, que Jesús nos haga solidarios.

 

La buena voluntad es el inicio del camino. El objetivo del pacto eterno requiere de más: la fe, el amor a la misión, el entusiasmo por darle sentido a la existencia, asumir que el camino es más fácil cuando es comunitario, saber convivir es ya un acto caritativo para superarse así mismo. ¿Por qué teniendo la oferta de la vida eterna como pan caliente algunos la ven como palabras duras y escapan?

 

Así como sería escandaloso que a tu hijo le dieras de comer sólo dulce y provocarle una enfermedad, así también resulta escandaloso que Jesús sea el verdadero Pan bajado del cielo. La crisis que un hombre solo no puede gestionar es la de la fe, porque Dios Padre es el único que la concede. El hombre no puede acudir a sí mismo, sino a Dios.

 

Finalmente, eres libre de elegir el pan que te sacia hoy, o el que quiere saciar tus hambres existenciales. El pacto eterno es ponerte en las manos de Dios y pedirle que sea generoso y te despierte la fe. Jesús les dice que son libres de marcharse, pero que al final no hay otro camino, explicado por las palabras de Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios»

 

¿Si Jesús tiene palabras de vida eterna por qué andamos recorriendo laberintos?

 

Palabra del papa Francisco

Hoy también la revelación de Dios en la humanidad de Jesús puede causar escándalo  y no es fácil de aceptar. Esto es lo que san Pablo llama la "necedad" del Evangelio frente a quienes buscan los milagros o la sabiduría mundana (cf. 1 Co 1, 18-25). Y este "escándalo" está bien representado por el sacramento de la Eucaristía: ¿qué sentido puede tener, a los ojos del mundo, arrodillarse ante un pedazo de pan? ¿Por qué debemos comer este pan con asiduidad? El mundo se escandaliza.

 

(Ángelus, 22 de agosto de 2021)

 

Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús, dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».


L'Ultima Cena di Daniele CrespiPinacoteca di BreraMilano 

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