Dar la vida

Más que un viaje de aventura

Confieso que me gusta la aventura, pero no es una aventura al azar, cuando uno quiere hacer un viaje prepara pasajes, comida, hospedaje y otros asuntos. Jesús pone el “parche” inmediatamente y dice que seguirle es una aventura que no tiene asegurada ni la comida ni un lugar para reposar la cabeza. Sin embargo, si las zorras que son animales tienen madrigueras, seguramente la persona humana podrá ser cobijada, de hecho cada día tenemos vida y todo lo que somos beneficiarios.

Si en el viaje algo sale mal, pido a la empresa que me devuelva o repare sus carencias, a veces sin éxito porque la empresa también trabaja sobre seguro. En cambio en el camino de Jesús no hay que dar vuelta, pide decisiones firmes. Su empresa es de emprendedores, lo dan todo. Jesús, no va contra el gran mandamiento de cuidar a los padres o familiares, sino de darles el lugar que se merecen y tener uno mismo el lugar que Dios quiere para la vida. ¿Acaso no es cierto que el casado casa quiere?

Ahora, podemos comprender que ser parte de la iglesia como se es de un club social, aunque sea de aquellos que realizan actividades de apoyo social, es más que vestir una camiseta, es dar la vida y sin restricciones. Se sigue a Jesucristo en todo instante, no en tiempos libres, ni por representatividad o relaciones sociales.

Un viaje deja el recuerdo de momentos que evocaremos toda la vida, seguir a Jesús es vivir cada momento evocando la experiencia del Señor de la vida, hoy y mañana, y siempre porque es un viaje más allá de la misma muerte.

El desafío del cristiano está latente, la tolerancia es mejor que el fanatismo, la disponibilidad permite al corazón generoso superar la pereza y las comodidades, la persona perseverante no se deja enredar por aspectos secundarios de la vida regalada y dedicada al servicio. Jesús nos desconcierta, pero su Palabra siempre acierta. La vida es más que un viaje de placer, es una entrega total.

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